Nepal, Perú, Marruecos, Madagascar…

07.11.2025

Así funciona la rebelión joven que voltea presidentes con la bandera de un pirata

Por Mariano Chaluleu

Desde las calles de Rabat hasta las laderas del Himalaya, una generación nativa digital está derribando y reconstruyendo las tácticas del activismo político en tiempo real. Son jóvenes, están conectados y comparten una profunda indignación.

Aunque separados por miles de kilómetros, hay agravios que se repiten en distintos países: corrupción, desigualdad y represión. Y para gran parte de la juventud, una sensación compartida de que el futuro corre peligro.

Este movimiento está impulsado por una profunda desconfianza en las élites, una creciente precariedad económica y el poder sin precedentes de las redes sociales para movilizar y coordinar. Y en los últimos años, y más intensamente, en los últimos meses, ha provocado grandes manifestaciones en tres continentes.

En las imágenes que llegan desde Katmandú (Nepal), Casablanca (Marruecos) o Daca (Bangladesh), un emblema ondea sobre las multitudes: una calavera sonriente con sombrero de paja. Es la bandera pirata del anime japonés One Piece, convertida en símbolo de una generación que ya no busca representantes, sino resultados.

El protagonista, Luffy, es un un luchador por la libertad, lo que lo convierte en el emblema perfecto de la resistencia anti-establishment. Los manifestantes lo ven como un símbolo de esperanza.

"El que vio One Piece lo entenderá, ya que el animé se trata de la lucha contra un régimen corrupto", dice Orlando Carrasco, vocero de la Generación Z de Perú, a LA NACION.

La magnitud de la revuelta sorprende por su velocidad. En cuestión de meses, las protestas protagonizadas por jóvenes —especialmente, de entre 18 y 25 años— se propagaron de Asia a África y Sudamérica, generando una secuencia de estallidos que en algunos casos provocaron renuncias presidenciales y reformas inmediatas.

El fenómeno no tiene líderes visibles, pero sí una metodología común: coordinación digital y una estructura horizontal que desconcierta a los Estados. Las plataformas como Discord y Telegram se convirtieron en centros de planificación donde cada usuario puede ser organizador o difusor de contenido.

Como lo resume el abogado keniano Gitobu Imanyara, "los jóvenes se han convertido en los perros guardianes que nunca esperamos, escrutando datos gubernamentales y exponiendo la podredumbre en tiempo real".

Esa vigilancia colectiva ha descolocado a los gobiernos y ha hecho casi imposible identificar un liderazgo central.

El denominador común es la ruptura de un contrato social que, para ellos, dejó de funcionar. Estos jóvenes ven que las promesas del progreso y la meritocracia se desvanecieron. Como escribió el politólogo Daniel Zovatto: "El ascensor social se ha detenido", y millones de jóvenes se encontraron de frente con esa desesperanza.

El repertorio de "disparadores" varía. En Bangladesh, el gobierno restableció un sistema de cuotas laborales que reservaba el 30% de los empleos públicos a los descendientes de veteranos de guerra de la Liga Awami, claves en la guerra de independencia de ese país. Al ver eso, la generación Z entendió que el futuro ya estaba repartido.

En el Himalaya, el detonante fue distinto. El gobierno nepalí anunció un bloqueo de redes sociales con la excusa de proteger la seguridad nacional. Para muchos, fue la gota que rebalsó el vaso. "Querían ocultar el lujo de los hijos de los políticos, los llamados nepo kids", cuenta Yatish Ojha, un abogado de 25 años que participó de las marchas, en diálogo con LA NACION. "Y por eso bloquearon las redes".

En cuestión de días, el primer ministro Khadga Prasad Sharma Oli renunció, confirmándose lo que pocos imaginaban: un movimiento sin líderes visibles podía derribar a un gobierno electo en menos de una semana. A su vez, Ojha presentó una demanda contra el gobierno cuando se enteró de la drástica medida que desató la furia juvenil.

Mientras tanto, en Marruecos, la chispa detonante salió de un hospital. Ocho mujeres embarazadas murieron en una sola noche por falta de insumos y médicos. Fueron las protestas más masivas en años para el gobierno marroquí, que acusó legalmente a más de 2400 personas.

