Cómo produce la estancia de 30.000 hectáreas que combina agricultura con área natural protegida: "Queremos que este rincón de Entre Ríos sea un ejemplo y un modelo replicable"

Con una superficie de 30.000 hectáreas, en Gualeguaychú, se encuentra la reserva El Potrero, que cuenta con el área natural protegida más grande de Entre Ríos, donde más de 18.000 hectáreas (el 68% del total de su superficie) se destinan a la conservación de ambientes naturales y a su biodiversidad. Pero también se producen cultivos como soja, trigo y maíz, además de forestación.
De esta manera, se realizan prácticas productivas bajo criterios de sustentabilidad y mitigación de impactos que brindan recursos económicos para el área de la reserva, y ésta los devuelve con servicios ambientales que dan sostenibilidad en el tiempo.

Agricultura: el desafío de producir, ser sostenibles, y a la vez, rentables
El Potrero posee una superficie agrícola de 4315 hectáreas donde cultivan soja, trigo, maíz, colza, carinata y lotus. "Hoy el contexto agropecuario está complicado, con los precios de los commodities muy bajos y los costos altos. Eso no lo podemos modificar, sino que nos tenemos que adecuar para producir en este contexto. Desde nuestro lugar tenemos diversificado con otras actividades como la forestación, y tenemos la obligación de hacer las cosas bien porque los márgenes son muy delgados", explicó Agustín Prunotto, Coordinador General de El Potrero.
El enfoque de la producción de cereales y oleaginosas está realizado bajo premisas de producción sustentable a través de la rotación de cultivos, como la implantación de distintas especies a través de los años, y de prácticas conservacionistas, como los cultivos de cobertura.
"Apuntamos a una agricultura de precisión con manejo por ambientes, análisis de rendimiento, tratando de entender e interpretar cada lote, para lograr ser más eficientes en el uso de los recursos. Luego el manejo es lo más ecológico posible buscando siempre el menor impacto en el ambiente, entre ello intentando reducir la carga química en el suelo", explicó el Ingeniero Agrónomo.
Además, la firma posee una superficie de 4.855 hectáreas disponibles de tierras con aptitud forestal, que por las condiciones de clima y suelo otorgan las condiciones ideales para el cultivo de especies como Eucalyptus sp.
"Las actividades productivas de El Potrero son la agricultura y la forestación y esto es lo que permite mantener al Potrero. La Reserva le da un valor agregado, que si bien no es una actividad rentable, es el mensaje que queremos transmitir: somos una empresa que destina casi el 70% de su superficie al área de conservación", explicó Prunotto.
La historia de la Reserva
Allá por 2007, Azul García Uriburu y Marcos Pereda compraron la estancia y se mudaron a vivir con sus hijos durante tres años. Progresivamente comenzaron a practicar distintas actividades productivas convencidos de que es posible integrar las actividades productivas y la conservación protegiendo la biodiversidad.
Así, en 2008 nació la reserva El Potrero, gracias a Azul, hija del reconocido artista y arquitecto Nicolás García Uriburu, que heredó de su padre el amor por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente.


Desde 2017 está declarada como "Área Natural Protegida" con una extensión de más de 18.000 hectáreas divididas en diferentes ecorregiones: espinales, bosques de barranco, selva en galería, humedales, esteros, pastizales, arenales, blanqueales, etc.
"Es esa diversidad de ambientes la que genera una gran oportunidad de hábitat para diferentes especies de flora y fauna nativa de la zona, para trabajar en la restauración y conservación de estos valiosos ecosistemas. Además de reserva, es refugio de vida silvestre", dijo Ladislao Foldesi, Ingeniero Agrónomo y Coordinador de la Reserva.
La zona está compuesta por bosques xerófilos de añejos árboles como algarrobo, ñandubay, espinillo, quebracho blanco, tala, etc., y es un lugar que ofrece excelentes posibilidades y condiciones de investigación, monitoreo y educación ambiental donde muchos profesionales, divulgadores y científicos hacen su tesis de estudio universitario.
En noviembre de 2024 la empresa obtuvo la certificación comoEmpresa B en el sector agrícola y forestal, formando parte así de una comunidad global de empresas que cumplen con altos estándares de impacto social y medio ambiental.
En resumen, la reserva representa la conservación de ambientes y sus interacciones, la restauración con plantaciones de nativas, la reintroducción de animales en el refugio, el control de especies exóticas invasoras, la educación ambiental, entre otros.
"Sabemos que aún queda mucho por hacer, pero estamos transitando el camino para que este rincón de Entre Ríos sea un ejemplo y un modelo replicable en todas las zonas de nuestro país", concluyeron desde la empresa.
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