LA CASA BLANCA TRAICIONA Y REPUDIA A LA UE. MOSCÚ SATISFECHA

Por Giorgio Bongiovanni y Francesco Ciotti
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. abandona a Kiev y le pasa la factura a Bruselas, que intenta sabotear los acuerdos de Downing Street con Rusia
Un rayo de luz ha golpeado a la política internacional, uno que parece destinado a cambiar radicalmente el panorama en el futuro próximo.
La nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) de los EE.UU. de Donald Trump representa un cambio de paradigma que ha dejado a muchos boquiabiertos y conmocionados. Un claro ejemplo es la reciente videollamada entre el líder francés Emmanuel Macron y Zelenski con varios líderes de la UE, donde, según se informa, el presidente del Palacio del Elíseo planteó la posibilidad de una traición estadounidense.
El lenguaje del nuevo NSS ha cambiado radicalmente con respecto a la doctrina anterior (2022-2024), que hablaba de "victoria sobre Rusia", "derrota del agresor" y "resistencia ucraniana hasta la liberación total".
Ahora, los nuevos mantras son completamente opuestos: "Es de interés fundamental para Estados Unidos negociar un cese rápido de las hostilidades" para estabilizar las economías europeas, evitar escaladas involuntarias y "restaurar la estabilidad estratégica con Rusia".
Moscú celebra que ya no se le considere una "amenaza directa". "Los ajustes son en gran medida coherentes con nuestra visión", declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, citado por la agencia de Noticias TASS, y especificó que "quizás podamos esperar que esto sea una modesta garantía de que podremos continuar constructivamente nuestro trabajo conjunto para encontrar una solución pacífica en Ucrania". "Es hora de que Europa escuche a Trump para salvarse", comentó Kirill Dmitriev, asesor presidencial ruso para la cooperación económica exterior.
Una medida con la que incluso Elon Musk, hasta ahora en desacuerdo con la administración Trump, coincidió plenamente. "La UE debe ser abolida", escribió el magnate en la red social X.
Bruselas acorralada, destinada a asumir los costos de la OTAN
La NSS pinta un retrato despiadado de la Europa contemporánea, describiéndola como una civilización en crisis existencial. Washington advierte que si "las tendencias actuales continúan, el continente será irreconocible en 20 años o menos", con una "posibilidad real de que su civilización sea borrada". El documento atribuye este supuesto declive a múltiples factores estructurales: el declive económico, la pérdida de la identidad nacional y la "confianza civilizatoria", las políticas migratorias que han generado tensiones sociales, el declive demográfico y lo que denomina un "enfoque fallido en la represión regulatoria".
La estrategia critica duramente a los líderes europeos, acusándolos de bloquear las iniciativas estadounidenses para resolver el conflicto y de albergar "expectativas poco realistas" sobre el resultado de la guerra. Washington enfatiza que la guerra tuvo "el efecto adverso de aumentar la dependencia externa de Alemania" y que Europa necesita reparar las relaciones con Moscú.
Pero el nuevo documento de estrategia estadounidense marca una ruptura con el pasado al evocar claramente las causas profundas de la guerra, que se pueden identificar en el expansionismo de la OTAN. El documento declara su intención de "acabar con la percepción y prevenir la realidad de que la OTAN es una alianza en constante expansión".
En este frente, Bruselas queda completamente aislada. La expectativa estadounidense es que Europa asuma "la responsabilidad principal de su propia defensa". Según fuentes del Pentágono citadas por Reuters, la administración Trump le ha pedido a la Unión Europea que "asuma el control de la mayoría de las capacidades de defensa convencionales de la OTAN, desde inteligencia hasta misiles, para 2027". Uno de los avances más concretos del documento es el anuncio del llamado Compromiso de La Haya, que comprometería a los países de la Alianza a aumentar el gasto en defensa al 5% del PIB para 2035.
En resumen, la UE debe actuar en solitario, pero con armas estadounidenses. Entre los primeros en conseguir nuevos suministros del Pentágono se encuentra el gobierno de Giorgia Meloni, después de que el Departamento de Estado de EE.UU. autorizara la posible venta a Italia de cien misiles aire-tierra de largo alcance (JASSM-ER), lanzadores aire-tierra capaces de alcanzar objetivos a aproximadamente 1.000 kilómetros de distancia.

Orsini: La UE ha invertido todo en la guerra para salvar su economía
Ahora los líderes de la UE están hundidos en el pánico total, mientras que, sumidos en su locura, continúan buscando la confrontación con Moscú, reprimiendo casi inconscientemente la realidad de la inevitable autodestrucción si el juego se vuelve nuclear.
