Guerra Irán-Israel: Aquí está el tonto Donald Trump al servicio del lobby de las armas
Por Giorgio Bongiovanni
Israel ataca a Irán. Irán responde. Y luego está él, el payaso de circo: Donald J. Trump, otro presidente más de los Estados Unidos de América, al servicio del lobby armamentístico.
Durante la campaña electoral prometió que pondría fin a la intervención militar estadounidense en el resto del mundo. Parecía un milagro. Parecía que el "nuevo Trump", el de la llamada nueva era, realmente quería detener la escalada hacia la tercera guerra mundial (nuclear). Se acercó a la Rusia de Vladimir Putin, cortejó a la China de Xi Jinping. Obligó a rusos y ucranianos a sentarse a la mesa para debatir (aunque aún sin un resultado positivo). Amonestó a la Unión Europea, sosteniendo que el comercio y el diálogo deben llevarse a cabo con Rusia. Parecía —y lo digo con cautela— un hábil profesional en política exterior: un estratega y empresario, sin duda, pero siempre fiel al lema "América Primero".
En cambio, no. Trump se ha revelado, una vez más, como lo que siempre ha sido: un payaso. Quizás se dio cuenta de que estaba arriesgando su vida. O quizás lo obligaron a hacerlo, como cuando Thomas Matthew Crooks, de 20 años , le disparó en la oreja durante un mitin de campaña en Butler, Pensilvania. Quizás volvió a temer ser asesinado por el "estado profundo" —el mismo que asesinó a John y Robert Kennedy— y por eso, con la cobardía típica de los presidentes multimillonarios, desanduvo sus pasos. Dio marcha atrás.
Hoy, incluso pide la rendición total de Irán. Un auténtico ultimátum, el que el presidente Trump lanzó desde su Air Force One:
Irán estaría loco si no firmara. Básicamente, Irán está en la mesa de negociaciones, quieren llegar a un acuerdo y en cuanto me vaya, haremos algo, pero tengo que irme primero...
Luego declaró que, si Teherán no acepta "abandonar totalmente el enriquecimiento de uranio (lo que para ellos significa rendición, ed. ) [...] algo ocurrirá ". Y otra vez: " El enriquecimiento de uranio terminará, de una manera u otra, ya sea por un acuerdo diplomático o porque Fordow (el sitio nuclear iraní, ed. ) explote ".
La estupidez de este presidente reside en no entender con quién está tratando. Irán es la antigua Persia. Una civilización milenaria. Un imperio que jamás se ha rendido, que ha cambiado de nombre, pero no de identidad. Un pueblo que, como el ruso, jamás será conquistado. La única salida, por tanto, es la negociación. Pero Trump se ha dejado aplastar por los grupos de presión armamentísticos estadounidenses. Quizás por miedo, quizás por conveniencia. Los servicios secretos, los juegos de poder... en estos momentos, ellos son los amos. Y aquí estamos, esperando la respuesta de Irán.
Conscientes, sin embargo, de que si Irán fuera aniquilado —como desearía Israel—, China y Rusia —vinculadas a la República Islámica gracias a la alianza BRICS— no se quedarían de brazos cruzados. Al contrario, podrían desatar una guerra nuclear mundial. Y esto significaría el fin de miles de millones de seres humanos.
Esperemos que los payasos se vayan a casa. O, si realmente tienen que seguir actuando, que al menos escuchen las voces de los sabios y estadistas, los verdaderos. Voces que eligen la vida, no la muerte.
Reelaboración gráfica de Paolo Bassani
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