Mekorot, colonialismo hídrico y resistencias

15.12.2025

Por Raquel Perier, Guillermo Folguera y Silvia Ferreyra 




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Negar el derecho al agua es negar el derecho a la vida, a la dignidad, al futuro. Cuando se impide que las comunidades vivan en su tierra, mantengan sus cultivos, alberguen agua para sus animales, cuando se destruyen o contaminan las fuentes de agua, se está destruyendo también su existencia.

Existen varios puntos de contacto entre las consecuencias del colonialismo de ocupación sionista que atraviesa Palestina desde hace más de 80 años y las presentes en las denominadas "zonas de sacrificio", provocadas por los modelos de desarrollo extractivistas que se llevan adelante en Abya Yala. Podemos afirmar que Mekorot, empresa estatal de agua israelí, se ubica en esos puntos de contacto. No es casual que las luchas en defensa de los territorios y el agua en esta región encuentren lazos de hermandad con la resistencia del pueblo palestino.

Argentina es actualmente el país de Abya Yala con mayor extensión territorial de la empresa, en este artículo compartimos algunas apreciaciones respecto a su presencia como de los procesos de organización y lucha, principalmente los que cosecharon éxitos.

Las raíces

Desde sus orígenes en 1937, Mekorot ha sido una de las piezas centrales del sionismo para la ocupación colonial de Palestina.

El sionismo es un movimiento político nacido en Europa a fines del siglo XIX, tras el ideario de fundar una "patria judía" fuera de ese continente, en pleno auge de los nacionalismos y una creciente judeofobia. El territorio elegido para ese objetivo fue Palestina, por entonces bajo el dominio de un Imperio Otomano en ocaso, ante el avance de Gran Bretaña en la región. Los primeros dirigentes sionistas, en su mayoría no religiosos, encontraron en las profecías bíblicas argumentos que permitieron apuntalar su elección geopolítica.

Atento a que la población judía en Palestina era menor al cinco por ciento de la población, el sionismo inició el proceso de colonización comprando tierras con el respaldo del Fondo Nacional Judío, financiado por aportantes de alto poder económico. Hubo varias oleadas migratorias judías anteriores al nacimiento de Israel, personas mayormente blancas (askenazíes europeos).

El pueblo palestino siempre fue esencialmente campesino, bajo un régimen de la tierra comunitario de tipo familiar (Masha'a); cultivaban cereales, cítricos, olivos, verduras y frutas para la demanda interna y países limítrofes. Hasta ese momento, los credos cristiano, musulmán y judío convivían sin dificultades. Pero a partir del aumento de esta corriente migratoria, diversos elementos fueron deteriorando las relaciones: la incipiente producción de las colonias judías comenzó a competir con la palestina; los colonos en general no contrataban mano de obra que no fuera judía ni consumían productos nativos, a la vez que promovían su ideario europeo en todos los aspectos de la vida cotidiana, negando o despreciando la cultura árabe.

En 1918, Gran Bretaña tomó el mando en Palestina, desplazando al Imperio Otomano y otorgando fuerte impulso a la estrategia sionista de colonización, compromiso asumido en la "Declaración de Balfour". En este período previo al nacimiento de Israel, se conformaron instituciones claves: la Haganah (1920) organización político-militar que asumió la defensa armada de las colonias, germen del futuro ejército israelí; la Histadrut (1920), central sindical luego propietaria de varias empresas, fábricas y del principal banco, la mayor empleadora en Israel; la Agencia Judía para la Tierra (1923) para fomentar la inmigración y la integración a las colonias; y Mekorot (1937) la empresa de agua, para garantizar el desarrollo agrícola y la vida en las colonias. Este proceso de organización se dio en medio de fuertes enfrentamientos con el pueblo nativo árabe y luego con el propio Reino Unido.

El desarrollo de toda esta gobernanza sionista paralela, previa a la decisión de las Naciones Unidas de dividir a Palestina en dos estados (1947), fue la antesala de la Nakba ("catástrofe" en árabe) producida el 15 de mayo de 1948; es decir, la ocupación a fuego y metralla de casi el 80% de ese territorio, lejos del 52% propuesto por el plan de partición. Sólo en esos días, más de 700.000 palestinos y palestinas fueron despojadas para siempre de sus tierras, las más fértiles y productivas, más de 500 aldeas fueron arrasadas u ocupadas. Proceso de limpieza étnica que echó raíces hace más de ochenta años y que continúa impunemente hasta hoy.