"Al aceptar las condiciones del ganador, deberían reconocer su propia derrota. Es necesario permanecer en el poder, deslegitimado, y la guerra en Ucrania ayuda a la Unión Europea a relanzar su economía a través de la industria militar", dice el profesor asociado de LUISS, Alessandro Orsini, en el diario Il Fatto Quotidiano, explicando que, por esta razón, "necesitan un tratado de paz que deje los principales problemas sin resolver. Necesitan dejar las puertas de la OTAN abiertas a Ucrania, para que los europeos vivan con el temor constante de una reanudación de la guerra con Rusia".
Según las estimaciones de EU Losses, las pérdidas totales estimadas para Europa debido a las sanciones contra Rusia entre 2022 y 2025 ascienden a aproximadamente 2,7 billones de euros (equivalen a aproximadamente el 5-7 % del PIB de la UE en tres años).
Mientras tanto, un análisis del Financial Times basado en datos satelitales confirma de forma preocupante que las fábricas de armas europeas se están expandiendo a un ritmo tres veces más rápido que en tiempos de paz, con más de 7 millones de metros cuadrados de nuevas instalaciones en construcción o expansión. Las áreas industriales dedicadas a la defensa han aumentado de 790.000 metros cuadrados en 2020-2021 a 2,8 millones en 2024-2025.
La producción de munición es el ejemplo más emblemático de esta transformación. La capacidad europea de producción anual de munición ha aumentado de aproximadamente 300.000 cartuchos en 2022 a una proyección de 2 millones para finales de 2025, según el comisario europeo de Defensa, Andrius Kubilius. El grupo alemán Rheinmetall, fabricante líder de proyectiles de 155 mm, planea aumentar su capacidad de producción de este tipo de proyectiles de 70.000 en 2022 a 1,1 millones en 2027.

Europa intenta sabotear los acuerdos de Downing Street
El pánico reina en Bruselas tras el anuncio de la nueva doctrina estadounidense, y se están realizando todos los esfuerzos posibles para proteger a Kiev de la férrea oposición al plan de paz de Donald Trump. El texto de 28 puntos (posteriormente reducido a 19) exige la transferencia completa de los territorios del Donbás (Crimea, Luhansk y Donetsk, reconocidos como rusos) a Rusia, la congelación del estatus de Jersón y Zaporiyia en la actual línea de contacto, la reducción del ejército ucraniano a 600.000 efectivos y, sobre todo, la negativa definitiva de Ucrania a unirse a la OTAN. A cambio, Kiev recibiría garantías de seguridad e inversiones para la reconstrucción, con una contribución de 100 000 millones de dólares de Estados Unidos y Europa cada uno.
"Estamos considerando la posibilidad de ceder territorio... No tenemos derecho a hacerlo, según la ley, según la legislación ucraniana, según nuestra Constitución, según el derecho internacional. Tampoco tenemos derecho moral a hacerlo", comentó hoy Volodymyr Zelensky, quien cobró ánimos durante su reunión en Downing Street con el primer ministro británico, Keir Starmer, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Friedrich Merz.
El comunicado oficial del gobierno británico confirmó que los líderes abordaron "la importancia de las conversaciones de paz lideradas por Estados Unidos para la seguridad europea" y "apoyaron los avances logrados". Los asesores de seguridad nacional de los cuatro países han recibido instrucciones de continuar las conversaciones en los próximos días.
Starmer declaró: "No presionaré a Zelensky para que acepte el plan de paz", subrayando que cualquier alto el fuego debe ser "justo y duradero". El primer ministro británico elogió a Trump por "llevar las negociaciones más lejos que en los últimos cuatro años", pero insistió en la necesidad de "garantías de seguridad efectivas" para Ucrania.
Macron insistió en que los aliados de Ucrania tienen "muchas cartas que jugar", citando la financiación de equipos y armas, la resistencia ucraniana y el impacto económico de las sanciones contra Rusia como presión positiva.
Según Bloomberg, "el objetivo principal de Europa es evitar una situación en la que un 'Zelenski debilitado' se vea obligado por Estados Unidos a retirar tropas de la parte restante del Donbás y a aceptar un acuerdo sin garantías de seguridad estadounidenses serias", afirma el documento.
La publicación cita además fuentes cercanas a los gobiernos europeos, que informan que los defensores de Kiev albergan la absurda esperanza de que, si logran apoyar a Ucrania en el invierno, las dificultades económicas de Rusia empeorarán el próximo año y Putin perderá influencia en las negociaciones.
Mientras tanto, el magnate estadounidense hizo un comentario escueto, pidiendo un rápido cambio de poder en Ucrania. "Ha tardado mucho en llegar. Las cosas no van bien... Creo que es hora de convocar elecciones. Están usando a la guerra para evitar las elecciones, pero creo que el pueblo ucraniano debería tener esa opción", dijo Trump en una entrevista con Politico.

