Bruno Gilga, activista brasileño de la Flotilla Sumud, revela los horrores de las cárceles israelíes

Publicamos a continuación un reportaje del medio Middle East Monitor a Bruno Gilga Rocha, portavoz de la delegación brasileña, coordinador del barco Sirius de la Flotilla Global Sumud y corresponsal de la Red Internacional La Izquierda Diario, sobre las condiciones que vivieron los más de 400 activistas secuestrados por Israel y la condición de las cárceles donde estuvieron detenidos.
Bruno Gilga Rocha, portavoz de la delegación brasileña y coordinador del barco Sirius, uno de los participantes clave de la Global Sumud Flotilla, compartió detalles escalofriantes sobre su arresto y posterior detención en cárceles israelíes. En una entrevista exclusiva con Middle East Monitor (MEMO), Rocha describió las duras condiciones que él y sus compañeros activistas enfrentaron durante sus seis días de encarcelamiento, destacando el trato severo a los presos palestinos y las continuas violaciones del derecho internacional de los derechos humanos.
Tras su arresto por las fuerzas de ocupación israelíes, Rocha fue trasladado a la prisión de Ketziot, un centro de máxima seguridad ubicado en el desierto del Néguev, conocido por sus condiciones inhumanas. Rocha describió el centro como un lugar conocido por sus brutales prácticas de tortura, incluyendo abusos sexuales contra reclusos de ambos sexos.
"Nos llevaron a la prisión de Ketziot, donde los palestinos son encarcelados a diario en condiciones inhumanas y tratados como animales", declaró Rocha. "Este centro de detención es ampliamente conocido por sus brutales prácticas de tortura contra prisioneros palestinos, incluyendo abusos sexuales".
Rocha, junto con miembros de las delegaciones brasileña y latinoamericana, estuvo detenido durante seis días, y muchos de los activistas participaron en una huelga de hambre como protesta contra las acciones israelíes en Gaza.
Rocha detalló además el trato cruel que sufrieron los detenidos durante su encarcelamiento. Hizo hincapié en las reiteradas violaciones de sus derechos, como la falta de acceso a asistencia jurídica y la negación de necesidades básicas.
"Fuimos sometidos a violencia y humillaciones constantes. Nuestros derechos fueron violados mediante procedimientos de detención llevados a cabo sin la presencia de nuestros abogados", explicó Rocha. "Nos privaron de comida y agua durante largos periodos y nos negaron el acceso a medicamentos esenciales. Estos fueron solo una pequeña parte de los abusos que sufren los palestinos en las cárceles israelíes".
El relato del activista brasileño subraya los abusos más amplios de los derechos humanos que enfrentan los palestinos en los centros de detención israelíes, y las condiciones descritas reflejan el trato que reciben los palestinos como parte de la ocupación en curso de los territorios palestinos por parte de Israel.

A pesar de su detención, Rocha se mantiene firme en su compromiso de apoyar la causa palestina. Al ser preguntado sobre el futuro de la Flotilla de la Firmeza y si planea regresar a Gaza, Rocha afirmó su compromiso de desafiar el asedio continuo de Gaza y de solidarizarse con el pueblo palestino.
"El asedio que impide la llegada de la ayuda continúa, al igual que los bombardeos, las detenciones y las prácticas genocidas. Por lo tanto, sin duda, seguiré siendo parte de la lucha del pueblo palestino, contribuyendo a todas las iniciativas en ese sentido", declaró Rocha.
Ayer, los 13 miembros brasileños de la Flotilla Global Sumud, detenidos ilegalmente por las fuerzas israelíes desde el 2 de octubre, fueron liberados a través del Puente Allenby/Rey Hussein. Su liberación, tras cinco días de duro encarcelamiento, marca una pequeña victoria en la lucha por la justicia. Sin embargo, dista mucho de la libertad que tanto activistas como palestinos anhelan. Mientras persistan la ocupación israelí y el asedio a Gaza, la verdadera liberación seguirá estando fuera del alcance de quienes se ven oprimidos por las políticas israelíes.
De hecho, no se logrará la verdadera libertad hasta que se ponga fin al asedio, la ocupación y la limpieza étnica, y se concedan al pueblo palestino sus derechos fundamentales a vivir en paz y dignidad.
Esta publicación coincidió también con el sombrío segundo aniversario de la escalada del genocidio en Gaza. En los últimos dos años, esta violencia continua ha desplazado a casi 1,9 millones de personas y las ha sometido a un bloqueo devastador. Naciones Unidas ha condenado el uso de la hambruna como arma de guerra por parte de Israel, lo que pone de relieve la grave crisis humanitaria que continúa.
La Flotilla de la Firmeza, compuesta por activistas internacionales, buscó romper el bloqueo israelí de Gaza, entregar la tan necesaria ayuda humanitaria y visibilizar la grave situación en el territorio palestino. Como resultado, el testimonio de Bruno Gilga Rocha arroja luz sobre las condiciones que enfrentan quienes desafían el bloqueo israelí. Su inquebrantable apoyo al pueblo palestino pone de relieve la lucha continua por la justicia, la dignidad y el fin de la ocupación ilegal.
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