El robo del agua

Al momento de la partición, Mekorot ya había construido dos plantas de tratamiento de agua, al norte y al sur de Palestina, varios pozos de captación, la primera línea para Jerusalen y puesto en funcionamiento más de 200 km de cañerías para abastecer a los crecientes asentamientos judíos.

En la década siguiente se apropió de la principal fuente superficial de agua palestina, mediante la construcción del Acueducto Nacional, desde el Mar de Galilea al norte del Río Jordán, hasta la región del desierto del Néjev, al sur. Un sistema de 130 km de cañerías inaugurado en 1964 que conectaba la infraestructura de tomas y transporte de agua construida en las distintas regiones, incluyendo las de manantiales y vertientes.

Tras la Guerra de los Seis Días en 1967, Israel ocupó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán, donde se encuentran las nacientes del Río Jordán, sumando el control de las fuentes hídricas subterráneas. Se emitieron órdenes militares (N° 158/1967 y N°498/1974) que otorgaron al ejército israelí el dominio sobre todas las aguas y autoridad para prohibir a la población palestina excavar pozos, instalar bombas o reparar tanques de recolección, sin permisos militares prácticamente imposibles de conseguir. Desde entonces, en varias ocasiones, las instalaciones de agua de las comunidades (pozos, tanques de captación de agua de lluvia) son destruidas por el ejército israelí, o su construcción es bloqueada mediante permisos denegados. En 1982, Israel transfirió la propiedad de la infraestructura de agua de Cisjordania a Mekorot, la empresa pasó a ser su autoridad en los Territorios Ocupados.

Los acuerdos de Oslo (1993/1995) otorgaron al gobierno de Israel el uso del 87% de las aguas subterráneas en Cisjordania. Sólo el 13% quedó para la población palestina, porcentaje mantenido a la fecha a pesar del aumento poblacional, y que por los impedimentos señalados tampoco puede aprovechar en su completud. Tras la división de Cisjordania en jurisdicciones (la zona A bajo control civil y de seguridad palestino; la zona B bajo control civil palestino y control de seguridad conjunto y la zona C bajo control civil y militar israelí total), todo el Valle del Río Jordán quedó en zona militar israelí.

El apartheid del agua

Desde esos momentos y hasta hoy, existe una estructura sostenida por leyes, decretos militares, infraestructura y práctica institucional, cuyo efecto es que las poblaciones palestinas tengan un acceso mucho más precario al agua, mientras que la población de Israel y las propias colonias israelíes que residen ilegalmente en esos territorios tienen acceso privilegiado, abundante, continuo y más barato.

El promedio de consumo de agua por persona en Cisjordania ronda los 70-80 litros por día, mientras el estándar recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) exige al menos 100 litros para necesidades básicas domésticas. En contraste, el consumo per cápita israelí sobre todo en asentamientos ilegales, promedia en algunos casos los 300 litros diarios por persona. Por otro lado las comunidades palestinas carecen de infraestructura adecuada de agua potable, de acceso constante, de mantenimiento de redes, y muchas veces dependen de camiones cisterna que venden agua a precios muy superiores, lo cual implica un costo gravoso. En tiempos de escasez, en verano o sequías, Mekorot reduce el suministro a comunidades palestinas para priorizar el uso en Israel y asentamientos.

Con la construcción del muro en 2002 Israel perfeccionó su régimen de apartheid y anexión; la barrera construida en 1997 para aislar a la Franja de Gaza fue su antecedente. El muro no sólo rodeó la Cisjordania ocupada y Jerusalén, sino que se adentró profundamente en el territorio, ampliando el robo de tierras, sus fuentes de agua y el principal acuífero palestino. Cerca del 12% de la población de Cisjordania vive en las zonas militares cerradas del Valle del Río Jordán, rodeadas por asentamientos ilegales israelíes y campamentos militares.

El agua como arma de exterminio

En Gaza no hay agua potable natural, debido a la salinización y la contaminación del agua subterránea por el uso intensivo, el vuelco de aguas residuales sin tratamiento y la falta de infraestructura y mantenimiento acorde a la sobrepoblación, producto de los ataques y del bloqueo israelí presente desde hace casi dos décadas.