Según datos recopilados por organismos de derechos humanos, las protestas dejaron más de un centenar de muertos en cinco países.

La magnitud y simultaneidad del fenómeno evocan inevitablemente a la Primavera Árabe, pero con una diferencia crucial: esta vez el fuego se encendió desde las pantallas. Desde entonces, la bandera pirata de One Piece aparece también en Marruecos.

En Perú, el estallido tomó otro color. La protesta fue contra la reforma del sistema de pensiones que, según los manifestantes, imponía cargas desproporcionadas a los jóvenes y trabajadores independientes.

En Paraguay, la indignación llegó pocas semanas después. Explotó con un escándalo que involucra audios, presuntas coimas y sobres con dinero. Hubo una manifestación que empezó en paz, pero terminó con una transeúnte quebrándose la pierna.

En el sudeste asiático, Indonesia atravesaba una crisis propia. Tras aprobar un subsidio habitacional para los 580 miembros del Parlamento, los legisladores fueron filmados bailando en el recinto. "Fue la chispa. La gente estaba harta de la desigualdad y del descaro de la clase política", dice la profesora Dewi Fortuna Anwar, investigadora y exasesora de Estado.

La profesora explica que el enojo tiene raíces económicas: "Aunque la economía crece en las estadísticas, el ingreso no aumenta tan rápido como la inflación. Los jóvenes sienten que su vida no mejora. Los miembros del Parlamento tienen el control de todo el país, y cuando legislan un incremento indecente en el alquiler, esto es considerado como totalmente insensato y arrogante".

El eco de esas palabras se replica de manera casi idéntica en los demás países. Lo que une a Bangladesh, Nepal, Marruecos, Perú y todos los países en los que hubo protestas de la generación Z no parte de una organización central, ni tiene una ideología compartida, sino una norma ética generacional: la idea de que el cambio puede fabricarse sin jerarquías.

POR QUÉ PROTESTABAN

  • Contra la prohibición gubernamental de las redes sociales (como X, WhatsApp e Instagram), un intento de censura
  • Contra los "nepo kids" (hijos privilegiados de la élite) y la ostentación de riqueza de los líderes políticos

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS 

Entre el 8 y el 9 de septiembre

QUÉ CONSIGUIERON

La dimisión del primer ministro K.P. Sharma Oli 

Las protestas lideradas por miles de jóvenes, con edades entre 13 y 28 años, comenzaron entre el 8 y el 9 de septiembre. El descontento tenía sus raíces en una combinación tóxica de estancamiento económico, desempleo y corrupción generalizada. El detonante inmediato de la movilización fue el intento gubernamental de censurar las redes sociales para ocultar los lujos de la élite política, apodados "nepo kids".

"La gente percibía que el gobierno buscaba silenciar las críticas, usando la falta de registro como una excusa. Sabíamos que lo hacían para silenciar las voces y las críticas crecientes. Nadie les creyó, era un argumento insólito... El resto fue espontáneo. Nadie llamó a marchar. La gente simplemente salió", dice desde Nepal Yatish Ojha, abogado de 25 años, a LA NACION.

Cuando la policía abrió fuego y mató a más de 20 personas, el miedo se rompió. En ese momento ya no se trataba de internet. Para la generación Z de Nepal, era una cuestión de dignidad.

Durante las protestas, los jóvenes exigieron el fin de la corrupción en un país donde los líderes políticos desfilaban su riqueza.

La violenta represión policial resultó en la muerte de al menos 19 manifestantes. Los disturbios se transformaron en un caos irreconocible, con la quema e incendio del Parlamento, la Corte Suprema y la residencia oficial. La principal consecuencia política fue la dimisión del primer ministro, K.P. Sharma Oli, y la disolución del parlamento.

Tras el colapso del gobierno, se designó a la exjueza Sushila Karki como primera ministra interina.


POR QUÉ PROTESTABAN

Por el rechazo a una polémica propuesta de reforma del sistema de pensiones que imponía cargas desproporcionadas a los jóvenes y trabajadores independientes

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS

Se intensificaron desde finales de septiembre de 2025.

