"Nadie quiere averiguar quién cobrará el botín además de Burford"

María Eugenia Estenssoro, hija de 'Pepe' Estenssoro, abordó el tema de YPF, los Eskenazi y Burford. Resulta muy importante la lectura de su análisis.
María Eugenia Estenssoro es la hija más conocida de José Estenssoro, petrolero convocado por Carlos Menem para ordenar y privatizar YPF, abruptamente fallecido en un accidente aéreo. Ella, ya por entonces periodista, conoce todo lo que ha sucedido en estos años. En ' Mujeres & Compañía' -de la que es cofundadora y Directora Editorial- escribió más allá de Burford: " Mientras la causa penal por la escandalosa venta de acciones de YPF a la familia Eskenazi duerme en el despacho del juez Ariel Lijo, los argentinos seguimos pagando sus graves consecuencias. El fallo de la jueza Loreta Preska es solo un capítulo más. ¿A alguien le importa?".
Interesante conocer el texto completo:
"La ex presidenta Cristina Kirchner está presa por corrupción en su departamento de Constitución. La Corte Suprema la condenó, con sentencia firme, a seis años de detención e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos por maniobras fraudulentas en la obra pública en beneficio propio y de su socio Lázaro Báez, que también está preso. Es importante recordar que está presa por un desfalco que la Justicia estima en US$ 3.000 millones y espera recuperar unos US $530 millones solo en coimas y sobreprecios pagados con dineros públicos. De eso estamos hablando. No es ideológico, es criminal.
Si en la Argentina la Justicia fuera independiente y decidida como lo fue en este caso, la ex Presidenta y varios de sus ministros y funcionarios, entre ellos el ex ministro Julio De Vido; el ex secretario de Energía, Daniel Cameron; y el ex subsecretario de Planificación y ex director de YPF, Roberto Baratta (jefe del chofer Centeno que anotaba en su cuaderno las coimas que pagaban empresarios corruptos en oscuros sótanos) deberían estar presos, con condenas mucho mayores por la magnitud de los daños causados
- a YPF,
- a la producción nacional de hidrocarburos y
- a las cuentas públicas,
a través de maniobras absolutamente corruptas que desquiciaron la economía y empobrecieron a la sociedad.
Solo un dato para probar que se trató efectivamente de soberanía energética, pero al revés: en 2003, el ex presidente Néstor Kirchner recibió una Argentina autosuficiente y soberana en materia petrolera. Verdad. Teníamos un superávit energético de US$6.000 millones al año, pero por los desmanejos y la corrupción en YPF y el sector petrolero, la producción nacional de hidrocarburos colapsó y tocó su punto más bajo en décadas durante el gobierno de Cristina Kirchner. Entre 2011 y 2023 los argentinos nos vimos obligados a importar gas y petróleo que teníamos bajo tierra por US$100.000 millone. Recién recuperamos el superávit energético, que llegó a US$ 5.700 millones, el año pasado. Una historia que vale recordar para evitar las consignas que ocultan la verdad. No se trata de ideología con la que el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, elude su responsabilidad, sino de venalidad e impunidad.
La primera vez que denuncié el vaciamiento de YPF ante el Congreso fue en junio de 2008, pero a nadie pareció importarle. Advertí:
Los estados financieros que presentó YPF a la CNV, en los primeros meses de este año, muestran que Repsol y Eskenazi como accionistas han retirado utilidades extraordinarias y anticipadas por US$1.800 millones, cuando la empresa prevé solamente tener una utilidad de US$1.200 millones para todo el año. Esto no se llama inversión. Esto se llama descapitalización. Y esto, en criollo, tiene un nombre: vaciamiento.
Hubiera preferido decir, me equivoqué, llevo años escribiendo artículos en la prensa. Salvo honrosas excepciones, ni la dirigencia política, ni empresarial, y menos la Justicia se interesaron por el fenomenal desfalco petrolero de la era K cuyas funestas consecuencias ahora están a la vista. La reciente sentencia de la jueza Loreta Preska en Nueva York es tan solo un capítulo más. Los responsables siguen sueltos."