La población depende de tres líneas de agua de Mekorot procedentes de Israel y de plantas desalinizadoras locales. Dos días después del 7 de octubre de 2023, Israel ordenó cortar todos los suministros a la Franja de Gaza, incluso el agua, violando expresamente el derecho internacional humanitario. Si bien al mes restituyó el suministro en forma esporádica y con menor volumen, bombardeos deliberados afectaron las líneas de Mekorot, se estima que el 70% del agua se pierde por las roturas. Al no cortar el suministro de agua por completo, las autoridades israelíes niegan estar privando a la población de este recurso vital. La mayoría de las tomas de agua y plantas de tratamiento cloacal, sus estaciones de bombeo y buena parte de la red de distribución fueron destruidas. El ejército israelí impide las reparaciones o el ingreso de materiales necesarios.

En consecuencia, el agua debe ser distribuida en camiones cisterna, procedentes de casi 200 pequeñas plantas desalinizadoras gestionadas por el sector público y las ONG, aunque más del 60% no funcionan debido a su ubicación o daños sufridos. El bloqueo israelí a insumos claves para su funcionamiento es otro obstáculo importante. El traslado seguro de estos camiones hasta los lugares de distribución es casi imposible: los ataques y bombardeos obligan a reubicar continuamente esos puntos; para conseguir agua, la población recorre largas distancias cargando pesados bidones, la escasez de agua disponible genera tensión en esos lugares.

El promedio de consumo de agua en Gaza es de menos de 5 litros/persona/día para beber, cocinar, lavar y más, muy por debajo del estándar mínimo aceptado internacionalmente de 15 litros, requeridos en emergencias agudas. Más de un millón de personas desplazadas conviven actualmente entre los escombros, con zonas inundadas por aguas residuales. A los bombardeos y la hambruna se suman la propagación de enfermedades como cólera, diarrea, disentería, hepatitis A y fiebre tifoidea, que deben enfrentar con un sistema de salud también destruido.

El "milagro israelí"

Mekorot se posiciona como líder en la gestión hídrica, por sus plantas de desalinización y el reúso de efluentes; se habla del "milagro israelí" por "haber transformado un desierto en un oasis". Fuera de Israel opera principalmente como consultora, asesorando en gestión, monitoreo, planificación y diseño de políticas y proyectos y capacitación a gobiernos o empresas que necesitan mantener, expandir o profundizar proyectos extractivos que demandan un uso intensivo del agua.

Mekorot no invierte en publicidad fuera de su país, no tiene presencia en los medios de comunicación, como otras trasnacionales del sector; se promueve a otro nivel. En coordinación con las embajadas de Israel y otras entidades del lobby sionista, invitan a funcionarios de los gobiernos a conocer las instalaciones de la empresa o a participar en sus seminarios y eventos. Anualmente, exporta alrededor de 2 mil millones de dólares en tecnología hídrica al mercado global para financiar su política de apartheid del agua en los Territorios Palestinos Ocupados.

Mekorot en Argentina

De toda Abya Yala, Argentina es el país donde Mekorot logró mayor alcance territorial, los lazos de cooperación son de larga data. En particular en materia hídrica rige un Convenio de Cooperación Técnica (1982), aprobado por Ley 23.454 (1986), que habilita acuerdos en manejo de cuencas, desarrollo agrícola, aprovechamiento de recursos hídricos, energía solar y otros ámbitos técnicos; y un Convenio de Cooperación Comercial y Económica (1995) aprobado por Ley 24.710 (1996) que involucra organismos y empresas del sector público y privado de ambos países.

El sector sindical del agua argentino mantiene estrechos vínculos con Mekorot. En reiteradas oportunidades brindó capacitaciones a la Federación Nacional de Trabajadores de Obras Sanitarias (FENTOS); incluso en 2008 firmaron un acuerdo de cooperación tripartito con el gobierno de Chubut. La Empresa 5 de Septiembre, sociedad anónima del Sindicato de Obras Sanitarias de Buenos Aires, SOSBA, participó junto a Mekorot en la construcción de una planta de líquidos cloacales en Bahía Blanca (2010/2016) y en la licitación de otra, para el tratamiento de aguas en Ensenada, Berisso y La Plata (2010/2012), experiencia fallida por la movilización y el rechazo. El Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias, SGBTOS, tiene un convenio "para la formación y el desarrollo" desde el 2022. Ambos sindicatos son accionistas de las empresas a cargo del servicio de agua y saneamiento en la provincia de Buenos Aires (ABSA), y en el área metropolitana de la capital del país (AySA, nuevamente sujeta a privatización). José Luis Lingeri, histórico dirigente sindical del sector, ha sido un hilo conductor en todas estas instancias.

