Monopolio de la producción de alimentos: ¿quién maneja la comida de los argentinos?

La mayor parte de los alimentos a los que acceden los consumidores son producidos por pocas empresas que concentran grandes porciones del mercado. Lo mismo ocurre con la comercialización en grandes supermercados.
¡Qué ganas de tomar una gaseosa cola! Dos marcas, Coca Cola y Pepsi, representan el 87% de las ventas de ese tipo de bebidas en la Argentina, cuyo mercado acaparan. Si en vez de gaseosa el consumidor deseara tomar una cerveza, podrá elegir entre varias marcas, pero de dos firmas que las producen: Quilmes y CC (Iguana y Norte) concentran más del 90% de la facturación del rubro, según datos oficiales. En el caso de los fideos, Molinos Ríos de la Plata y Molinos Cañuelas abarcan el el 82% de esos productos.
Aunque en las góndolas el comprador pueda elegir entre diferentes marcas, no lo está haciendo sobre diferentes empresas. El mercado argentino de los alimentos, las bebidas y otros artículos de primera necesidad presenta una concentración enorme que, en algunos casos, produce oligopolios. Es decir, pocos jugadores que se quedan con casi todo un mercado.
Una de las consecuencias de esos procesos de concentración en pocas manos es la posibilidad de fijación de precios. Si el 75% del azúcar consumido en el país lo produce el ingenio Ledesma, la capacidad para establecer el precio final de ese producto de consumo masivo es casi total. ¿Quién podría disputársela? Es lo que pareciera que acaban de descubrir el presidente Javier Milei -autodefinido como especialista en crecimiento con y sin dinero- y su ministro de Economía, Luis Caputo, al intentar intervenir de manera «atificial» en la variación de los precios, para evitar una nueva suba de la inflación.
El asunto si agrava cuando se analiza la cadena de comercialización, porque el panorama es muy similar al de la producción. Los supermercados Wall Mart, Coto, Día, Carrefour, La Anónima y Cencosud (grupo dueño de Jumbo) explican el 70% de las ventas en grandes superficies. Aunque en otra escala, los supermercados "chinos" -una suerte de comercios de proximidad de menor tamaño- representan el 25% de la venta minoristas, de acuerdo a los últimos datos.
En el caso de los embutidos, el líder del sector es el frigorífico Swif, con cerca del 80% de las ventas. En ese rubro, pero particularmente en la exportación de carnes, son 10 los establecimientos que concentran la mitad de las exportaciones.
Los juegos en polvo se reparten la totalidad del mercado argentino entre dos empresas: Arcor y Mondelez. En mermeladas, Arcor posee el 70% de las preferencias, mientras que en la producción de mayonesa dos firmas, General Deheza y Uniliver, concentran con sus diferentes marcas el 98% del mercado.
En el caso de los repelentes, Johnson & Johnson vende el 90% de ese producto, así como en el rubro pañales, el 95% de la comercialización está a cargo de Kimberley Clark y Procter And Gamble.
Las mismas prácticas oligopólicas y sus consecuencias en los precios que pagan los consumidores se extienden no solo a los alimentos y bebidas, sino también a la prestación de servicios. Por ejemplo, en materia de telefonía celular las firmas Movistar, Personal y Claro cubren la casi totalidad de ese servicio, mientras que en internet por cable el Grupo Clarin posee 4 millones de abonados.
En el caso de las naftas, las petroleras YPF, Shell, Axion y Puma son las cuatro que dominan el mercado de los combustibles, mientras que en la producción de acero es una firma la que monopoliza ese sector: las firmas del Grupo Techint. Lo mismo ocurre con otro insumo esencial de varias industrias, el aluminio, cuya producción recae sobre una sola compañía: Aluar.
El 96% de la producción de cemento, por su parte, la explican tres firmas: Loma Negra, Avellaneda y Minetti. Más concentrado está el mercado argentino de la producción de polietileno, ya que PBB Pilsur tiene el 93% del mercado.
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