Ricardo López Murphy: "Si el peronismo no acompaña el pago de las deudas, el Gobierno no accederá a los mercados"

El diputado espera un gesto por parte de la oposición para alejar fantasmas de default. Su diagnóstico sobre la volatilidad en los mercados.
Por Nazarena Lomagno
Ricardo López Murphy, diputado nacional y actual candidato a la reelección bajo el sello Potencia, entiende que la fuerte volatilidad en el mercado financiero se explica por un problema estructural del programa económico: la falta de "holgura" externa, fiscal y monetaria desde el comienzo del mandato. "Creo que la clave de ese programa era recomponer el sector externo en reservas y en superávit en cuenta corriente", remarca el economista en una charla con Ámbito y sostiene que el Gobierno "nunca supo explicar la situación heredada".
Asimismo, no le asigna alta probabilidad a la entrega de un crédito por parte del Tesoro norteamericano, y asegura que para recomponer el crédito en Argentina, el peronismo debe mostrar voluntad de pago. "Si Taiana, Kicillof y Recalde salieran a decir que buscan un presupuesto superavitario y cumplir con las deudas, tendría un impacto muy grande", expresa el diputado.
Por otro lado, López Murphy considera que un gesto de aproximación del Gobierno a la oposición debe ser reconocer que se equivocaron "en el trato al Congreso en las formas y las propuestas". A continuación, la entrevista completa con el diputado nacional, en diálogo con este medio.
Periodista: ¿No le parece que el malestar en el mercado financiero se precipitó estos últimos días?
Ricardo López Murphy: No, yo veo una cosa más estructural. Desde el inicio del Gobierno hubo grandes dificultades con el crédito, es decir, con el acceso a los mercados internacionales y con la necesidad de acumular reservas. La situación heredada era catastrófica, extraordinariamente catastrófica, y el Gobierno nunca la supo explicar. Requería un programa de mayor envergadura que el que se llevó adelante. Creo que la clave de ese programa era recomponer el sector externo en reservas y en superávit en cuenta corriente. Argentina carece de mercado de capitales, carece de acceso al crédito por el gobierno anterior, por los defaults, por las confiscaciones de depósitos. Nuestro país tiene una historia terrible. Dada esa historia, los programas en Argentina tienen que tener mucha holgura: holgura externa, holgura fiscal, holgura monetaria. Este programa no la tenía.
P.: Escuchó al ex viceministro de Economía, Joaquín Cottani, hablando del plan económico...
R.L.M.: Él marcó algo que va en la dirección de lo que digo, aunque no con la intensidad que yo señalo. Creo que hubo por parte del Gobierno mucha emisión inorgánica. Emisión inorgánica significa emisión sin compra de reservas para cancelar deuda interna. La deuda efectivamente bajó fuertemente, pero eso no alcanza. Argentina necesita holgura desde el comienzo del mandato.
P.: ¿Qué quiere decir eso?
R.L.M.: Necesita superávit en cuenta corriente, superávit fiscal, una extraordinaria adaptabilidad de su mercado laboral y un espacio para la empresarialidad y la innovación. Tenemos un quinto de las pymes que tiene España con la misma población. Nosotros acá tuvimos a Héctor Recalde, que ha hecho un desastre con la legislación laboral e impositiva, y a su heredera, Pilar Ramírez, que ahora dirige la campaña de La Libertad Avanza. Es decir, la mano derecha de Recalde dirige la campaña de La Libertad Avanza. Estamos rodeados. Con ese esquema, este país no es viable.
P.: ¿Por qué considera que desde el oficialismo eligen a ese tipo de personajes, entonces?
R.L.M.: Los propios los abandonaron. Fueron un fenómeno barrial, como lo expliqué reiteradamente. Y bueno, si se hacían cargo del poder, íbamos a tener los problemas que teníamos.
P.: Para calmar la volatilidad del mercado, más que los recursos económicos, servirán las muestras de gobernabilidad, los gestos políticos. ¿O no?
R.L.M.: Yo creo que hay un problema de gobernabilidad. Si el kirchnerismo hace una buena elección, Argentina entra en una situación desesperante, como lo hizo en las PASO del 11 de agosto de 2019. Ellos no han corregido nada. Yo creo que estamos en manos de gente muy peligrosa y la combinación de un gobierno incompetente con un kirchnerismo fortalecido sería explosiva.
P.: Sin embargo, Milei dijo después de la derrota en la provincia de Buenos Aires que harán cambios dentro de su política. ¿Hasta dónde cree que pueden llegar esos ajustes? ¿Pueden ser sustanciales?
R.L.M.: Pilar Ramírez era la mano derecha de Recalde y después fue funcionaria de Alberto Fernández. No sé si decir infiltrada, pero el kirchnerismo está de un lado y del otro. Estamos rodeados. Ahora, si hubiera un triunfo, no digo que vaya a ocurrir, soy realista, pero si fuera aplastante, si masivamente votan a María Eugenia Talerico y a Ricardo López Murphy, este círculo feroz sobre la Argentina se podría disolver.