Todo comenzó con la "argentinización" de YPF
"En febrero de 2008, la flamante presidenta Cristina Kirchner y su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, anunciaron pomposamente la "argentinización" de YPF. A través de un acuerdo oficial publicado en la página de la Comisión Nacional de Valores, Enrique Eskenazi (dueño del Banco de Santa Cruz, donde solía trabajar Lázaro Báez), y sus hijos Sebastián y Matías, se comprometían a adquirir el 14.9% de las acciones de YPF con un préstamo que le otorgaba la petrolera española Repsol, dueña de YPF, y un consorcio de bancos europeos liderados por el Credite Suisse. El préstamo se pagaría con las propias ganancias de YPF. Insólito pero real. Al poco tiempo, los Eskenazi compraron otro 10% con la misma modalidad y se hicieron del 25% del paquete accionario de YPF sin poner un solo peso.
La cláusula 7.3 del acuerdo societario era tan explícita como perversa:
Las partes acuerdan distribuir en forma de dividendo el noventa por ciento (90%) de las utilidades de la compañía; que serán satisfechos en dos (2) pagos cada año. Las partes votarán a favor de los acuerdos sociales necesarios para que la compañía acuerde la distribución de un dividendo extraordinario de ochocientos cincuenta millones de dólares estadounidenses (US$ 850.000.000) que será pagado: (i) un 50% durante 2008 (25% durante el 1er. semestre y 25% durante el 2do. semestre); y (ii) el otro 50% durante 2009 (25% durante el 1er. semestre y 25% durante el 2do. semestre).
La provechosa relación entre Enrique Eskenazi y el matrimonio Kirchner se remonta a los años '90 en Santa Cruz, cuando Néstor era gobernador y Eskenazi dueño del privatizado Banco de Santa Cruz. Siempre se dijo que fue a través de este banco que el gobernador "fugó" los US$ 600 millones que la provincia cobró por la venta a Repsol de las acciones de YPF que tenía Santa Cruz, fruto de la privatización. El dinero nunca regresó a las cuentas provinciales. Según diversas fuentes, habría sido depositado en el Credit Suisse en Suiza, el banco que lideró los préstamos a los Eskenazi para comprar YPF. Como suele decir la ex Presidenta, todo tiene que ver con todo.
Sebastián Eskenazi, sin antecedentes en el sector petrolero, fue designado CEO de la mayor empresa argentina. Entre 2008 y 2011 Repsol y los Eskenazi se repartieron US$6.000 millones, cuando las ganancias de YPF fueron de US$4.000 millones. De este modo, los españoles fueron preparando su retirada del país, embolsando suculentas ganancias con la anuencia del gobierno argentino. Además, Repsol aprovechó la euforia generada por la "argentinización" para transferir a su holding en España los valiosos yacimientos que YPF había comprado en los años '90 en Brasil, Perú, Ecuador, Estados Unidos, Indonesia y Rusia, cuando mi padre presidía la compañía. Yacimientos que hoy en día valen fortunas. Los ex diputados Elisa Carrió y Mario Cafiero (fallecido en 2020) presentaron sendas denuncias penales en el juzgado del juez federal Ariel Lijo por la irregular e ilegítima adquisición del 25% de YPF por parte de la familia Eskenazi. (...)
Una salida nacional y popular
Como era de esperar, sin fondos para reinvertir y sobreendeudada, la producción de gas y petróleo de YPF colapsó, al tiempo que la Argentina perdió el estratégico autoabastecimiento. Para tapar el desfalco energético, en abril de 2012 Cristina Kirchner y sus ministros anunciaron la reestatización de YPF, invocando un irrenunciable compromiso con la "soberanía energética" que dilapidaron sistemáticamente durante diez años. Culparon a los españoles por el descalabro y enviaron un proyecto de expropiación de las acciones de Repsol al Congreso, pero excluyendo a las Eskenazi. Los diputados y senadores respondieron diligentemente al canto de sirena. La mayoría votó a libro cerrado la desprolija confiscación que hasta el día de hoy seguimos pagando.
