HUMANISMO BELIGERANTE

14.06.2025

Hoy quiero compartir con ustedes una convicción de hace años, que es que detrás de los números están las vísceras de la sociedad como lo decía Raúl Scalabrini Ortíz y como lo marcaba de una manera más bella y poética el Nano Serrat, cuando cantaba aquello que decía que detrás de los números está la gente. 











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Por Carlos del Frade

Hay un número que apareció en la edición del domingo 8 de junio de este año sobre la Argentina, que pone una distancia enorme entre lo que alguna vez se afirmó, "en Argentina los únicos privilegiados eran los chicos" a una realidad que hoy, aquel orgullo que tenían distintos sectores políticos termina siendo la evidencia de que la Argentina fue dada vuelta como una media. De aquella Argentina de la inclusión que incluso, estaba en el preámbulo de la Constitución Nacional se ha convertido hoy, en un lugar en donde los primeros perjudicados son ellos, una señal clara que termina siendo la consecuencia de la concentración y extranjerización de riquezas en pocas manos al ser los niños los primeros perjudicados. Hay algo que es imprescindible transformar por cuanto el saqueo llega hasta nuestra niñez y que lo terminemos naturalizando nos da una prueba concreta que del otro lado del espejo hay mucha crueldad.

La información sostiene que en la Argentina según datos del barómetro de la deuda social de la Universidad Católica Argentina, 1 de cada 10 niños y niñas en el país se encuentra en una situación de emergencia extrema, esto quiere decir que son indigentes y que por lo menos tienen tres derechos básicos vulnerados.

En el año 2024 la cifra alcanzaba 1.387.878 niños y niñas de hasta 17 años y representaba nada menos que al 11.4% de la población. Una de las principales analistas del barómetro de la deuda social, Ianina Tuñon, decía que estos índices muestran una parte de la pobreza pero hay otras partes que están muy invisibilizadas, porque estas problemáticas -decía Tuñon- tienen como consecuencia, o a veces son la causa, de una situación de malestar psicológico de los padres, de mamás que tienen un retraso madurativo evidente, de enfermedades en los adultos, de consumo de sustancias. Son infancias que no solamente tienen privaciones objetivas sino que además, tienen privaciones de adultos de referencia que estén en condiciones de garantizarles la alimentación o llevarlos al colegio.

La otra cuestión que marca todo esto, que no solamente le falta a sus padres un mínimo de ingresos para poder obtener una canasta básica, sino que sus realidades, están condicionadas por otras dimensiones del bienestar, como la falta de ingreso a la salud, a la educación, a una vivienda digna y eso explica la enorme complejidad de privaciones simultáneas que enfrentan en su vida a diario.

Para este universo de niños, niñas y adolescentes las carencias más profundas se dan en el acceso a la seguridad social en un 90%, la falta de un empleo formal de sus padres, a una alimentación y salud en un 84% que sean realmente de calidad, a una vivienda digna el 77% y a la educación un 72%.

Este número, 1.387.878 niños, niñas y adolescentes muestran la inversión de una Argentina que pasó de ser aquel territorio en donde los únicos privilegiados eran ellos, a un país que hoy muestra con este número que son los primeros perjudicados.

Más que nunca es fundamental protagonizar la historia para transformar la realidad desde algo que nosotros denominamos el humanismo beligerante.