También el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento – ENHOSA, organismo que diseñaba, financiaba y ejecutaba obras de agua y saneamiento en todo el país, disuelto por el gobierno actual, firmó un Memorándum de Entendimiento con Mekorot en 2021, sólo por dos años. Los términos del contrato, regido por la normativa de la administración nacional, fueron menos desfavorables que los celebrados entre la empresa y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y AYSA.

AySA, empresa con mayoría estatal actualmente en proceso de privatización, firmó un contrato por un año con Mekorot en noviembre de 2024. También hubo acercamientos durante el gobierno anterior y la empresa admite que no tendría problema en continuar con quien quede a cargo. El objeto del contrato, del cual se desconoce el monto abonado, es la asesoría técnica para mejorar la gestión, costos, mantenimiento, tarifas, eficiencia energética y ciberseguridad.

Los convenios con las provincias

Siete provincias argentinas firmaron convenios con Mekorot en 2022 a través del Consejo Federal de Inversiones – CFI, organismo autónomo integrado por los gobiernos provinciales. Lo hicieron al regreso de un viaje a Israel, promovido por el entonces Ministro del Interior, Wado de Pedro, con el respaldo de Mario Montoto, titular de la Cámara de Comercio Argentino-Israelí. En el 2024, recambio de gobierno mediante, se sumaron otras tres.

Los acuerdos, de dos años de duración, dieron marco para la contratación del servicio de consultoría de Mekorot, vía directa, sin llamado a licitación, para elaborar en la mayoría de las provincias, Planes Maestros Hídricos, reformas normativas y organizativas del sector. Debido a la intermediación en la contratación, en algunas provincias la relación con la empresa no es clara, ya que si bien el CFI afirma que no hay convenio firmado, los gobiernos mencionan a la empresa en proyectos específicos donde interviene el organismo.

Se pudo acceder a la "letra chica" de los contratos sólo en dos provincias y en AYSA; tienen varias cláusulas similares, desventajosas en materia de propiedad intelectual, soberanía y acceso a la información.

La siguiente infografía resume el estado de situación con la empresa en cada provincia

A partir de la escasa información trascendida, principalmente en los medios de comunicación, sabemos que los convenios se encuentran en la fase final, de presentación o validación de la tarea realizada, salvo en las provincias de firma reciente. Nos interesa destacar algunos aspectos de los modos de actuar y las consecuencias de la presencia de Mekorot en nuestros territorios.

A espaldas de las comunidades

Un primer asunto a subrayar es la falta de transparencia de todo lo que involucra a Mekorot: ¿Qué se firma? ¿Con qué objetivos? ¿Quiénes están involucrados? La mayoría de los contratos han permanecido en secreto a pesar de la petición de las comunidades locales. A su vez, establecen que los gobiernos no pueden brindar información sin el acuerdo de Mekorot y existen cláusulas de confidencialidad.

En Río Negro, por ejemplo, todo esto fue denunciado por inconstitucional debido a que todo contrato con un Estado extranjero debe tener tratamiento legislativo. A su vez, se viola el derecho al libre acceso a la información ambiental (Ley 25831) y el deber de proveer información a la opinión pública (Ley 27275) y el Acuerdo de Escazú (Ley 27.566). Por último, se ha incumplido con la consulta libre, previa e informada a comunidades de pueblos originarios (Convenio 169 OIT, ratificado por Ley 24.071).

La pérdida de soberanía

Resulta clave detenernos en que la acción de Mekorot en Argentina representa un retroceso para la soberanía. Son muchos los aspectos que lo enfatizan y ejemplifican. Los datos que recopila Mekorot pueden ser utilizados por la empresa para su beneficio futuro. Dada la importancia geopolítica que tiene el material en torno al agua dicha entrega impacta por sus efectos hacia la soberanía de las provincias y de nuestro país. A su vez, los contratos se rigen e interpretan de acuerdo con legislación y tribunales de Inglaterra o de Estados Unidos, en el caso de AySA. Un elemento que no deja de ser relevante: si bien los contratos están en dos idiomas, frente a disputas se considera la versión en inglés; una entrega directa.

