Los arroyos de la cuenca santafesina tienen los niveles de glifosato mas altos de Sudamerica

07.07.2025
Fotos gentileza equipo de investigación
Fotos gentileza equipo de investigación

La degradación de los ecosistemas, producto de una sostenida contaminación proveniente de la acción humana, parece haberse no solo enquistado en la médula productiva sino profundizado de manera sistemática con el paso de distintos gobiernos que no han disimulado su desinterés por la salud socioambiental.

Este estudio tuvo como objetivo evaluar la contaminación compleja debida a actividades antrópicas relacionadas con actividades urbanas, industriales y agrícolas en los arroyos Las Conchas, Espinillo, Crespo y Las Tunas, en la provincia de Entre Ríos. El primero es la principal fuente de agua de la reserva de conservación ribereña subtropical ubicado en el "Parque Escolar Rural Enrique Berduc".

"Se realizaron bioensayos de toxicidad en renacuajos de Rhinella arenarum (sapo argentino) para analizar los efectos ecotoxicológicos. El sedimento del arroyo Las Conchas presentó la mayor concentración de glifosato registrada en Sudamérica (5002 μg/kg). Los bioensayos mostraron una letalidad del 100 % en los tratamientos. Los efectos subletales incluyeron tirotoxicosis, neurotoxicidad y genotoxicidad en los renacuajos tratado", indicaron desde el equipo de trabajo.

Los hallazgos enfatizan la necesidad de una gestión y monitoreo agrícola más estrictos para mitigar la contaminación en agua dulce. Estos hallazgos resaltan la alarmante degradación ambiental que amenaza el concepto "Una sola salud", enfatizando la necesidad de prácticas sustentables y un control severo por parte de la ciencia y el gobierno para proteger y restaurar ecológicamente las fuentes de agua dulce.

El arroyo "Las Conchas", dentro de un área natural protegida, mostró la mayor concentración de glifosato en sedimentos jamás registrada. Varios parámetros fisicoquímicos estaban fuera de lo estándares de calidad en la mayoría de los arroyos estudiados, lo que sugiere una grave contaminación. "Los efectos subletales en los renacuajos, incluyeron alteraciones hormonales, enzimáticas y genotóxicas, junto con retraso en el crecimiento y desarrollo estratificado. Los ensayos enfatizan la necesidad de una gestión y monitoreo agrícola más estrictos para mitigar la contaminación agua dulce", indicaron.

Los arroyos son importantes ecosistemas de agua dulce que sustentan una variedad de formas de vida acuática, transportan nutrientes y brindan diferentes servicios importantes para los humanos, como el suministro de agua potable, para la cría de ganado y para el riego agrícola. Se realizaron análisis fisicoquímicos y bacteriológicos en muestras de agua, mientras que en los sedimentos se examinó la presencia de micro plásticos. "Se buscaron residuos de pesticidas tanto en el agua como en los sedimentos de los arroyos. Se seleccionaron renacuajos de sapo como organismos modelo en bioensayos de agua-sedimento. Se realizó un análisis jerárquico de los parámetros biológicos (biomarcadores hormonales, enzimáticos, genotóxicos y cardíacos) para definir el efecto tóxico del agua y los sedimentos de los cuatro arroyos. Sin embargo, las actividades humanas insostenibles de los últimos años han provocado una extensa contaminación de los ecosistemas fluviales y se han señalado como uno de los mayores desafíos a nivel mundial".

Este complejo escenario, amenazado por diferentes fuentes, como la escorrentía agrícola, los efluentes industriales y urbanos, y las aguas residuales sin tratar de los corrales de engorde, se ha convertido en un desafío ambiental crítico a nivel mundial debido a su impacto en la calidad del agua dulce y la biodiversidad acuática. Los contaminantes agroindustriales y urbanos amenazan a la fauna nativa mediante toxicidad aguda, bioacumulación y disrupción endocrina.

Estos contaminantes ingresan al medio acuático a través de la escorrentía, las aguas residuales, los efluentes y la deposición atmosférica, alterando los procesos naturales del ciclo de nutrientes y dañando la biodiversidad. "Los efectos acumulativos de estos contaminantes se extienden más allá de las especies individuales y alteran la dinámica de la comunidad y las funciones del ecosistema. Los arroyos de agua dulce son valiosos para proporcionar agua potable a los seres humanos y la vida silvestre, la producción agrícola y la ganadería".

