Argentinos baten récords de compra de dólares y preocupa la tendencia rumbo a las elecciones

El balance cambiario de junio mostró un quiebre en la seguidilla de déficits, gracias a la exportación sojera. Pero sube la demanda de dólares para ahorro
Los indicadores que difundió el Banco Central confirman lo que todos sospechaban: que los argentinos no necesitaban que Toto Caputo les diera el célebre consejo: "compra campeón, no te la pierdas". Ya antes de la famosa frase, se habían volcado con entusiasmo al viejo deporte de adquirir billetes verdes, a un ritmo creciente.
Es así que en junio los minoristas adquirieron dólares por u$s4.357 millones, contando las compras netas de billetes en los bancos por u$s2.020 millones y otras salidas netas de divisas por u$s2.308. La cifra implica una suba de 25% respecto de mayo -el primer mes completo sin controles cambiarios-, que a su vez había sido superior en 59% a abril.
El BCRA estimó que un millón de personas compraron divisas en el sistema bancario, un nivel similar al que se había registrado en mayo.
Para tener la dimensión del nivel de compras al que se abocan los ahorristas, antes del levantamiento del cepo la suma raras veces superaba los u$s200 millones, dadas las restricciones vigentes para operar por ventanilla.
Esto da la pauta del traspaso masivo de pequeños ahorristas que antes adquirían el blue en las "cuevas" del microcentro y ahora realizan su compra de manera legal en el sistema bancario.
Si se consideran los días hábiles, entonces el promedio diario de compra está en torno de u$s200 millones diarios, una cifra que no se veía desde la crisis cambiaria de fines de 2020, que obligó a Alberto Fernández a cerrar casi por completo la "cuota" de dólares que aún quedaba abierta para los compradores.
Dólar: un respiro gracias a la soja
Además de las compras en ventanilla, hay otro dato que suele complicar la estabilidad cambiaria: el rubro "Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta" dejó una salida neta de u$s863 millones, lo cual confirma que la tendencia es creciente, aun cuando se trate de meses considerados como "de baja temporada".
Aun con semejante aumento en la demanda de dólares, el gobierno igual tiene un motivo de festejo: después de un año de saldo deficitario en la cuenta corriente, finalmente tuvo un mes con números positivos.
El saldo dio un superávit de u$s2.158, algo que era previsible porque junio era el último mes con rebaja de retenciones para las exportaciones agrícolas, y se acumuló un gran volumen de venta.
Sólo por el rubro de oleaginosas y cereales hubo un ingreso de u$s3.640 millones, a lo que se suma u$s929 de exportaciones no agrícolas. Además, hubo un ingreso de servicios de profesionales argentinos con clientes en el exterior, que dejaron u$s367 millones.
Si bien Toto Caputo y su equipo han venido sosteniendo que, en realidad, un déficit de cuenta corriente no es motivo de preocupación, sino que es el síntoma de que la economía hace muchas importaciones para seguir creciendo, lo cierto es que la cifra de junio implica un alivio desde el punto de vista político.
Y es probable que una situación similar se repita en julio, dado que se estima que el aporte del campo a la economía será superior a los u$s4.000 millones. Esto le da margen de negociación al gobierno ante el Fondo Monetario Internacional, que en su último reporte había insinuado con claridad que no compartía la despreocupación del gobierno respecto del déficit en la cuenta corriente.
En ese informe se sugiere que, considerando su débil cobertura de reservas y sus dificultades de acceso al mercado financiero internacional, debería contar con un superávit de cuenta corriente de 1,4% del PBI, como forma de evitar eventuales turbulencias.
El consejo contrasta con el pronóstico de un déficit en torno de 2% de la cuenta corriente para este año, junto con un saldo de balanza comercial que adelgaza a una velocidad preocupante. Hablando en plata, el superávit de cuenta corriente que sugiere el FMI se ubicaría en torno de u$s10.000 millones, mientras que en la primera mitad del año se acumuló un rojo de u$s2.647 millones.
¿Es "fuga" o son los dólares del colchón?
Pero la preocupación del mercado está puesta en el segundo semestre, porque mientras la expectativa es que la cuenta corriente volverá a deteriorarse por una disminución en la exportación del agro, la demanda de dólares en la cuenta capital seguirá siendo intensa. Una mezcla de expectativas económicas y de ruido político preelectoral exacerban la disposición de los argentinos por acumular billetes verdes.
Como siempre, el Banco Central se ocupó de hacer aclaraciones en el sentido de que la situación no es tan grave como puede parecer a primera vista. Su argumento es que muchos de los dólares que son adquiridos por los ahorristas quedan depositados en el sistema bancarios, y que muchos son usados para cancelar deudas con tarjeta de crédito en dólares.
En otras palabras, aclara que no se debe confundir la demanda de divisas con la formación de activos externos -lo que popularmente se conoce como "fuga de capitales"-.
"De forma similar, en cuanto a los egresos por divisas, en parte pueden transarse posteriormente en el mercado de valores y ser destinados a la cancelación de pasivos con el exterior (por ejemplo, para pagos de deuda comercial o financiera externa o utilidades y dividendos)", observa el informe del BCRA.
Y, en lo que respecta a los gastos por turismo y compras con tarjeta de crédito, una vez más se aclaró que el 70% de esos dólares son sacados del "colchón" y que, por lo tanto, el impacto del rubro turismo en la cuenta corriente es mucho menor de lo que suele suponerse.
Es más, hasta ve un costado positivo en esa operatoria de los turistas, porque indica que esos fondos con los que se compran los pasajes son recibidos por los bancos, con lo que en definitiva terminan fondeando al mercado de cambios.
Dólar: la polémica se agrava
No es casual que se ponga énfasis en estas puntualizaciones: ya el mes pasado, el impacto de las cifras de compra de billetes y de salida de divisas por turismo llevaron a críticas políticas -entre las que sobresalieron las de Cristina Kirchner- en el sentido de que el modelo económico se encaminaba a una crisis por escasez de divisas.
La polémica está lejos de disiparse, dado que, contrariamente a lo que argumenta el ministro Caputo, no son las maquinarias y los insumos de la industria los rubros que marcan la aceleración de las importaciones.
En la balanza comercial de mayo, las categorías de mayor velocidad de crecimiento son los productos para consumo final y los automóviles, cuyas importaciones suben, respectivamente, a un ritmo interanual de 90,9% y de 248,5%.
Esos dos rubros sumados ya representan un 22% de las importaciones totales, superando a los bienes de capital, que tienen una participación de 19%. Hace un año, los bienes de consumo y los autos, sumados, apenas representaban el 14% de la "torta" importadora.
Y, lejos de la recomendación del FMI sobre que las reservas tienen que conseguirse sobre la base de un holgado superávit comercial y no sobre los préstamos volátiles de inversores externos, las proyecciones comerciales van empeorando.
Lo demuestra la encuesta REM en la que participan los principales bancos y consultoras. A inicios de año esperaban un superávit superior a u$s12.000 millones, pero mes a mes las estimaciones se han ido retocando a la baja, de manera que la proyección actual es de un "flaco" saldo comercial de u$s6.000 millones.
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