Estudiante diseña sistema que genera electricidad con cada descarga del inodoro, busca llevar luz a zonas rurales de la India

Con solo 20 descargas del inodoro, HydroSan carga una batería: joven indio crea solución energética accesible desde el baño.
- Electricidad desde el inodoro.
- Proyecto joven, enfoque práctico.
- Carga con agua ya usada.
- Bajo coste, fácil de adaptar.
- Ideal para zonas con cortes.
- Premio por innovación sostenible.
- Pruebas en marcha en Tehri.
- Potencial global, impacto local.
Kushagra Aditya Jha y su apuesta por generar electricidad con agua de descarga
Kushagra Aditya Jha creció entre contrastes. Mientras la colosal presa de Tehri, en Uttarakhand, generaba más de 1.000 megavatios de electricidad para el norte de India, muchas aldeas cercanas seguían sumidas en la oscuridad. Esa paradoja —infraestructura imponente pero servicios limitados— marcó su infancia.
Ya en Dehra Dun, notó lo mismo: bajones de tensión, cortes frecuentes y falta de alternativas asequibles para los hogares sin respaldo energético. Para miles de familias, tener luz no era algo garantizado, sino una cuestión de suerte… o de dinero.
En medio de estas carencias, un gesto cotidiano se convirtió en una pregunta incómoda: ¿cuánta energía estamos perdiendo cada vez que usamos el inodoro?
De la idea al prototipo: energía que baja por el desagüe
Kushagra no tardó en conectar puntos. Si el flujo de agua en cada descarga era constante, ¿por qué no aprovechar esa energía cinética para generar electricidad?
Nació entonces el primer prototipo de HydroSan: una pequeña turbina dentro de la cisterna, capaz de producir electricidad con cada uso del baño. Pero el sistema inicial fallaba en algo clave: era intermitente. Sin flujo, sin energía. Y la energía llegaba solo con el siguiente "flush".
Después de múltiples pruebas, encontró una solución ingeniosa: mantener un flujo controlado entre descargas. Con un simple tubo adicional, parte del agua almacenada podía pasar de forma constante por la turbina. Así, la carga no dependía de la frecuencia de uso.
Ese goteo, aunque modesto, resultaba suficiente para cargar baterías de litio-ion, que luego alimentaban luces LED o puertos USB. Hoy, con unos 20 usos, se puede cargar una batería de 2.000 mAh, suficiente para iluminar una habitación o mantener un teléfono encendido en caso de apagón.
Y lo más importante: todo con materiales locales y de bajo coste.

Tecnología que se adapta, no que impone
Uno de los mayores aciertos de HydroSan es su enfoque inclusivo y realista. No requiere obras ni rediseños costosos. Encaja en sistemas de cisterna ya existentes, tanto en hogares como en escuelas o baños públicos. Esto abre una puerta enorme: adaptar baños ya construidos sin interrumpir su funcionamiento.
Además, está pensado para ser fácil de reparar y replicar, algo fundamental en zonas rurales donde la asistencia técnica escasea. En palabras simples: si se rompe, cualquier técnico local puede arreglarlo.
Validación, pruebas reales y visión a largo plazo
El proyecto ya ha sido premiado con la CREST Gold Award por su enfoque innovador y sostenible. También ha recibido el respaldo del Consejo de Ciencia y Tecnología de Uttarakhand (UCOST) y se encuentra en proceso de patentado. Actualmente se está probando en una aldea de Tehri, donde las condiciones reales ofrecen datos valiosos para ajustar el diseño.
Pero Kushagra no se queda ahí. Visualiza una expansión hacia espacios de alto tráfico humano: centros comerciales, estaciones, hospitales, escuelas. Lugares donde cada descarga cuenta… y puede contar mucho más.
A largo plazo, esta tecnología podría integrarse con sistemas de gestión hídrica, potenciando soluciones híbridas para viviendas autosuficientes. O incluso complementarse con energía solar, creando micro-redes energéticas descentralizadas.
Vía Kushagra Aditya Jha on his journey with generating electricity from flush water – The Hindu
Más información: Kushagra Aditya Jha
¿Y si lo aplicamos?
HydroSan es pequeño, pero su impacto potencial no. ¿Qué pasaría si este sistema se instalara masivamente en espacios con alto uso de sanitarios? Algunas cifras ayudan a imaginarlo:
- Una escuela con 500 estudiantes genera fácilmente más de 1.000 descargas al día. Solo con eso, se podría mantener encendido un sistema de luces LED durante toda la jornada escolar o cargar decenas de teléfonos básicos.
- Un hospital rural, donde cada inodoro se usa constantemente, podría convertir esa actividad rutinaria en energía para sistemas de respaldo en áreas críticas: una lámpara de cirugía menor, un monitor portátil, un punto de carga para móviles en emergencias.
- En un campamento de refugiados o asentamiento informal, donde el acceso a la red eléctrica es limitado o inexistente, HydroSan puede ser clave. No solo como fuente de luz o carga, sino como símbolo de dignidad energética en medio de la precariedad.
Incluso en contextos urbanos, el potencial es enorme. ¿Te imaginas si todos los baños públicos de una ciudad —estaciones de metro, centros comerciales, estadios— incorporaran este sistema? Solo en Madrid o Ciudad de México, donde se hacen millones de descargas al día, el volumen de energía recuperada podría alimentar una red secundaria de iluminación pública o de señalización de emergencia.
Y hay algo más. No se trata solo de producir electricidad. Se trata de empezar a mirar cada acto cotidiano como una oportunidad energética. Cambiar el enfoque. Pasar de la pérdida al aprovechamiento. De lo invisible a lo útil.
Quizá la pregunta ya no sea ¿Cuánta energía desperdiciamos cada día?, sino ¿Cuánta estamos dispuestos a recuperar?.
Y antes de despedirnos, merece la pena destacar otro invento fascinante: el sistema Crutto, desarrollado por la empresa japonesa Yumes Frontier. Esta microcentral hidroeléctrica se instala en tuberías o desagües, y genera hasta 2,7 kW con flujos de apenas 4 litros por segundo y desniveles modestos. Su diseño compacto (33 × 58 cm) permite adaptarla en fabricas, edificios o estaciones de tratamiento de agua y recupera energía que normalmente se pierde. Si te ha interesado el proyecto de HydroSan, te va a inspirar ver cómo otro enfoque similar está ganando terreno en entornos urbanos e industriales.
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