QUÉ CONSIGUIERON

El Congreso peruano destituyó de manera exprés a la presidenta Dina Boluarte el 10 de octubre de 2025. 


Las movilizaciones de la Generación Z se intensificaron desde finales de septiembre. La chispa inicial fue una polémica propuesta de reforma del sistema de pensiones que afectaba a los jóvenes.

Las causas subyacentes eran más profundas, como el hartazgo por la crisis política (siete presidentes en la última década), la exigencia de un futuro digno y la frustración por la corrupción y la ola de extorsiones y sicariato. Los manifestantes adoptaron la bandera pirata de One Piece como símbolo de su resistencia.

Los enfrentamientos del 15 de octubre en Lima terminaron con un muerto (Eduardo Ruiz, de 32 años), causado por el disparo de un suboficial de policía que fue detenido. Además, resultaron heridas al menos 113 personas entre uniformados y civiles.

Como consecuencia directa de la crisis política y la inseguridad, el Congreso destituyó a la presidenta Dina Boluarte mediante un juicio político exprés. El presidente del Legislativo, José Jerí, asumió como mandatario interino.

POR QUÉ PROTESTABAN

  • Contra el estado de los servicios públicos, incluyendo la deficiente sanidad pública, educación y empleo.
  • Críticas al gasto gubernamental en infraestructura para albergar eventos deportivos (Mundial de 2030 y Copa Africana de Naciones) mientras se descuidan los servicios sociales.

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS

Entre fines de septiembre y principios de octubre

QUÉ CONSIGUIERON

El gobierno ha alternado la represión con la sugerencia de reforzar hospitales y abrir nuevos centros médicos, aunque los manifestantes son escépticos respecto a la rapidez de las reformas 


Las manifestaciones sacudieron Marruecos durante varias semanas y comenzaron entre finales de septiembre y principios de octubre. El detonante de la ira local fue la muerte de ocho mujeres embarazadas en un hospital público.

"Menos estadios, más hospitales" es el lema que se expandió como consigna nacional. En las redes, el grupo Gen Z 212, creado en la plataforma Discord, coordinó las primeras manifestaciones en Rabat, Casablanca y Fez. "Éramos miles, sin líderes definidos. Nadie daba órdenes", cuenta Sofía, una estudiante de medicina en Rabat, en diálogo con este diario. En una semana, el servidor de Discord tenía más de doscientos mil miembros.

El movimiento, organizado por el colectivo Gen Z 212 en plataformas como Discord y TikTok, denunció la degradación de los servicios públicos (especialmente salud y educación) y la corrupción. La indignación se centró en la decisión del gobierno de priorizar el gasto de más de 5000 millones de dólares en infraestructura para el Mundial de 2030, en lugar de invertir en hospitales.

"No había incubadoras, ni oxígeno suficiente. El país invierte millones en estadios para el Mundial 2030 mientras la salud pública se derrumba", sentencia Sofía.

La represión policial dejó un saldo de tres personas muertas a principios de octubre. Las autoridades respondieron con una severa oleada de arrestos: más de 400 personas fueron detenidas tras los enfrentamientos y más de 2400 personas fueron acusadas de diversos cargos, incluyendo rebelión armada e incitación a cometer delitos.

El rey Mohamed VI, sin referirse directamente a las protestas, anunció un aumento en el presupuesto de salud.

POR QUÉ PROTESTABAN

  • Por los cortes crónicos de agua y electricidad
  • Mala gobernanza, falta de servicios básicos, costo de vida, corrupción y nepotismo de la élite

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS:El 25 de septiembreQUÉ CONSIGUIERON

  • Las protestas forzaron la disolución del gobierno (el 21 de octubre)
  • El presidente Andry Rajoelina fue derrocado, destituido por el Parlamento y se vio obligado a huir del país


Las protestas comenzaron con la frustración por los cortes crónicos de agua y electricidad, pero se intensificaron a lo largo de tres semanas hasta convertirse en una ola de ira contra el liderazgo del presidente Andry Rajoelina. El descontento juvenil, impulsado porque el 75% de la población vive en la pobreza y la frustración por el costo de vida, la falta de oportunidades, la corrupción y el nepotismo de la élite, exigió un "cambio profundo". 

