Un magnate con negocios en San Juan, en problemas: lo acusan de deforestar 170.000 hectáreas de bosques

Un documento también señala al Banco Santander por financiar las operaciones. La investigación denuncia impactos ambientales severos y conflictos con comunidades indígenas.
Un nuevo informe de la organización internacional Global Witness puso en la mira al magnate con negocios en San Juan, Eduardo Elsztain. Al presidente de IRSA y al Banco Santander los acusan por su presunta participación en la deforestación de más de 170.000 hectáreas de bosques nativos en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay.
La investigación, basada en datos satelitales, revela que la empresa agropecuaria Cresud, controlada por Elsztain, habría transformado vastas extensiones de tierras forestales en terrenos cultivables para luego venderlos a precios más altos, según informó el portal eldiarioAR. Esta firma, que opera en los cuatro países mencionados, posee más de 800.000 hectáreas destinadas a cultivos extensivos, ganadería y caña de azúcar.
Según el reporte, el Banco Santander –de capitales españoles– financió a Cresud a través de la compra de bonos. La expansión de las operaciones de la empresa no solo habría afectado importantes ecosistemas como el Gran Chaco (en Argentina y Paraguay), el Chiquitano (en Bolivia) y el Cerrado (en Brasil), sino que también generó conflictos con comunidades indígenas en diversas regiones.
Uno de los casos más críticos señalados en el informe se encuentra en la provincia argentina de Salta, donde Cresud habría arrasado con más de 60.000 hectáreas en una sola propiedad: la Estancia Los Pozos. Desde el área de Ambiente del gobierno salteño indicaron que los permisos para realizar desmontes fueron otorgados durante gestiones anteriores.

Elsztain, además de ser el principal accionista de Cresud, es dueño de IRSA, el grupo empresarial que controla los principales shoppings de Argentina, así como inversiones en banca, tecnología, energía, turismo y medios. Hoteles como el Libertador, utilizado por La Libertad Avanza como bunker electoral, también forman parte de su imperio.
"Con la deforestación, se han secado estuarios, quebradas y fuentes de agua dulce. Hoy enfrentamos una situación crítica: no hay alimentos, no hay agua y las temperaturas son extremas", denunció Sergio Rojas, activista indígena de la comunidad Qom, en declaraciones a Global Witness.
La organización Greenpeace también ha realizado relevamientos satelitales que coinciden con la denuncia: entre 1998 y 2018, solo en Salta se habrían deforestado 120.000 hectáreas en campos pertenecientes a Cresud.
"El modelo de negocio es claro: compran tierras con bosque, las desmontan, las utilizan para soja, trigo, girasol o ganado, y cuando aumentan de valor, las venden", explicó Charlie Hammans, autor del informe.
La estrategia de Cresud se basa en el concepto de "bienes raíces agrícolas", y ha sido altamente rentable. En 1994, bajo una nueva dirección, la firma adoptó esta visión inmobiliaria del agro. Desde entonces, multiplicó sus ingresos: pasó de facturar 49 millones de dólares en 2010 a 1.400 millones en 2024. En 2005, creó la filial BrasilAgro para replicar el modelo en Brasil, y luego se expandió a Paraguay y Bolivia.
Tanto Cresud como BrasilAgro cotizan en la bolsa de Nueva York, y su estrategia se resume en palabras del gerente argentino Diego Chillado Biaus: "Vamos a lugares donde nadie quiere ir, estabilizamos los campos y luego los vendemos para volver a empezar".
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