La nueva paz que necesita la economía estadounidense
La nueva Estrategia Nacional de Seguridad (NSS) representa un cambio radical de paradigma, dictado por el principal factor que rige las decisiones tomadas en Washington: la economía. "Es prioritario para Estados Unidos negociar un cese rápido de las hostilidades en Ucrania para estabilizar las economías europeas, evitar escaladas imprevistas, restablecer la estabilidad estratégica con Rusia y facilitar la reconstrucción posbélica de Ucrania", afirma el documento.
Washington ya ha gastado entre 130.000 y 160.000 millones de dólares en apoyo militar, humanitario y financiero para Ucrania entre 2014 y 2025. Esto representa una erosión de recursos que, si bien impulsa la industria de defensa nacional, ya no es rentable para la economía estadounidense, dado que la derrota de Ucrania es solo cuestión de tiempo.
"Si logramos esto, todos prosperarán y será un baluarte contra futuros conflictos, porque cuando todos prosperan, no se libran guerras", declaró el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, en una entrevista con el Wall Street Journal.
El frente está cada vez más cerca del colapso. En el sector de Zaporizhia, los rusos presionan en torno a Orikhiv y Hulyaipole. En Kupyansk, han logrado éxitos tácticos al entrar en los distritos occidentales y establecer cabezas de puente sobre el río Oskil. Muchas brigadas en el frente operan al 50-60% de su fuerza, con picos de hasta el 30% en algunos sectores críticos. Rusia está ocupando actualmente territorio ucraniano al ritmo más rápido desde el inicio de la operación militar especial, informa The Telegraph, citando al Instituto Americano para el Estudio de la Guerra. Según Deep State, solo en noviembre, el ejército ruso conquistó 505 km², el doble de lo que capturó en octubre. Mientras tanto, la movilización lucha por compensar las pérdidas, y aumentan los casos de deserción y las dificultades de reclutamiento.
Las cifras hablan por sí solas: el 64 % del gasto en armamento estadounidense (unos 39 000 millones de euros de un total de 60 700 millones) ha regresado directamente a la industria de defensa estadounidense. Sin embargo, este retorno no puede exportarse a nuevos mercados (el equipo se destina a Ucrania, no a almacenes de exportación); no puede renovarse sin que continúe el conflicto (una vez finalizada la guerra, cesan los pedidos); y está sujeto a la erosión de los beneficios debido al agotamiento de las existencias anteriores.
Según el Banco Mundial, el costo estimado de la reconstrucción de Ucrania asciende a 448 mil millones de euros, nueve veces el presupuesto de defensa de Ucrania para el 2025.
A diferencia de la guerra (que mantiene un flujo constante de armas mientras dura el conflicto), la reconstrucción ofrece numerosos beneficios adicionales, como contratos de infraestructura: construcción de viviendas, carreteras y redes energéticas; producción y distribución (en consonancia con los proyectos de GNL); tierras raras y recursos minerales con la minería conjunta entre Estados Unidos y Ucrania; gestión de fondos de inversión y comisiones bancarias.
Ya se habían alcanzado acuerdos, y el Fondo Conjunto de Inversión para la Reconstrucción, formalizado el 30 de abril de 2025 en Washington, representa el núcleo financiero de la estrategia. Su estructura de capital inicial es el resultado de un compromiso de 75 millones de dólares de la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC) de EE.UU., complementado en su totalidad por 75 millones de dólares de Ucrania, para un total de 150 millones de dólares en capital inicial. Este capital inicial está diseñado para servir de catalizador para atraer una inversión privada y multilateral mucho más amplia.
El apalancamiento financiero crucial del fondo reside en su exención fiscal durante diez años sobre todas las ganancias reinvertidas. Si el fondo recaudara capital adicional hasta los 10 a 20 mil millones de dólares estimados por las fuentes originales, una tasa de rendimiento anual conservadora del 7 % al 10 % permitiría acumular entre 40 y 60 mil millones de dólares en patrimonio neto al final de diez años. La eliminación de impuestos durante el período de reinversión amplifica la rentabilidad del capital en comparación con los canales de inversión tradicionales.
El fondo operará sin plazo fijo, con una estructura que le permitirá operar durante décadas, y Ucrania aportará el 50% de los ingresos provenientes de nuevos proyectos de minería, energía e infraestructura hasta alcanzar un objetivo de 500 mil millones de dólares.
Otro factor clave es el acceso garantizado a los recursos críticos de Ucrania. Según un estudio del Instituto Geológico Nacional de Ucrania, el país cuenta con reservas totales de tierras raras estimadas en aproximadamente 2600 millones de toneladas: estas incluyen 500 mil toneladas de reservas de litio, el 20 % de las reservas mundiales de grafito y el 7 % de la producción de titanio.
