NARCOTRÁFICO: EL NEGOCIO DEL SISTEMA
El domingo 10 de agosto pasado, el diario La Nación fundado por Bartolomé Mitre el 4 de enero de 1870 y que fue después, el fundador de la historia oficial Argentina, con lo cual, se reservaba para sí mismo nada más que el control del pasado y del presente -con la historia y con los diarios-, en ese diario que es posiblemente la voz más lúcida del sistema en Argentina, salió publicada una nota que decía en tapa "Detectan una queja narco por aumentos de coimas en la aduana".

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Por Carlos del Farde
Una investigación judicial reveló que el contrabando de drogas ilícitas y otras mercaderías por el aeropuerto internacional de Ezeiza se mantiene tras el cambio de autoridades al frente de la Dirección General de Aduanas o de la nueva agencia de recaudación y control aduanero. Pero el seguimiento exhibió una sorpresa, aumentó el monto de las coimas que se pagan en algún eslabón clave de la cadena de mandos y controles, según surge de una investigación contra narcotraficantes y contrabandistas que tramita la justicia en lo penal y económico. La suba del costo del tráfico, incluso, números concretos, reales -dice la investigación- está marcando un aumento del pedido de coimas para los narcos. Garantizar que cientos de kilos de marihuana de alta calidad traspasen las fronteras argentinas sin ser controlados, costaba U$S 48 por kilo durante el 2024, ahora supera los U$S 70 por kilo... aunque se puede obtener un descuento por cantidad.
Esta revelación que hace el periodista de investigación Hugo Alconada Mon está mostrando dos cuestiones fundamentales, la absoluta naturalización de la Argentina como un lugar de enorme consumo, cada vez más y al mismo tiempo un lugar de plataforma de transportación, pero en forma simultánea también, esto marca que al haber tanta droga en las principales ciudades de las principales provincias argentinas como pasa en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Tucumán, Mendoza, empiezan a aparecer problemas de salud mental muy grandes, especialmente en lo que significa el suicidio de adolescentes, que al no poder pagar lo que le deben a sus proveedores de distintos estupefacientes y cuando ellos amenazan con matar a un familiar, deciden matarse ellos porque entienden en su infinita soledad que esa es la mejor manera de no generarle un dolor más grande a la familia si llegan a matar a su mamá o a su papá.
Esto se está verificando en varios barrios de Rosario, de Paraná, Entre Ríos, de Buenos Aires, de Córdoba, con lo cual marca, con lo que se ufana el gobierno de Milei especialmente a través de la principal vocera del Comando Sur del Ejército norteamericano, que es la señora Patricia Bullrich, de haber bajado como nunca en la historia el número de homicidios en la Argentina está directamente relacionado, -ese número- con la gran cantidad de droga a disposición de todos aquellos que quieran consumir en cualquier lugar de la Argentina.
Parecería ser esta una clave para entender que se disminuyeron los homicidios porque se liberó la venta de drogas, lo que genera después la gran hipocresía de haber hecho votar a fines de febrero del 25 y publicado en el Boletín Oficial en marzo de este año, la llamada Ley Antimafia que supone una misma pena para un sicario de una banda, que para el pibe que vende droga desesperadamente, como si fuera el mismo delito matar que vender droga de mala calidad.
En espejo con esto, la Ley de Blanqueo de Capitales que Milei permite exactamente al revés para demostrar que en Argentina la justicia es siempre clasista, esta ley posibilitó por ejemplo, que uno de los empresarios corruptos y delincuentes de guante blanco de Vicentin, lograra hacer salvar a 17 integrantes del directorio por una fuga de 800 millones de dólares que estaba siendo investigado por la justicia federal, pero la Ley de Blanqueo, permite que si alguien de esa asociación ilícita declara un delito menor como en este caso fue la adulteración de facturas, salva a todos.
Para que quede claro cómo funciona la justicia
Mientras por abajo un chico que vende drogas es catalogado de la misma manera que el sicario de la banda para la cual trabaja, allá por arriba la justicia, el poder hoy en la Argentina, premia al que produjo menos delito para salvar al que produjo más delito, exactamente al revés, marcando la característica clasista.
Lo cierto es que lo que se impone detrás de esto es que el narcotráfico es un gran negocio del sistema de arriba para abajo y que las políticas de seguridad que tienen como excusa el combate contra el narcotráfico son más que nada control social.

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