EL CASO DEL JUEZ TRIGLIA

Causa 1.280/2001
Imputado: Manzano, José Luis; Vila, Daniel Eduardo; Casero, Luis María; Micozzi, Silvio Marcelo.
Delito: Defraudación.
Víctima: Lagos, Carlos María Amadeo. Stuka SA.
Fecha de inicio: 17 – 12 -01.
A horas nada más del estallido social que generaron las políticas de ajustes del gobierno de Fernando De La Rúa, dejando un tendal de casi cuarenta personas asesinadas en las principales ciudades de la Argentina incluso antes de la declaración del estado de sitio, se iniciaba esa causa judicial que iba contra el corazón del poder de los multimedios, es decir la concentración de muchos medios de comunicación en pocas manos.
Era en Rosario, la ex ciudad obrera, portuaria, ferroviaria e industrial.
Desde 1997 el Grupo Uno, de los hermanos Vila y el ex ministro del Interior del menemismo, José Luis Manzano, había desembarcado en Rosario. En este casi cuarto de siglo que separa el inicio de sus actividades al presente, el poder del consorcio aumentó de manera fenomenal.
Pero en aquellos días finales de 2001, un juez digno se animó a denunciarlos. Carlos "el Negro" Triglia fue un juez de instrucción de la provincia de Santa Fe que se animó a denunciar, investigar y procesar a los empresarios de un multimedio que desde que llegó al territorio inició la era de la noticia obediente.
Solamente puede publicarse aquello que no afecte los negocios y las relaciones de los gerentes y del grupo. Las trabajadoras y los trabajadores de prensa fueron las primeras víctimas con un crecimiento vertiginoso de enfermedades de las distintas formas de censuras explícitas o implícitas.
Pero es la sociedad santafesina en particular y la argentina en general las que deberán plantearse, de una buena vez, qué hacer con quiénes manipulan sus cabezas y sentimientos de acuerdo a los negocios de pocos, muy pocos.
Triglia murió de un cáncer pero su enfermedad estuvo agravada por la persecución empresarial, mediática y política del que fue blanco por haberse atrevido a investigar al denominado Grupo Uno – Vila – Manzano.
Era un juez que tenía el orgullo de haber sido un delegado sindical en una de las grandes fábricas del Gran Rosario en plena noche carnívora del terrorismo de estado y que, además, conocía la realidad existencial de las villas y los barrios de la región.
Estaba comprometido con lo social y por eso fue consecuente con el reclamo por mejores condiciones de detención para presas y presos en las comisarías y los penales de la provincia. Su historia de vida pública sintetiza la metamorfosis de una región que era obrera, industrial, portuaria y ferroviaria en una geografía de servicios, lavado de dinero, negocios inmobiliarios y precarización laboral.
Semejante transformación tuvo episodios de tensión social muy marcados como en mayo de 1989 y diciembre de 2001.
