A contramano y a toda velocidad

25.11.2025

El Gobierno profundiza una línea de desregulación y apertura en un contexto ya tensionado por la avalancha de importaciones y la falta de instrumentos de protección a la industria.

"La mejor política industrial es la que no existe". La frase del secretario de Coordinación de Producción, Pablo Lavigne, desató una rápida ola de críticas entre economistas y especialistas en desarrollo productivo, que advirtieron que el Gobierno profundiza una línea de desregulación y apertura en un contexto ya tensionado por la avalancha de importaciones y la falta de instrumentos de protección a la industria. Según los especialistas consultados, esta idea va a contramano de las estrategias que hoy predominan a nivel global.

En una charla organizada por Juan Carlos Hallak y Andrés López, en representación de la casa de estudios y el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), Lavigne defendió la apertura comercial impulsada por el Gobierno, la desregulación y la menor presencia del Estado en la economía. "Dado el dinamismo del sector privado y la Inteligencia Artificial, el Estado siempre lo corre de atrás", afirmó, para luego sostener que "la mejor política pública es la inexistencia". El mensaje pareció responder, de manera lateral, a los planteos recientes del CEO de Techint, Paolo Rocca, quien en la conferencia anual de la UIA alertó por el aumento de las importaciones de heladeras y lavarropas en medio de la baja de aranceles y un tipo de cambio que incentivó compras externas por 9.500 millones de dólares en diez meses. Rocca insistió en la necesidad de una "política industrial", de una "apertura racional" y de una "estructura productiva fuerte", un enfoque que colisiona con la posición expresada por el funcionario.

Lavigne profundizó su postura al cuestionar la capacidad del Estado para sostener políticas de desarrollo. Aseguró que "hay una sobreestimación de la capacidad estatal", reivindicó la estabilidad macroeconómica y la desregulación como prioridades, y minimizó el rol de organismos como el INTI y el INTA. También consideró que la formación de capital humano es un asunto que debe quedar casi exclusivamente bajo la órbita educativa y sostuvo que abrir mercados "no es una política productiva", sino una condición para competir frente a países con sistemas tributarios más simples. Durante la charla, compartida con gobernadores y exfuncionarios como Horacio Rodríguez Larreta y Rogelio Frigerio, la discusión evidenció tensiones entre las visiones que reclaman apoyo estatal y la que promueve un Estado reducido a coordinación macroeconómica y negociaciones comerciales.

Reacciones

Las reacciones a esas definiciones no tardaron en aparecer. Daniel Schteingart, doctor en Sociología y magíster en Sociología Económica, sostuvo que el planteo de Lavigne se ubica en el sentido opuesto al rumbo que adoptaron las principales economías del mundo. "Es una frase a contratiempo del mundo, donde se da un resurgimiento de la política industrial", afirmó. Para el investigador, los países volvieron a apostar a la intervención porque consideran que la estructura productiva es determinante para la riqueza, la seguridad nacional y la disputa tecnológica. Recordó que "China se llevó puesto a Occidente de la mano de muchísima política industrial" y que tanto Estados Unidos como potencias regionales, entre ellas México y Brasil, desarrollan estrategias activas. "Argentina va a contramano de eso", concluyó, y marcó que apertura y política industrial pueden coexistir sin excluirse.

En la misma línea se expresó Marco Meloni, vicepresidente de la Fundación ProTejer, quien contrastó la frase del funcionario con las prácticas de las dos economías más grandes del planeta. Para Meloni, "las dos principales potencias mundiales están en contra de la frase de Pablo Lavigne". Recordó que China diseñó un programa industrial desde el período posterior a Mao y subrayó que Estados Unidos retomó una agenda industrialista durante la presidencia de Donald Trump. El mensaje central fue que la intervención no es un rezago del pasado, sino un componente estratégico del presente económico global.

Por su parte, el exdirector del Banco Central Jorge Carrera advirtió que "el mundo de la apertura global generalizada ya no existe, ni en lo político ni en lo económico". Según Carrera, es dudoso cuánto comprende el Gobierno esta nueva configuración. Al interpretar la respuesta de Lavigne a los planteos de Rocca, señaló que "parecería que sigue mirando por el espejo retrovisor", desconociendo que la competencia internacional actual se estructura en torno a países que invierten, protegen sectores sensibles y utilizan al Estado como articulador de tecnología, financiamiento y escalamiento productivo.

En paralelo a estas declaraciones, el Gobierno avanzó con el cierre de la Secretaría Pyme, la eliminación de programas de crédito productivo y recortes presupuestarios en organismos técnicos como el INTI, el INTA y el Conicet.

Fuente:

https://www.pagina12.com.ar/2025/11/24/a-contramano-y-a-toda-velocidad/