El avance de lo privado

Resulta importante preguntarse por qué se contrata a una corporación como Mekorot, si pueden realizar dicha tarea varias instituciones públicas: Instituto Nacional del Agua, el INTA, universidades nacionales, entre otras, hoy desfinanciadas o disueltas, como el Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento, ENHOSA. Más aún, Mekorot no produce información de base, sino que analiza información en manos de autoridades provinciales y científicos locales y en base a eso realiza sus propuestas.

A su vez, recordemos que se destinan millones de dólares a estas consultorías: el contrato de Río Negro estipula un pago de casi 1,5 millón de dólares, el de Catamarca 1 millón. De este modo, Mekorot no sólo se apropia de aspectos públicos de manera directa, sino también promueve la privatización: "La participación del sector privado en el tratamiento de aguas residuales genera una serie de ventajas que pueden mejorar la eficiencia, la innovación y la eficacia general. Una de las principales ventajas reside en el impulso inherente del sector privado hacia la competitividad y las ganancias." (Informe de avance N°1 de Río Negro pp. 367-368).

Agua para las corporaciones

Es fundamental comprender uno de los roles centrales de Mekorot: garantizar el agua para los proyectos extractivistas. Esto queda claramente establecido en la propia historia de Mekorot y en el análisis de los informes de avances presentados en nuestro país. En todos los casos, se acentúa el carácter de mercancía del agua en la medida en que se focaliza su "valor económico".

La multiplicación de proyectos extractivistas es propiciada por la empresa. Por ejemplo, en Río Negro señala respecto al extractivismo petrolero que "la demanda sigue siendo baja comparada con la oferta hídrica y con el consumo para riego. La confiabilidad de las mediciones del sector es excelente." (Informe 1 de Río Negro, p. 303). Otro tanto se refiere a la actividad minera: "La industria minera en la cuenca es incipiente o casi nula, pero con un gran potencial". Por supuesto que esto no es exclusivo de ese territorio, la expansión de los extractivismos se ve en varias provincias, como el caso de Neuquén y la expansión de hidrocarburos con técnicas no convencionales o la megaminería en el resto de provincias de la cordillera.

Del mismo modo, para los agronegocios: "El alto costo de los insumos de producción, la energía principalmente, y la falta de agronegocios definidos postergan el crecimiento del sector agrícola bajo riego en un vasto sector de la cuenca." Obviamente, los procesos de tecnificación terminan favoreciendo a los grandes exportadores.

La violación de derechos humanos y ambientales

Un elemento clave para rechazar la presencia de Mekorot en Argentina tiene que ver con su historial de violaciones a los derechos humanos y ambientales, descrito en parte en el presente artículo. Organizaciones palestinas (Al-Haq, PENGON), israelíes (B´Tselem) e internacionales (Amnesty, Human Rights Watch, OXFAM, Amigos de la Tierra, entre otras) han elaborado informes sobre las violaciones a los derechos humanos y en particular al derecho humano al agua en Palestina. Varios organismos de Naciones Unidas han señalado el apartheid del agua cometido por Mekorot en Cisjordania, y más recientemente, a partir del 7 de octubre, el accionar de Israel privando el acceso al agua y alimentos en Gaza, en clara violación al Derecho Internacional Humanitario. El Movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS), la mayor articulación de organizaciones de Palestina y de solidaridad con su pueblo en el mundo, que promueve este tipo de iniciativas pacíficas a nivel internacional, tiene a la empresa entre sus principales focos de acción.

Todos estos antecedentes debieran ser considerados en sí mismo como motivo de rescisión de estos contratos.

El proyecto de centralización demográfico, cultural, social y productivo

Mekorot en nuestro país se alinea con un proyecto general de vaciamiento de territorios que fomenta la migración hacia los cordones de pobreza urbanos. Así se construye el mito del 'vacío a ocupar'. Del mismo modo, la expulsión de comunidades locales a partir de este tipo de proyecto afecta también a los pueblos originarios.

Por todo ello, Mekorot es una estrategia corporativa y gubernamental para abordar escenarios de gran conflictividad social. En este sentido, no es de extrañar que en Argentina los acuerdos se dieron en provincias como Mendoza, Chubut, La Rioja, Catamarca y Jujuy en donde se han dado enormes conflictos por el agua a escalas locales y provinciales. Allí, como en otros territorios del país, comunidades indígenas y rurales denuncian procesos sistemáticos de despojo, desalojos forzados, criminalización de autoridades comunitarias, restricciones para acceder a ríos, vertientes y humedales, así como la contaminación o desvío de estos cuerpos de agua en beneficio de proyectos extractivos.

