Alarma en Chubut: el río baja y crece la preocupación en una de las zonas agrícolas claves de la Patagonia

El bajo caudal del río Chubut en pleno invierno encendió las alarmas en sectores productivos y sociales del Valle Inferior, una de las zonas agrícolas clave de la Patagonia. La situación preocupa por su posible impacto en el abastecimiento de agua para riego y consumo humano.
Productores locales manifestaron su inquietud por el escaso nivel del río y la que consideraron como una alta erogación desde el embalse Florentino Ameghino, que regula el flujo hacia ciudades como Trelew, Dolavon y Gaiman.
El Instituto Provincial del Agua (IPA) intentó llevar tranquilidad al asegurar que, pese a las advertencias, el nivel del embalse se encuentra dentro de los parámetros normales para la época.
Según datos oficiales, el caudal actual ronda los 147 metros cúbicos por segundo, una cifra que supera las marcas más críticas registradas en años de sequía extrema, como 1988 o las temporadas 2021 y 2022.
Gestión del agua y preocupación creciente en el Valle Inferior
En época de riego, la erogación promedio desde el Florentino Ameghino es de 33 metros cúbicos por segundo, de los cuales unos 25 se destinan al sistema de riego del Valle Inferior. Si bien las autoridades aseguran que las operaciones son regulares, productores de la región temen que el descenso anticipado del caudal comprometa las reservas de agua para los próximos meses.
El IPA organiza reuniones periódicas con productores y autoridades municipales para monitorear la situación y garantizar la comunicación fluida sobre el estado del río y el manejo del embalse. Sin embargo, la incertidumbre persiste entre los sectores agrícolas, que ya presentaron notas formales solicitando controles y medidas preventivas.
El temor es que la combinación de bajas reservas y alta demanda en primavera y verano genere un escenario crítico para la producción regional y el abastecimiento de agua.
Factores que pueden reducir el caudal de un río
La disminución del caudal de un río responde a diversos factores naturales y humanos. Uno de los principales es la falta de precipitaciones en la cuenca de aporte, un fenómeno cada vez más frecuente por la variabilidad climática y los cambios en los patrones de lluvias.
Otro factor relevante es la gestión de los embalses y represas, que regulan el flujo para riego, generación de energía o consumo humano. Si las erogaciones no se ajustan al equilibrio entre demanda y reposición, el caudal río abajo puede verse afectado.
Además, la sobreexplotación de acuíferos y la captación de agua para uso agrícola o industrial pueden reducir el aporte natural al cauce. La deforestación y el cambio de uso del suelo también impactan en la capacidad de retención y liberación gradual del agua por parte de los ecosistemas.
La suma de estos factores, combinada con periodos de sequía, puede llevar a escenarios de bajante prolongada, con efectos negativos en la biodiversidad, la agricultura y las comunidades ribereñas.
Cuidar el recurso hídrico, una prioridad ambiental
El agua es un recurso limitado y esencial para la vida. Su gestión responsable es fundamental para garantizar la seguridad hídrica de las comunidades y la sostenibilidad de las actividades productivas.
El monitoreo constante de los caudales y la implementación de prácticas de uso eficiente del agua resultan claves, especialmente en regiones como la Patagonia, donde los ríos cumplen un rol vital en la economía local.
La protección de las cuencas, la recuperación de humedales y la regulación adecuada de los embalses deben formar parte de una política hídrica integral que contemple tanto las necesidades humanas como las del ambiente.
El desafío es equilibrar producción, consumo y preservación, para que ríos como el Chubut sigan siendo fuente de vida y desarrollo sin comprometer su futuro.
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