Ataques y judicialización a las feministas comunitarias, Lolita Chávez y Adriana Guzmán

Grupos de organizaciones feministas y de derechos humanos, hacen llamados de alerta por la persecución que están viviendo dos activistas del feminismo comunitario antipatriarcal: Lolita Chávez, del Consejo de Pueblos K'iche's de Ixim Ulew (Guatemala) y Adriana Guzmán, del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia.
Lolita fue judicializada por denunciar por violencia a empresas madereras. En Bolivia, Adriana Guzman por denunciar al gobierno de Luis Arce, sus políticas extractivistas, de aumento del hambre, pobreza y profundización de la violencia hacia las mujeres. ¿A quienes defiende la "justicia" de Guatemala y Bolivia? ¿A las defensoras territoriales o a las empresas extranjeras y a los asesinos y abusadores de mujeres?
Por Martina Korol
Ambas integran la articulación "Feministas del Abya Yala" una red con distintas organizaciones sociales, movimientos populares y feministas de distintos países de América Latina y Kurdistán, quienes están convocando a la solidaridad internacional para acompañar a las lideresas territoriales que están siendo atacadas y judicializadas.
Hace meses que las venas de América Latina están sangrando por la violencia desatada hacia los pueblos, las comunidades, y contra quienes defienden la vida que está en peligro por la explotación y la entrega de los territorios naturales para empresas gringas, norteamericanas, europeas, israelitas, en un contexto de guerra mundial en el que mujeres y niñeces siguen siendo botín de guerra, como también lo fueron en los años de la invasión europea en Abya Yala.
El poder promueve masacres, genocidios, y esta estrategia en todo el continente, donde se profundiza la judicialización de quienes luchan, para disciplinar a sectores que se organizan contra el avance de políticas capitalistas, coloniales y patriarcales, como en el caso de Bolivia y Guatemala, o Argentina. Los gobiernos llevan adelante alianzas con estructuras del poder económico, de saqueo y sistemas de abuso, represión y violencia.
Lolita Chavez es lideresa del Consejo de Pueblos K'iche's de Ixim Ulew, mal llamado Guatemala, territorio del cual tuvo que exiliarse siete años producto de los ataques, incluso a mano armada, que recibió por parte de los responsables de las políticas extractivistas.
En el año 2024 pudo retornar a su tierra junto a una delegación internacional, ya que en la justicia pudo cerrar todas las causas armadas que llevaba en su contra, con las que la criminalizaron para detener su defensa del territorio, en particular el cuidado de los bosques nativos y ancestrales. El nuevo gobierno prometía además garantizarle su seguridad.
Sin embargo, las medidas de cuidado no se cumplieron, ni con ella ni con su comunidad. Al mes de llegar a Guatemala un integrante de la organización CPK fue asesinado, y la persecución y los ataques siguieron perpetuándose.

El 13 de Mayo de este año el CPK interpuso una demanda ante el Ministerio Público por amenazas de muerte provenientes de empresas madereras y por el secuestro de un integrante de su organización.
En vez de darle lugar a la denuncia, a solicitud del ministerio público de San Andrés Sajcabajá, criminalizan nuevamente a Lolita Chávez junto a los defensores del bosque Jose Francisco Chivalan Soc, Ceferino Pachecho Pu y Leonel Pacheco. Todos fueron amenazados de muerte por las empresas que talan los árboles en K'iche'.

Lolita tiene un nuevo expediente de criminalización y judicialización. A su vez, la denuncia realizada por los defensores de los bosques sobre los crímenes que se vienen realizando contra la naturaleza y las comunidades, no fue atendida, ni por el poder judicial, ni por DIPRONA, ni por la PNC (policia nacional civil), ni por el INAB, ni por el Ministerio Publico.
"Yo no soy criminal, no soy terrorista, simplemente hemos dado nuestra vida para defender los bosques y las montañas, y hemos pactado el compromiso de reverdecer Kíche", nos dice Aura Lolita.
Denuncia el CPK también que el foco de las falsas denuncias contra Lolita Chavez tiene el propósito de estigmatizar, difamar, generando discursos de odio en los medios masivos de comunicación. Esta dinámica la llevan adelante con las voces de abogados en contra de los y las lideresas y con litigios que los criminalizan.
Desde el Consejo de Pueblos Kich´e, de las redes como Feministas del Abya Yala, se exige denunciar de forma internacional el pacto de corrupción e impunidad.
En el caso de Adriana Guzman, del feminismo comunitario antipatriarcal en Bolivia, una de las voces más significativas en el alerta del golpe de estado en su país, ha sido criminalizada el 25 de Noviembre de 2024 por denunciar la derechización del gobierno de Luis Arce Catacora, la profundizacion del extractivismo, la escasez de alimentos, la violencia hacia las mujeres, el aumento de los feminicidios, y la persecución a los movimientos populares. Adriana fue detenida, procesada, y sigue acusada de varios delitos como "el daño a la propiedad del estado", por pintar una pared, por "encubrimiento" debido a que no denunció a quienes pintaban con ella, y por discriminación ya que marcó la complicidad del vicepresidente Choquehuanca.
En Julio de este año se le agregó una nueva causa por "obstrucción de la justicia" y difamacion a una jueza, cuando protestaban porque la justicia estaba queriendo dejar impune a un violador y desconoció un intento de feminicidio contra una joven Aymara.
Como señala Adriana Guzmán: "No pueden silenciarnos y mandarnos otra vez a la casa en cuarentena. La pandemia ha pasado, pero la pandemia patriarcal no, y la única forma que tenemos de resistir es en las calles, organizadas y poniendo el cuerpo".

En ambos casos los feminismos buscan destacar cómo los poderes de empresas exctractivistas, de los gobiernos que profundizan la derechización, las complicidades políticas de violencia hacia las mujeres y los pueblos originarios de un sistema patriarcal, racista y colonial, se organizan para criminalizar, difamar, perseguir y judicializar a mujeres defensoras de los territorios, de la vida y de los cuerpos, y junto a ellas a los pueblos que resisten contra los avances sobre las tierras ancestrales.
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