Los contaminantes orgánicos persistentes, como ciertos pesticidas, se bioacumulan en la red alimentaria, afectando a los principales depredadores y provocando efectos en cascada en todos los ecosistemas. "Sin embargo, las prácticas no sostenibles (efluentes industriales sin tratar, aguas residuales o desechos, escorrentía agrícola y drenaje doméstico) afectan toda la dinámica y alteran su viabilidad y salud en el paisaje humano. Por lo tanto, la conservación de estos ecosistemas de agua dulce es fundamental, ya que su biodiversidad refuerza funciones ecológicas fundamentales, como el ciclo de nutrientes y la producción primaria".

Estos impactos son particularmente preocupantes en regiones con alta biodiversidad, como reservas o áreas protegidas, donde la resiliencia del ecosistema es crucial para la salud ambiental y la integridad ecológica. La creciente influencia antropogénica presenta diversos factores de estrés en las redes fluviales, lo que resulta en la contaminación del agua dulce, lo cual perjudica la salud general de los ecosistemas fluviales. El uso de pesticidas en actividades agrícolas se considera una de las principales fuentes de contaminación del agua en Sudamérica.

En particular, Argentina es el tercer país del mundo con la mayor cantidad de cultivos transgénicos sometidos a un tratamiento intensivo con glifosato. De hecho, la región de mayor productividad, conocida como la Pampa Argentina, se identifica como un foco de glifosato a escala mundial. Si bien las estadísticas oficiales sobre el uso de agroquímicos son limitadas, estudios han reportado concentraciones ambientales de glifosato en cuerpos de agua argentinos que oscilan entre 0,1 y 10 mgL−1, lo que indica una contaminación persistente.

El país también ostenta el récord mundial de concentraciones de glifosato medidas en agua dulce, con niveles que alcanzan hasta 105 mgL−1. Además, estudios en uno de los ríos que drenan las zonas centrales, como el río Salado, revelaron altos niveles de herbicidas, incluyendo glifosato, AMPA y glufosinato, lo que causa toxicidad aguda en organismos acuáticos y bioacumulación en la biota acuática.

Asimismo, esta región también se ha caracterizado por la presencia de microplásticos, que tienen un impacto sinérgico con los pesticidas en la fauna acuática. Las provincias de Santa Fe y Entre Ríos se caracterizan por una intensa actividad agroindustrial. Sus arroyos y ríos reciben aguas residuales sin tratar, efluentes y escorrentías cargadas de pesticidas, metales, medicamentos veterinarios y contaminantes orgánicos, lo que provoca una degradación significativa de la calidad del agua dulce.

La pregunta sigue siendo la misma de hace décadas ¿Qué lugar ocupa la salud ambiental en la agenda política? A solo días de debatirse una reforma constitucional en la provincia de Santa Fe, el ambiente sigue siendo rehén de edulcorados relatos que solo dejan ver el profundo desprecio existente de todo lo que nos rodea. Investigaciones contundentes que parecen no mover el amperímetro de aquellos que deben tomar decisiones transformadoras, contaminaciones que no dudan en manifestarse en carne viva, ajustes, vaciamiento y persecuciones en puntos neurálgicos del estado.

El entrañable Damián Marino, Investigador Independiente del CONICET, poco antes de aún su indigerible y temprana muerte, sostenía: "Cuando ves caer los planes bianuales de proyectos a pedazos, y lo peor y más conmovedor de todo, cuando becarios y pasantes brillantes con los que uno trabaja vienen a preguntarte si sus becas continúan o cómo sigue su futuro, créanme que estoy muy indignado con quienes votaron a Milei".

Damián fue pieza fundamental y un ariete extraordinario de investigaciones ligadas al impacto de los agroquímicos en los lechos de ríos, arroyos y todo curso de agua tristemente familiarizado con la producción agrícola. Al igual que Eduardo Rossi, Técnico en Inmuno Hemoterapia y Epidemiología, y miembro activo de "Paren de Fumigar" Santa Fe, han abierto una puerta imposible de cerrar al momento de debatir en profundidad con el rigor científico que amerita, la encerrona a la salud que el actual modelo de producción impulsa.

Por ello, el mencionado estudio de Rafael Lajmanovich, Investigador del Conicet, doctor en ciencias naturales y profesor titular de ecotoxicología en la Universidad Nacional del Litoral (UNL), vuelve a encender las alarmas que buscan de manera insistente ser silenciadas por aquellos que no dudan de bajarle el precio a una tóxica realidad. La ciencia digna, la que está al servicio de la vida y no de los negocios, la que lucha estoicamente contra las corporaciones deformadoras de sentidos, la que sigue escribiendo la historia no oficial, la verdadera historia.