Las organizaciones territoriales expresan que estas situaciones no son hechos aislados, sino parte de una lógica que prioriza a las corporaciones, mineras, agroindustriales o inmobiliarias, por encima de los derechos de los pueblos que habitan y cuidan esos territorios. Sin establecer equivalencias directas, el paralelismo con lo que sucede en Palestina aparece con claridad: modelos que conciben el agua como un recurso estratégico que puede ser administrado, mercantilizado o restringido según intereses políticos y económicos, incluso cuando eso implica desplazar comunidades, limitar su autonomía o quebrar sus vínculos ancestrales con la tierra.

En este sentido, la llegada de Mekorot no solo amenaza con profundizar la privatización y el control corporativo del agua, sino también con reproducir dinámicas de desposesión cuyos mecanismos y consecuencias resuenan con las que enfrenta hoy el pueblo palestino.

Las estrategias tecnológicas

Las "soluciones" que fomenta Mekorot se centran en tecnologías de gran costo: "Las empresas del sector privado también tienden a poseer experiencia especializada y acceso a tecnologías de vanguardia. (…) En términos de viabilidad financiera, la inversión del sector privado puede aliviar la carga fiscal de las entidades públicas. La financiación privada a menudo conduce a una inversión de capital oportuna y a la adquisición de equipos de última generación, lo que impulsa el rendimiento general del sistema. Esta asociación financiera entre los sectores público y privado puede ayudar a alcanzar los objetivos de desarrollo de infraestructura de manera más efectiva." (Informe de avance N°1 de Río Negro pp. 367-368). Un sentido similar se presenta en el informe de Mendoza (Informe 1 de Mendoza).

Cabe recordar que la visita a Mekorot en Israel que realizaron funcionarios en 2022, incluyó la planta de desalinización Granot, la planta de tratamiento de aguas residuales Shafdan y el abastecimiento de agua para la agricultura en Nir Am. La visita en 2024 de los gobernadores de Chubut y Neuquén incluyó las instalaciones de Netafim, líder en riego por goteo, presente también en Argentina.

Aunque no hay información explícita al respecto, resulta relevante preguntarse acerca de posibles negocios posteriores por parte de Mekorot o estas empresas "amigas" para realizar la desalinización y el tratamiento de aguas residuales, o para instalar los sistemas de riego que sus propios informes sugieren.

Las luchas en defensa del agua y el rechazo al genocidio en Gaza

La campaña Fuera Mekorot en Argentina articula dos vertientes importantes: la lucha en defensa del agua, enraizada y extendida en nuestro territorio, y la solidaridad con Palestina, de larga trayectoria en el país. Varios de los proyectos extractivistas para los cuales se contrató a Mekorot cuentan con una fuerte resistencia en las comunidades y es el principal motor impulsor de la campaña. A partir de octubre de 2023, el rechazo a la profundización del genocidio en Gaza despertó el interés y la movilización de amplios sectores de la sociedad. Como resultado de este proceso, recientemente, algunos gobiernos provinciales y el propio CFI han adoptado la política de no mencionar a la empresa o eludir su referencia ante la opinión pública.

Algunas experiencias exitosas

En el país y en el Abya Yala hubo varias experiencias exitosas donde la empresa tuvo que dar un paso atrás, fruto de la movilización, la denuncia y el trabajo articulado de estas dos vertientes que mencionamos:

Provincia de Buenos Aires, Argentina, 2011

El entonces gobernador Daniel Scioli buscaba construir una planta de tratamiento de aguas para La Plata, Berisso y Ensenada. Tras un viaje a Israel (2010) abrió la licitación en tiempo récord (2011). Se conformó una Unión Transitoria de Empresas (UTE) con Mekorot, las empresas Ashtrom BV, Mako, Eleprint, la Empresa 5 de Septiembre del Sindicato de Obras Sanitarias de Buenos Aires (SOSBA), el propio sindicato y ABSA, la empresa estatal de agua de la provincia; la UTE salió beneficiada en un proceso hecho a medida. En 2011, la Federación de Entidades Argentino Palestinas, la red internacional Stop The Wall, la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el Diario Hoy de La Plata y otras organizaciones iniciaron la campaña "Buenos Aires, las Aguas Bajan Turbias", denunciando el accionar de Mekorot en Palestina, el negociado en torno al proyecto, el encarecimiento de la tarifa y otras consecuencias negativas. En octubre del 2012 se logró la suspensión de la licitación.