En aquella recordada sesión en el Senado, en la que pocos nos abstuvimos, pregunté:
¿Por qué se propone expropiar solamente al grupo Repsol y eximir al grupo Eskenazi?... Los Eskenazi, que han sido tan vaciadores como Repsol, van a ser eximidos. Culpar a la gestión de Repsol en YPF por la mayor crisis petrolera de toda nuestra historia es una simplificación y, a mi juicio, una trampa.
Demostré con documentación que había entregado previamente a la Comisión de Presupuesto, que el gobierno era cómplice y no víctima de todo lo ocurrido, porque "el acuerdo societario firmado entre Repsol y Eskenazi, en febrero de 2008, y los balances de la compañía −que dan cuenta del vaciamiento− fueron aprobados y llevaban la firma del director del Estado en YPF, el señor Santiago Carnero, actual miembro del Directorio del Banco Central…y de la síndica del Estado en YPF, Silvana Rosa Lagrosa, integrante de la SIGEN".
Capas de impunidad
"(...) En mayo de 2014, cuando el gobierno argentino indemnizó a Repsol por US$8.900 millones (sumando bonos e intereses), (...) la asamblea de accionistas de YPF aprobó el desistimiento de toda acción legal contra Repsol (en consonancia con la ley votada en el Congreso), pero también incluyó a los demás directores y accionistas que no estaban comprendidos en la ley, impidiendo demandas futuras contra los Eskenazi y funcionarios del gobierno de Cristina Kirchner involucrados en el vaciamiento.
A pesar de esta cortesía, el 8 de abril de 2015, las empresas Petersen, que la familia Eskenazi había registrado en España y Australia para adquirir las acciones de YPF, demandaron a YPF por cifras millonarias. (...)
Unos años después, cuando yo había dejado la política, me crucé con Enrique Eskenazi en Punta del Este en la cola del supermercado. Al llegar a la caja, un señor mayor sacaba lentamente sus compras del carrito; a su lado, en una silla de ruedas eléctrica, su esposa. Esperé que Eskenazi termine de pagar, me acerqué, me presenté. "Yo admiraba a su padre", me dijo amablemente. Pero lo interrumpí: "Si fuera así, no habría saqueado YPF, con el costo que tendrá para todos los argentinos". El anciano amable se tornó un lince, sus ojos azules me miraron gélidamente: "Usted no entiende nada de negocios", me increpó.
El Estado argentino no quiere saber
Sinceramente, de negociados no sé nada. Porque lo que se está tramitando en el juzgado de la jueza Preska, en Nueva York, son las consecuencias del escandaloso negociado urdido sigilosamente por Néstor y Cristina Kirchner (ella era Presidenta de la Nación, aunque sus fans la defiendan) con su socio Enrique Eskenazi. La "argentinización" de YPF no fue otra cosa que una gran puesta en escena para ocultar una gigantesca estafa aplaudida, hay que decirlo, por gran parte de
- la dirigencia política,
- los medios de comunicación,
- los empresarios y
- la sociedad.
Tarde o temprano, más allá de lo que diga hoy Axel Kicillof, quien como ministro pudo evitarlo, la Argentina tendrá que pagar la indemnización que descaradamente reclaman las empresas de la familia Eskenazi (Petersen Inversora y Petersen Energy), representadas por el poderoso fondo "buitre" de abogados Burford, en Nueva York, donde cotiza YPF. Los Eskenazi no andan con chiquitas.
Lo que todavía no sabemos es quién, además de Burford, cobrará el suculento botín atesorado durante tantos años, que día a día acumula intereses. La Justicia y el Estado argentino se han negado sistemáticamente a averiguarlo. Las estructuras societarias que armaron en Australia, y posiblemente en Suiza, los Eskenazi impiden saber quiénes son los beneficiarios últimos de esta estafa. ¿La familia Kirchner estará representada? Hasta ahora no lo sabemos. (...)
Ni el juez federal Ariel Lijo, ni YPF, ni tampoco el Estado argentino durante las administraciones de Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y ahora Javier Milei demostraron interés en destapar esta olla putrefacta. Ni siquiera para defendernos en el juicio multimillonario que en Estados Unidos avanza sin parar. Me llama profundamente la atención.
Fuente:
https://urgente24.com/dinero/nadie-quiere-averiguar-quien-cobrara-el-botin-ademas-burford-n605795