EL DETENIDO - DESAPARECIDO

15.08.2025

En El detenido-desaparecido. Narrativas posibles para una catástrofe de la identidad, Gabriel Gatti toma parte en esta discusión. El objeto de su análisis es la figura del desaparecido, o más específicamente, los efectos de esta figura en el entramado social.

El desaparecido es, como ya ha sido descrito a lo largo de la abundante bibliografía sobre las dictaduras del Cono Sur, un muerto–vivo, ni ausente ni presente, lo que se estabiliza como algo inestable, una figura inasible, un espacio vacío o el vacío mismo. ¿De qué manera, no ya la violencia extrema de la dictadura, sino esta figura específica del desaparecido, afectó el lenguaje, entendido como logos o sentido? Para Gatti, esta figura provocó –provoca– una "quiebra del sentido", una catástrofe que altera radicalmente el lenguaje y la identidad.

Gatti sitúa, además, la modernidad en el contexto latinoamericano: los diversos proyectos civilizatorios llevados a cabo en América Latina muestran dos discursos complementarios: por una parte, el de la creación ex–nihilo de la sociedad, por otra, el de la eliminación de lo que sobra en ella, la desaparición o domesticación de lo disfuncional, lo incómodo, lo conflictivo. La culminación — perfecta— de esa necesidad de eliminar lo disfuncional, es la desaparición llevada a cabo por las últimas dictaduras en el Cono Sur.

Gatti propone una pregunta interesante al respecto, aunque no la desarrolla: ¿cómo comprender que el objeto al que se aplicó la desaparición forzada sea el producto más logrado del trabajo civilizatorio, los individuos racionales e ilustrados —los más ilustrados—con carta plena de ciudadanía?

"La maquinaria desaparecedora", analiza el desaparecido como un nuevo estado del ser, "un cuerpo separado del nombre, una conciencia escindida de su soporte físico, una identidad sin tiempo y sin espacio" (53). La violencia que esta figura ejerce sobre el lenguaje hace que éste alcance su propio límite. En contra de quienes sostienen que el lenguaje es incapaz de nombrarlo, o quienes deciden usar el mismo lenguaje para nombrar, Gatti propone la construcción de un nuevo lenguaje que se adapte a esta figura.

Estas narrativas serían, de acuerdo a Gatti, propias de períodos de transición y están dominadas por un mandato: el de la memoria. La integran dos grupos: por un lado, la serie de técnicos que buscan reconstruir el escenario sustraído de la dictadura: los arqueólogos que reconstruyen las ruinas de los centros de detención; los archiveros que buscan reponer la acción del estado clandestino a través de los restos del registro burocrático; los antropólogos forenses, intentando devolver la identidad a los cadáveres NN; los psicólogos, queriendo restañar las heridas del trauma. Por otro lado, los organismos de derechos humanos que gravitan alrededor de Abuelas de Plaza de Mayo.

Dichos organismos basan su programa en una definición conservadora de la identidad: asociándola al origen y la genética, ésta se vuelve sólida, fija, y unívoca.

Este trabajo minucioso de recomposición es, sin dudas, políticamente necesario, pero en la hipótesis de Gatti es también, en cierto modo, infiel o injusto con lo sucedido: otorga una materialidad a los hechos de la que éstos carecen.

El libro de Gatti deja al lector con una pregunta abierta: ¿cuáles son las narrativas posibles para hablar del desaparecido? Si las narrativas de sentido pleno no son la mejor opción, las segundas aparecen sólo indicadas, referidas: son deseadas más que ampliamente constatables. No es porque no existan ya –de hecho, se menciona en el libro la película "Los rubios", de Carri, como uno de los ejemplos—, sino porque el libro de Gatti deja al lector con la sensación de que esas narrativas, esa exploración del sin sentido, es aún una tarea pendiente. Y esta es una tarea que no sólo concierne a alguien que ha sido directamente tocado, sino a cada miembro de la sociedad. En su propuesta más optimista, la negatividad de la figura del desaparecido se revierte y se vuelve una figura paradigmática, útil para pensar "todo aquello que se imagine como extraño e informe" (158).

El libro de Gatti resulta, en su conjunto, es un libro que se destaca dentro de la abundante bibliografía sobre las dictaduras del Cono Sur, interpelando al lector con una voz personal. Para quienes no estén familiarizados con el tema constituye una síntesis de los principales actores e ideas debatidos en el campo; para quienes sí lo están, aporta interesantes líneas para pensar, especialmente las producciones más actuales.