Chile, 2023

Mekorot firmó un acuerdo con la Corporación "Desarrolla Biobío" para diseñar el "Plan de Gestión de Recursos Hídricos" en esa región. Al ser un ente público/privado sin fines de lucro, no rige la Ley de Contrataciones Públicas. El acuerdo, de renovación automática, incluía numerosas irregularidades y se sometía a las reglas de la Cámara de Comercio Internacional. La organización "Abogados por Palestina" presentó una solicitud ante la Fiscalía Superior de Chile en marzo de 2024, logrando postergar su aplicación. Anteriormente (2022) la Gobernación Regional Metropolitana de Santiago firmó un "Convenio de Declaración de Interés" con el Embajador de Israel en Chile, para colaborar en temas hídricos, aunque sin hacer referencia a Mekorot. La empresa también intentó establecer vínculos en Valparaíso pero organizaciones impidieron su avance.

Brasil. São Paulo, 2009

 La Companhia de Saneamento Básico do Estado de São Paulo, firmó un "Memorando de Entendimiento" con Mekorot para "

desarrollar y apoyar proyectos de investigación científica y tecnológica

". En 2014 se realizó una gran campaña con la CUT, grupos de solidaridad con Palestina, en defensa de los bienes comunes y legisladores para visibilizar el acuerdo, que logró revocar el acuerdo en ese año. Siguen en alerta tras la privatización de la empresa en 2023 y la cercanía con Israel del gobernador actual, bolsonarista.

Bahía, 2013

La Empresa Baiana de Águas e Saneamento (Embasa) firmó un acuerdo con Mekorot para el "desarrollo e implementación de servicios y proyectos de agua y alcantarillado en Brasil". Tras la acción coordinada de grupos de solidaridad con Palestina, el Movimiento Antirepresas (MAR) y pequeños agricultores se logró dar de baja el acuerdo en 2016.

República Dominicana, 2023

En junio de ese año, el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), firmó un acuerdo con Mekorot para la elaboración de un "Plan Maestro", utilizando como marco un convenio firmado por el Ministerio de Economía en 2021. El gobierno iba a pagar dos millones de dólares por la asesoría, superando ampliamente el mínimo legal que obliga a licitación pública (Ley 340-06). La Red Socioambiental, el Instituto de Abogados para la Protección del Medioambiente y el Comité Nacional de Lucha contra el Cambio Climático, impugnaron el contrato ante la Dirección General de Compras y Contrataciones Públicas (DGCP). Ya existía un Plan Hidrológico Nacional y un diagnóstico realizado por la Mesa del Agua (academia, sociedad civil y técnicos del gobierno). En mayo de 2024 la DGCP comunicó que el contrato se había rescindido en agosto de 2023. Las organizaciones continuaron alertas, por si Mekorot reclamaba pagos por la cancelación del contrato. En octubre de 2023 el INAPA comunicó a la DGCP que la institución buscaba un marco legal para exceptuar de la Ley 340-06 al convenio, "por proveedor único o de exclusividad para El Plan Maestro de Gestión del Agua".

A modo de conclusión

Frenar a Mekorot es mucho más que detener a una empresa señalada por organismos de derechos humanos y movimientos sociales como partícipe de un modelo hídrico denunciado en foros internacionales por su política de apartheid, ocupación y criminalización sistemática de poblaciones. Es, sobre todo, afirmar que el agua no se entrega, que los territorios no se negocian y que la vida es lo que verdaderamente vale. Implica reconocer que la disputa por el agua es una disputa por el derecho a permanecer en los territorios, por la soberanía de los pueblos y por la dignidad de quienes históricamente han cuidado el lugar que habitan. Frenar a Mekorot no es solo detener un acuerdo; es afirmar que la vida, está por encima de cualquier negocio.


Bibliografía

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– Amigos de la Tierra Palestina – PENGON, septiembre de 2024. Mekorot en Latinoamérica y África.

Video del Seminario web organizado por Friends of Earth Palestine, PENGON, Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe y Tierra Nativa, el 26 de septiembre de 2025.

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– Info new. 07/2025. Avruj y Mekorot en territorios diaguitas: críticas y rechazos por alianzas y donaciones.

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Stop the Wall. El Muro.

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*Este artículo forma parte del Dossier "No hay planeta B. Desafíos y alternativas frente al saqueo extractivista y al cambio climático".