P.: ¿Y qué propuestas presentan, para que ese círculo se disuelva?
R.L.M.: Nosotros tenemos una propuesta integral en materia laboral, impositiva, federal, previsional y macroeconómica. Para ponerlo en términos muy sencillos: aspiramos a un desarrollo liderado por las exportaciones, la industria, la inversión privada y el empleo, movilizando todos los recursos y evitando la artificialidad. Un modelo basado en el esfuerzo propio, en la autonomía nacional, en una dramática mejora del capital humano y de las reglas educativas. Haríamos una reforma integral de la educación, de la salud, de las reglas, todo tendiendo a construir una economía muy competitiva, de alta performance y alto empleo.
P.: Entiendo, pero si ahora estuviera frente al equipo económico con esta encerrona, ¿qué plan tendría para que el Gobierno lograra salir un poco más airoso?
R.L.M.: Bueno, esta sugerencia que digo: convocar a votar por María Eugenia Talerico y Ricardo López Murphy.
P.: Pero, ¿en términos de medidas económicas?
R.L.M.: Esa es la revolución de expectativas. Porque acá el problema no son medidas, son expectativas. Si vamos a estar en manos de Ramírez, de Recalde y de Kicillof, ahí no hay nada que hacer, está jugado el partido. Hay que cambiar la idea y directamente tener una alternativa. Un triunfo –no digo que ocurra, soy realista–, pero un triunfo arrasador de Talerico y López Murphy disuelve las dudas macroeconómicas. Nosotros creemos que no hay nada en la Nación superior a la Nación misma. Honraremos nuestro crédito como honramos nuestra bandera. Nadie tendría que tener temor. Repudiamos todas las confiscaciones y todos los defaults. No forman parte de nuestro genotipo. Lo llevamos en los huesos y en la sangre: cumplir con los compromisos.
P.: ¿Cómo se explica una derrota tan fuerte del oficialismo en la Provincia?
R.L.M.: Necesitamos recrear empleo, inversión, educación. Tenemos un problema educativo monstruoso. El otro día lo expliqué en la Cámara: tenemos muchos más estudiantes que Chile y Brasil, pero muchos menos graduados. En Chile se reciben 90 de cada 100 que ingresan a la universidad; acá, 20. Tenemos habitantes de nuestras universidades, no graduados. Hay un colapso en el rendimiento en matemática. Haríamos estudiar a los chicos mucha matemática, casi de forma asiática. Yo hablaría todo el día de problemas matemáticos, daría clases, pondría el foco ahí.
P.: Considerando la herencia económica de diciembre de 2023, ¿existía una forma de llevar adelante un programa con resultados menos traumáticos para el tejido social?
R.L.M.: Sí, un programa basado en expandir el empleo, que no hubiera especulado con tasas extravagantes de interés ni con atrasos cambiarios, y que se hubiera centrado en el empleo. Creo que habría atenuado. Pero el país está muy descapitalizado: 20 años de kirchnerismo lo han descapitalizado. Tenemos reservas negativas, infraestructura destruida. No tenemos trenes, no tenemos energía. Durante el kirchnerismo, teniendo la segunda reserva de gas, traíamos gas en barco y de Bolivia.
P.: Usted ve que la baja de la pobreza, que Milei lo resalta como uno de sus principales logros políticos, se palpa en la calle realmente o cuestiona los números que ofrece el Gobierno?
R.L.M.: Creo que, en general, si baja mucho la tasa de inflación, baja la pobreza, porque la inflación golpea mucho a los sectores más pobres de la sociedad. Entonces, si baja la inflación, baja la pobreza. Pero tiendo a pensar que la baja de la pobreza está asociada al crecimiento. Sólo un crecimiento vigoroso la reduce. Argentina ahorra neto apenas 2% del PBI. Con ese nivel de ahorro no se puede crecer. Hay que aumentarlo. Por eso las propuestas del kirchnerismo son disparatadas: quieren desahorrar en una sociedad que no ahorra. Ha destruido la economía en 2022 y 2023. Si eso vuelve, que "nos coja confesados", como decía mi abuela.
P.: En este contexto, el Gobierno no muestra un plan B y dice que seguirá con el mismo esquema. ¿Eso es señal de fortaleza o de debilidad?
R.L.M.: No tengo vínculos ni diálogo con el Gobierno, me es difícil responder la pregunta. El Presidente tenía un diagnóstico distinto: creía que la Argentina tenía más potencial y menos problemas. Pero hay que acordarse de que trabajó con Scioli y con Alberto Fernández. Eso explica su visión ilusoria sobre las dificultades del país.
P.: ¿El equipo económico acompañó ese diagnóstico? ¿O hay diferencias internas?