Al mismo tiempo, el reciente plan de 28 puntos de Trump deja claro que el 50 % de los ingresos de la reconstrucción del país -es decir, comisiones, inversiones, concesiones, explotación de recursos y grandes contratos de infraestructura- están destinados a Washington, transformando el proceso de reconstrucción en una fuente estable de ingresos geopolíticos y financieros para Estados Unidos.
Continuar la guerra, con los beneficios de la industria de defensa limitados al 30-40% de los márgenes brutos, ya no es rentable. Incluso en un escenario conservador, la reconstrucción de Ucrania con una paz negociada genera un retorno económico para Estados Unidos de al menos 100 a 150 mil millones de dólares superior al de la continuación indefinida de la guerra. En concreto, el modelo de reconstrucción descrito en los acuerdos, con un capital público inicial significativamente menor, estimado entre 50 y 100 mil millones de dólares, activa un ciclo de inversión privada capaz de generar retornos compuestos de entre el 7% y el 12% anual durante un período de diez años.
En esencia, la paz en este momento es una bendición para la economía estadounidense, asfixiada por la creciente carga del servicio de su deuda de 38 billones de dólares. Los pagos de intereses, por 1.216 billones de dólares, representan ahora la segunda partida presupuestaria más importante, solo superada por la Seguridad Social (1.647 millones de dólares) y muy por encima del presupuesto de defensa (estimado en 900 mil millones de dólares).
Estados Unidos se centra en la disuasión china
La Estrategia Nacional de Seguridad (NSS) parece haber explicado la estrategia del subsecretario de Defensa, Elbridge Colby, quien anteriormente promovió la propuesta de reducir los compromisos en Europa y Oriente Medio para centrarse en la disuasión china en el Pacífico, contra los senadores republicanos Roger Wicker y Dan Sullivan, "halcones reaganianos de la defensa" que acusan a Colby de "socavar la seguridad nacional".
En el documento, el Indo-Pacífico emerge como un escenario estratégico crucial, definido como "uno de los principales campos de batalla económicos y geopolíticos del próximo siglo".
La estrategia es explícita respecto a Taiwán, el principal campo de batalla con Pekín, que considera la isla como parte inalienable, y la "reunificación" como un objetivo histórico que debe lograrse preferiblemente de forma pacífica, pero sin excluir el uso de la fuerza.
"Disuadir un conflicto por Taiwán, idealmente preservando una superioridad militar abrumadora, es una prioridad", afirma el documento, mencionando a Taipéi ocho veces en tres párrafos y concluyendo que "se presta mucha atención a Taiwán", debido a su ubicación estratégica en aguas ricas en comercio y su liderazgo en la producción de semiconductores.
Un elemento central de la estrategia del Indo-Pacífico es la defensa de la Primera Cadena de Islas, la línea estratégica que se extiende desde Japón hasta el Sudeste Asiático. "Desarrollaremos una fuerza militar capaz de rechazar la agresión en cualquier lugar" a lo largo de esta cadena. Sin embargo, añade inmediatamente: "Pero el ejército estadounidense no puede, ni debe, asumir esta carga solo. Nuestros aliados deben aumentar su gasto y, lo que es más importante, hacer mucho más por la defensa colectiva".
Pero también se centra en las tecnologías emergentes. La estrategia establece que "queremos asegurar que la tecnología y los estándares estadounidenses, en particular en inteligencia artificial, biotecnología y computación cuántica, lideren el mundo". Se trata de una carrera de alto riesgo: el país que logre la supremacía en computación cuántica (e IA) desempeñará un papel desproporcionado en el cifrado de la economía digital, impulsará avances transformadores en ciencia de materiales, producción de energía e investigación médica, y obtendrá ventajas desproporcionadas y probablemente duraderas en la recopilación de inteligencia y la precisión de los objetivos. Además, la tecnología más avanzada será la que establezca y obtenga contratos industriales globales".
Según un informe de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad entre Estados Unidos y China, Estados Unidos aún mantiene el liderazgo mundial en la mayor parte de la investigación cuántica, pero China ha movilizado financiación a escala industrial y una coordinación centralizada para lograr el dominio en sistemas cuánticos. Durante la última década, el gobierno chino ha gastado aproximadamente 900 mil millones de dólares en IA, computación cuántica y biotecnología, más del triple del gasto estadounidense.
Por ahora, la guerra en el Pacífico se libra con relojes de terabytes y terabytes de datos.
En conclusión, Europa y sus líderes fracasados, incluida la italiana Meloni, están ahora en serios problemas. Tenemos una clase dirigente totalmente incompetente y con problemas mentales en Europa. Esperemos que los ciudadanos despierten y, en las próximas elecciones generales de los países europeos más poderosos, obliguen a los gobiernos francés, alemán, inglés e italiano a irse. ¡Ojalá que así sea!
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