Las manifestaciones, que forzaron la disolución del gobierno, se hicieron eco de otras movilizaciones de la Generación Z en diferentes países. La represión inicial por parte de las fuerzas de seguridad dejó al menos 22 personas muertas y más de 100 heridas, un hecho condenado por Naciones Unidas. 

El presidente Rajoelina fue forzado a disolver su gobierno y, posteriormente, abandonó el país en un avión militar francés. El 11 de octubre, un coronel del ejército, Michael Randrianirina, que lideró un golpe de Estado militar relámpago, asumió como nuevo presidente, lo que resultó en la suspensión de Madagascar de la Unión Africana. El nuevo régimen militar anunció que gobernaría durante un periodo de 18 meses a dos años antes de celebrar elecciones.

POR QUÉ PROTESTABAN

Indignación por un generoso subsidio habitacional otorgado a 580 diputados

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS

A fines de agosto

QUÉ CONSIGUIERON

El presidente Prabowo Subianto se vio obligado a remodelar su gabinete 

Las revueltas juveniles estallaron a fines de agosto tras una manifestación inicial contra el alto costo de vida. El factor que exacerbó la indignación fue el anuncio de un generoso subsidio habitacional de US$3000 al mes para los 580 diputados.

El malestar derivó en protestas donde coincidieron universitarios, trabajadores y estudiantes secundarios. "Eso fue nuevo. En 1998 eran los universitarios de instituciones privadas los que protestaban. Esta vez también hubo adolescentes. Querían ser parte de algo", afirma Anwar.

La muerte de un manifestante, Afan Kurniawan, atropellado por un vehículo policial, amplificó la furia. En cuestión de días, las marchas se extendieron por todo el país.

Anwar compara las dos épocas: 1998 y 2025. "Entonces había una agenda clara: terminar con la doble función del Ejército, reformar la Constitución, limitar los mandatos presidenciales. Era un movimiento estructural. Hoy no. Los jóvenes son menos ideológicos, pero se preocupan por la justicia y la libertad. Su ideología es la justicia".

Durante las manifestaciones apareció el mismo símbolo que ya había cruzado continentes. "Tuve que googlear qué era One Piece", admite Anwar. "Empezó con los motociclistas, pero se volvió un emblema de los piratas románticos, los que no quieren ser observados por leyes injustas".

Una de las principales consecuencias políticas fue que el presidente Prabowo Subianto se vio obligado a remodelar su gabinete.

POR QUÉ PROTESTABAN

Contra la corrupción y el nepotismo

CUÁNDO EMPEZARON LAS PROTESTAS

El 28 de septiembre

QUÉ CONSIGUIERON

Aún no se perciben logros o resultados 


Los jóvenes de la Generación Z salieron a protestar el 28 de septiembre en Asunción. La razón principal de la movilización fue la denuncia de la "corrupción desbordante" en el país. Los manifestantes estaban hartos del nepotismo, el mal manejo del Estado y las promesas incumplidas de la clase política. La protesta utilizó un lema contundente: "Somos el 99.9% y no queremos corrupción".

"Primero se filtró un audio donde una senadora hablaba con un senador acerca del reparto de dinero de una donación de Taiwán", explica Piero Molas Zorraquín, estudiante de Diseño de 22 años. "Después explotó un escándalo en el que, dicen, aparecieron sobres con dólares en la residencia presidencial", añade. El episodio, dice, fue "la gota que colmó el vaso".

Es una disputa en proceso. "Empezó como un chat, y cuando se llenó abrimos otros. De repente había chicos de todo el país, de colegios y universidades distintas, coordinando marchas", cuenta Piero.

Hubo una manifestación frente al Congreso. "Fue pacífica, pero la represión fue dura. A una señora que no participaba —una transeúnte— le rompieron las piernas. Para colmo, los medios quisieron hacernos ver como violentos", explica.

El movimiento logró la destitución de la senadora, mientras que su colega fue suspendido. Pese a todo, Piero siente que algo cambió: "Los jóvenes dejamos de quejarnos y empezamos a involucrarnos. Ahora muchos piensan en entrar en política".

Fuente:

https://www.lanacion.com.ar/