Rocca amenazó al Gobierno con cerrar la planta de Alsina, enojado porque China le pelea el monopolio de los gasoductos

El titular del grupo Techint desnudó la tensión por el ordenamiento geopolítico del sector energético argentino.
Por Luciana Glezer
Una guerra silenciosa estalló a cielo abierto. Paolo Rocca amenazó con cerrar la planta de Tenaris en Valentín Alsina, si las petroleras de Vaca Muerta deciden importar caños de China, India o cualquier otro país que tenga precios más competitivos. La amenaza de Paolo Rocca, filtrada en un conveniente off the record, no cayó nada bien en el Gobierno.
El proyecto en disputa es la licitación en curso de una compra de tubos sin costura para una gasoducto de 400 kilómetros que lanzó Southern Energy, una sociedad integrada por Pan American Energy (30%), YPF (25%), Pampa Energía (20%), Harbour Energy (15%) y Golar LNG (10%), que apunta a exportar gas natural licuado (GNL) desde Vaca Muerta.
O sea, se trata de un emprendimiento cine por ciento privado, al que el grupo de Paolo Rocca pretende obligar a contratar, con el argumento que si no le dan el negocio cierra su planta. La jugada es obvia: amenaza al gobierno con un conflicto sindical y una pésima noticia, para que a su vez, presione a Southern Energy.
"La pregunta obvia es: Si no existiera el proyecto de Southern Energy, Techint debería cerrar la planta de Tenaris?", afirmó con ironía a LPO, un empresario del sector.
La pregunta obvia es: Si no existiera el proyecto de Southern Energy, Techint debería cerrar la planta de Tenaris?
"Los precios de los caños de Techint son un 40 por ciento más caros que los de sus competidores, ya sea de China, India, Colombia o México. Y a eso hay que sumarle otro 25 por ciento que es lo que te cobran por llevarte los caños al lugar de la obra", agregó otra fuente del sector, que no participar de la obra de Southern Energy.
El proyecto de Southern Energy producirá entre 1,5 y 2,2 millones de toneladas anuales de GNL. Es la única iniciativa concreta de GNL que avanza, mientras YPF sigue fracasando con los mega anuncios que hace Horacio Marin de grandes plantas de licuefacción por decenas de miles de millones de dólares, primero con Petronas y después con Shell.
"Condicionar la decisión de empresas privadas no es defensa industrial. Es extorsión en voz alta", agregó a LPO una fuente del sector. "Bajo el argumento de defender la producción nacional, impone condiciones que el Estado termina pagando. Esa lógica, que se disfrazó de modelo de desarrollo, hoy vuelve con otra máscara", agregó la fuente consultada.
Techint arrastra una historia compleja de lobby sobre el poder, que quedó expuesta a cielo abierto en el caso de los Cuadernos, donde se comprobó la entrega de bolsos repletos de dólares al kirchnerismo en el garage de la torre de la calle Della Paolera, que fueron soslayados por la justicia federal argentina, que aceptó el argumento que se trataba de "aportes de campaña" no declarados.
La revelación sobre los costos de los caños de Techint arroja dudas sobre la construcción del gasoducto Néstos Kirchner en el anterior gobierno. "Lo hicieron rápido y bien, pero costó casi el triple de lo que hubiera costado con otro proveedor", afirmó a LPO un empresario del sector, que reconoce la buena capacidad de ingeniería del grupo italo-argentino.
La construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, financiada con el impuesto a las grandes fortunas, terminó costando más de USD 2.000 millones. Durante su ejecución se acumularon sobrecostos por demoras y adendas que dispararon el presupuesto muy por encima de lo previsto. Buena parte de esa diferencia tuvo un único beneficiario: Paolo Rocca.
De hecho, la planta de Valentín Alsina que Rocca amenaza con cerrar se montó para las obras públicas del Gasoducto Néstor Kirchner y la reversión del Gasoducto Norte. Si bien se inauguró en 1948, ahora trabaja por proyecto, con una dotación de entre 300 y 400 empleados.
El discurso de defensa de la industria nacional que Rocca levantó en su última exposición pública, en un tiro por elevación al gobierno de Milei, tiene sus matices en la realidad del grupo. En la planta de Valentin Alsina no se fabrican las chapas de los caños. Se limitan a recibir las chapas que Techint fabrica en sus planas de Brasil, para enrollarlas y soldarlas.
El mismo espíritu práctico exhibe Rocca a la hora de definir donde paga impuestos. El holding de Rocca cuenta con una arquitectura tributaria que terceriza vía Uruguay para aliviar la carga impositiva, mientras su domicilio fiscal está en Luxemburgo.
La construcción del Gasoducto Néstor Kirchner, financiada con el impuesto a las grandes fortunas, terminó costando más de USD 2.000 millones. Durante su ejecución se acumularon sobrecostos por demoras y adendas que dispararon el presupuesto muy por encima de lo previsto. Buena parte de esa diferencia tuvo un único beneficiario: Paolo Rocca, que cobró los caños y las obras a precios muy por encima del mercado.
Cuando se licitaron las compras de los caños en 2022, Techint intervino y cambió el rumbo del proceso. En los pliegos originales, la empresa Gezhouba aparecía en mejores condiciones técnicas y económicas para adjudicarse el contrato. Tal como reveló LPO en ese momento, esa ventaja generó una fuerte interna dentro de la Secretaría de Energía.
Un sector del gobierno impulsaba entonces la adjudicación a la china Gezhouba, convencido de que era la opción más eficiente para el Estado. Pero la presión de Rocca y su grupo torció la balanza. El episodio terminó con pliegos modificados, licitaciones demoradas y una Secretaría de Energía fracturada.
Aquel antecedente dejó una marca: cada vez que aparece un competidor, Techint activa su poder político para bloquearlo. El oleoducto Vaca Muerta Sur (VMS) expone la misma lógica: controlar todo, incluso a costa de contratarse a sí mismo.
El proyecto, originalmente impulsado por YPF en la gestión anterior, fue sostenido por la actual presidencia de Horacio Marín e incorporó a las principales petroleras privadas. En la composición accionaria final, Techint fue incluido como socio y, al mismo tiempo, resultó la empresa adjudicataria para construir el oleoducto.
Cuando se licitó el gasoducto Vaca Muerta Sur ganó por precio una firma de la India, pero Techint se sumó al consorcio y el presidente de YPF, Horacio Marin, que viene del grupo de Paolo Rocca, le terminó adjudicando la obra a Techint.
Cuando se licitó el gasoducto Vaca Muerta Sur ganó por precio una firma de la India, pero Techint se sumó al consorcio y el presidente de YPF, Horacio Marin, que viene del grupo de Paolo Rocca, le terminó adjudicando la obra a Techint. Un escándalo que LPO reveló en su momento.
Luego de una inspección realizada este jueves, el gobierno de Rio Negro dispuso que se frenaran todas las obras bajo el argumento de infracciones en medidas de seguridad e higiene e incumplimiento de la ley provincial, que impone un 80% de mano de obra local y un 20% foránea. La sanción se levantó este domingo, aunque aún se desconocen los terminos.
Casualidad o no, los principales directivos de YPF provienen de Tecpetrol, el brazo petrolero de Techint. Tanto el presidente Horacio Marín, como Gustavo Gallino, actual vicepresidente de Infraestructura de YPF, forjaron su carrera profesional dentro del grupo.
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