R.L.M.: Creo que el grueso de la profesión económica estuvo siempre en contra. En mi lista está el profesor Carlos Rodríguez, que lo expresó públicamente. Lo hicieron también Broda, Melconian, Lacunza. Todos los economistas profesionales, desde el comienzo, marcaron una discrepancia tremenda. Recuerdo una reunión en la cual Fernando Iglesias, diputado del oficialismo, con Luciano Laspina, ya a principios de 2024 decía que las cosas iban muy mal. No lo registraban. Esta es una sociedad golpeada, que se entusiasma enseguida con la pirotecnia de los nuevos gobiernos, pero después se frustra.
P.: Surge la posibilidad de que el Tesoro norteamericano entregue a la Argentina una línea de crédito. Bajo este modelo económico que plantea el Gobierno, ¿de cuánto puede servir?
R.L.M.: No lo sé, no me parece factible que suceda, para ser honesto. Creo que los mercados de capitales tienen una visión muy negativa. Habría que salir a decir: "Vamos a recomponer el crédito". Por ejemplo, alguna vez presencié en Uruguay que el presidente José María Sanguinetti, siendo candidato, llamó a los otros postulantes y los cuatro salieron a decir que iban a honrar el crédito, que iban a pagar las deudas con el esfuerzo de los uruguayos. Yo no veo a Jorge Taiana, a Kicillof, a Recalde saliendo a respaldar unívocamente al Gobierno para cumplir con el crédito, tener un presupuesto superavitario y normalizar pagos.
No los veo sinceramente. Si ocurriera, sería una novedad. Porque yo no tengo diputados ni senadores en ese número. Pero si Taiana, Kicillof y Recalde salieran a decir que buscan un presupuesto superavitario y cumplir con las deudas, tendría un impacto muy grande. Eso fue lo que logró Sanguinetti en Uruguay en medio de una crisis espantosa, y salió adelante. Hay que recordar que cuando Uruguay tuvo la crisis de 2001-2002, recibió una ayuda enorme del Tesoro americano y Tabaré Vázquez condecoró a George Bush. Otra mentalidad la que había allá.
P.: El peronismo también podría entender que mayor endeudamiento no es la salida a esta situación de crisis...
R.L.M.: La verdad es que todo el mundo cree, incluso dentro de Argentina, que el peronismo está tratando de destituir al Gobierno. Si ellos dijeran: "Vamos a comportarnos de una manera ejemplar y vamos a sanear la Argentina", sería un cambio muy grande.
P.: Y desde el otro lado, ¿qué gesto podría tener el oficialismo con la oposición para garantizar ese compromiso? Es el propio Gobierno el que plantea diferencias insalvables.
R.L.M.: Reconocer que se ha equivocado de medio a medio: en el trato al Congreso, en la conducta, en las formas, en las propuestas. Hubo un error dramático de diagnóstico y de programa. De nuestro lado, si nos fuera bien, el país sabe que vamos a funcionar bien. El problema está en el otro lado. Si Taiana, Kicillof y Recalde empezaran a decir: "Vamos a un superávit muy grande", yo diría: "La crisis se aborta". Hasta ese momento, no se puede garantizar que el Gobierno tenga acceso a los mercados externos para refinanciar la deuda. Hace falta un gesto de alto voltaje. Ese sería un shock muy grande.
P.: ¿Cómo hace una figura con amplia trayectoria política para presentarse como una propuesta renovadora en las próximas elecciones?
R.L.M.: Yo no vengo de la política barrial. Vengo de la vida académica. Mi rol en la política argentina fue durante muchos años arquitectónico, de producción de ideas. Y en realidad hoy sigo siendo profesor y académico en dos academias. Gran parte de mi vida personal está dedicada a estudiar. Hoy me hacían reír porque un periodista me preguntaba a qué hora me levanté a estudiar. Yo vivo estudiando. Si uno mira mi producción en el Congreso, hice 375 proyectos en todo el espectro. He seguido una trayectoria casi con un sesgo muy académico. El propio Germán Martínez, jefe del bloque del peronismo, dice que no entiende por qué fundamento tanto cada voto. Yo fundamento porque quiero que la historia comprenda qué hicimos en cada momento y que los jueces sepan cuál fue la voluntad del legislador.
He estado renovando propuestas dentro de una línea que no se ha escapado de la tradición que prevaleció en Europa, Nueva Zelanda, Australia, Japón en la posguerra: una economía mixta, con iniciativa privada, sociedad abierta, pluralista, integrada al mundo, con un rol para el sector público y otro para el mercado. Mis propuestas no son tan novedosas: son hacer lo que hacen los escandinavos, los finlandeses, los países más exitosos en materia educativa y laboral. He mirado mucho las normas holandesas y nórdicas. Me interesa construir una sociedad lo más cohesionada posible. Los problemas distributivos en Argentina se deben a la heterogeneidad del capital humano. Si queremos una sociedad cohesionada, tenemos que homogeneizar el capital humano. Eso implica una revolución educativa. Hoy tenemos menos días y horas de clase que el resto de los países. Hacemos todo al revés. Eso genera una sociedad muy desigual.
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