LA ARGENTINA DE LA DESMEMORIA

29.07.2025

En esta Argentina, donde pareciera, que hace décadas perdiera el rumbo de ser una gran Nación, perdiéndose entre gobiernos efímeros, golpes de estado, dirigentes de espantosa mediocridad, trepadores varios con ambiciones dirigenciales, legisladores salidos de los andurriales de la política, existen algunas fechas que nos interpelan, y ponen en evidencia como somos, y a los extremos a los que se llegó en muchos momentos, que casi nadie recuerda ya.


Por Alejando Olmos Gaona

El 29 de julio de 1966, un general mediocre, con infulas de fundador de la patria emitió el Decreto 16.912, ordenando la intervención de la universidades públicas. Pero además de ese acto propio de la dictadura que encabezaba, Onganía ordenó que las fuerzas policiales irrumpieran con violencia en los claustros, donde entraron como siempre sabe hacerlo la policía a palazos o a bastonazos en lo que se dió en llamar la "noche de los bastones largos". Las crónicas muestran lo que ocurrió esa noche, y dias posteriores, donde profesores, alumnos y distinguidos catedráticos fueron victimas de la violencia policial dirigida por el Gral. Fonseca, otro de los tantos militares que mancillaran el uniforme que se les había dado para defender la Patria, y no para reprimir a su pueblo. 

Muchos eminentes investigadores se fueron a otros países más auspiciosos con el saber y la investigación, y los decanos de las principales universidades no quisieron convertirse en interventores, Como no podía ser de otra manera la Facultad de Derecho, consintió el atropelló y allí se instaló Roberto Durrieu uno de los tantos miserables que años después sería fiscal adjunto en la provincia de Buenos Aires entre 1976 y 1978, cuando se desarrolló el sangriento reinado de Ramón Camps, y subsecretario de Justicia de 1978 a 1981, donde su trabajo fue dar apoyatura legal a la dictadura de Jorge Rafael Videla. 

 El diario "La Nación" siempre tan equilibrado en sus juicios y apoyo a las dictaduras, lo llamó un "referente del derecho" a su muerte. Otro que tambien fue complice del onganiato fue Troxler el decano de Ciencias Económicas, y no es casual que siempre en ambas facultades se hayan gestado políticas y decisiones que durante años dañaron a la Nación.También otro 29 de julio del 2000 se suicidó el Dr. René Favaloro, uno de los grandes de la medicina argentina, de relieve mundial, que dejó una brillante carrera en los EE.UU. para venir a la Argentina a entregarle sus conocimientos y la voluntad inquebrantable de trabajar en ella, para la formación de médicos y lograr la excelencia en los tratamientos en su especialidad. También son conocidos los avatares, de lo que tuvo que luchar para erigir su Fundación, y los problemas economicos, derivados por deudas de organismos del Estado de las que nadie se hacía cargo y afectaban el funcionamiento de la misma.

Fueron vanos sus esfuerzos, su cartas a diarios como "La Nación", y el pedido a los poderes públicos para evitar que todo el esfuerzo de un centro de excelencia se derrumbara. Nadie lo ayudó, y los grandes empresarios de la Argentina, que deambulan por comidas y fiestas " a beneficio" se hicieron los distraídos, y no colaboraron para evitar la debacle. Los autotitulados empresarios " a los que les interesa el páis" nada hicieron. Seguramente, si Favaloro hubiera transigido en recibir dinero, y firmarles por el doble o el triple de lo que le habían entregado, hubieran aceptado ayudarlo. Ya sabemos como opera esta gente, no en vano a pesar de sus llantos sobre los impuestos que ocasionalmente pagan, y las políticas de los gobiernos populistas, que dicen que tanto los han afectado, tienen más de 400.000 millones de dólares en cuentas en paraísos fiscales, y viven ostentando su opulencia en los medios que cubren sus divertimentos. 

Aquí van algunos fragmentos de las cartas que dejó escritas:

"En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer. (...) Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata. No puedo cambiar", "He escrito cartas a funcionarios y empresarios de todo tipo sin recibir respuesta. Estoy cansado de ser un mendigo en mi propio país", "Si no recibimos una ayuda inmediata, nos veremos obligados a cerrar la Fundación. Eso significará la pérdida de cientos de puestos de trabajo, pero sobre todo, la derrota del sueño por el que regresé al país" : "(...) debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza)", "Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar. La mayoría del tiempo me siento solo" "Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga. Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz"

Han pasado 25 años de la muerte de Favaloro y la sociedad del privilegio continúa y se ha profundizado. En 1975, había 4.5% de pobres, hoy existen mas de un 31%, y el palabrerió de los discursos de los diferentes gobiernos que hemos tenido, resulta inutil para encubrir una realidad que no es de MIlei, ni de Fernandez, sino que comenzó a partir de 1976 y a atravesado todas las gestiones de los últimos 50 años, con algunas diferencias.