Reunciaron al secretario de Organización del PSOE

13.06.2025

Un informe de la Guardia Civil revela la implicación del ahora dimitido diputado Santos Cedrán en una trama de presunto cobro de comisiones por obras públicas.

Desde Madrid

Si se tratara de otro personaje ya estaría haciendo las valijas para abandonar el Palacio de La Moncloa, la residencia de los presidentes del Gobierno de España en donde vive desde hace siete años. Pero tratándose de Pedro Sánchez nadie descarta que aún le quede algún nuevo resorte que prolongue su vida política.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE compareció este jueves en la sede central del partido en Madrid para mostrar su desazón por el último capítulo de la larga lista de casos de corrupción destapados en su entorno y que se han constituido en un cerco político que pone dudas sobre la posibilidad de que siga gobernando España.

El informe

Lo hizo después de que se hiciera público un informe de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil (el cuerpo militarizado de policía que cuenta con unidades de investigación de elite) que revela la implicación del hasta ahora secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, en una trama de cobro de comisiones por obras públicas. Los investigadores estaban detrás de las actividades de José Luis Ábalos, antecesor de Cerdán en el mismo cargo, de quien Pedro Sánchez prescindió en julio de 2021 cuando era también ministro de Transportes, y se encontraron con que el hasta ahora número tres del PSOE también formaba parte del presunto entramado de corrupción.

El informe de la Guardia Civil es profuso en grabaciones telefónicas que apuntan a que Cerdán, Ábalos y el tercer personaje de la trama, el ex colaborador del segundo Koldo García, se repartían sobornos de empresas adjudicatarias de obras públicas e incluso discutían acerca de los porcentajes que le correspondían a cada uno.

Otros casos

No es, ni mucho menos, el primer caso de corrupción que afecta a Sánchez, cuyo hermano, David, ha sido procesado por acceder a un empleo público a través de un procedimiento aparentemente arreglado bajo cuerda, y cuya mujer, Begoña Gómez, también está siendo investigada por un posible tráfico de influencias. También el fiscal general del Estado, nombrado por el Gobierno, se sentará en el banquillo por, supuestamente, filtrar a la prensa la situación fiscal del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), afectado por un caso de evasión impositiva.

Recientemente, una militante del PSOE, Leire Díez, decidió darse de baja en el PSOE tras salir a la luz conversaciones que apuntaban a que había realizado investigaciones -no se sabe si por encargo o por iniciativa propia- para buscarle trapos sucios a miembros de la UCO, a jueces que investigan el entorno de Sánchez y a políticos de la oposición. En esa ocasión, fue Santos Cerdán quien la citó en la sede socialista para pedirle que se marchara. Ahora le ha tocado a él.

Cambio de estrategia

A diferencia de los casos anteriores, en los que desde las filas socialistas se optó por cerrar filas y denunciar una campaña de los poderes fácticos a través de los jueces y los medios conservadores para desgastar al Gobierno, en esta ocasión Sánchez cambió de estrategia. Convocó a los medios de comunicación, ante los que llevaba 40 días sin comparecer, para mostrar su desazón por los hechos sacados a la luz y revelar que tras escuchar las explicaciones que le dio Cerdán le pidió que se marchara.

El secretario de Organización no sólo dejó su puesto en el partido, sino también su escaño en el Congreso de los Diputados, por lo que tendrá que enfrentarse a la investigación judicial sin el escudo del aforamiento. Las escuchas también señalan que Cerdán pudo hacer trampa en las elecciones primarias de 2014, en las que Sánchez se hizo con la secretaría general del PSOE.

El futuro

La incógnita que se abre ahora sobre el futuro de Sánchez es mayúscula. Aunque el líder socialista comenzó su comparecencia pidiendo perdón y admitiendo que el colaborador a quien llevaba unido desde hace más de una década lo había decepcionado, mostró su decisión de continuar al frente del Gobierno y del partido y de agotar su mandato, que finaliza en 2027. No sólo descartó dimitir o disolver el Congreso y convocar elecciones, sino que señaló que piensa presentarse a la reelección. Como únicas medidas de saneamiento, anunció que encargará una auditoría externa sobre las cuentas del PSOE y que en el próximo Comité Federal, que se celebra el 4 de julio, remodelará la Ejecutiva.

Sánchez intenta de esta manera circunscribir la crisis al ámbito del partido sin afectar al Gobierno, pero no por eso su posición es menos delicada. Después de quedar como segunda fuerza más votada tras las elecciones de julio de 2023, pudo mantenerse en el Gobierno gracias a la conformación de una endeble y multicolor coalición parlamentaria.

Esta alianza la componen, además del PSOE, la coalición de izquierdas Sumar y a una diversa lista de partidos nacionalistas y regionalistas de izquierda y de derecha cuyo único interés en común ha sido cerrar el paso a la posible entrada de la extrema derecha en el gobierno, lo que podría haber sucedido si se hubiese ido a una repetición electoral en la que el PP y los ultras de Vox sumaran, esta vez sí, los votos necesarios para una investidura.

Sánchez tenía la intención de desplegar una intensa agenda social que le permitiera fortalecerse políticamente desde el poder, pero las concesiones que ha tenido que hacer a las fuerzas nacionalistas para mantenerse, lejos de robustecerlo lo han desgastado. Las fuerzas separatistas han aprovechado su debilidad para arrancarle inversiones y financiación para sus territorios y medidas políticas, como los indultos a los condenados por el proceso secesionista catalán de 2017, sin apenas nada a cambio. El Gobierno no ha podido siquiera aprobar unos presupuestos, por lo que está obligado a gestionar el país con las cuentas prorrogadas de 2022.

La pregunta es si ahora los socios preferirán seguir para prolongar esta situación que los favorece, aún a costa de que el desgaste por los últimos casos los acabe arrastrando, o lo dejarán caer con el riesgo de que el Partido Popular se imponga en las elecciones. No es tanto al PP a lo que temen los nacionalistas y la izquierda, sino a que el partido conservador no consiga votos suficientes y recurra a una posible alianza con Vox. El panorama no parece fácil para nadie.

Por Héctor Barbotta

Fuente:

https://www.pagina12.com.ar/833665-reunciaron-al-secretario-de-organizacion-del-psoe