La justicia chaqueña declaró que el militante Carlos Tereszecuk fue víctima de crímenes de lesa humanidad

Sus familiares en 2018 recibieron los restos, luego de ser identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
La Justicia consideró que el asesinato fue cometido en el marco de un plan sistemático de terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar.
Luego de un proceso de varios años con excavaciones llevadas a cabo por el Equipo Argentino de Antropología Forense en los cementerios de las localidades de Resistencia (Chaco) y Empedrado (Corrientes), la Fiscalía pudo reconstruir que Carlos fue secuestrado los primeros días del mes de noviembre de 1976 y llevado a la Jefatura de Policía de Resistencia.
De la investigación se concluye que fue alojado en un primer piso acondicionado como centro clandestino de detención, que era dirigido por fuerzas conjuntas de la Policía del Chaco y el Ejército Argentino. Ese sitio es hoy la casa por la memoria de Chaco.
El fiscal federal de Resistencia, Diego Vigay, quien fue parte de todo este proceso, contó que Carlos Tereszecuk era un joven de Misiones que había estudiado en el seminario para hacerse sacerdote, luego se recibió de trabajador social en la Facultad de Humanidades de Misiones, era secretario legislativo de un bloque del Partido Auténtico.
El fallo firmado por la jueza federal Zunilda Niremperger no solo reconoce la responsabilidad del Estado en la desaparición del joven, sino que además confirma la existencia de vuelos de la muerte sobre el Río Paraná, utilizados como método de exterminio y ocultamiento de cuerpos.
Al respecto, el fiscal Vigay expresó: "En el año 2018, la Fiscalía Federal de Corrientes y el equipo argentino de Antropología Forense, ubican, exhuman, e identifican el cuerpo de él, que estaba enterrado en una tumba en el cementerio empedrado corriente, y se puede reconstruir a partir de eso, que era uno de los cuerpos que bajaban por el río Paraná".
El fiscal relató lo que se encontró en la autopsia del cuerpo. "Tenía disparos de ejecución en el cráneo y en el pecho, eran todos cuerpos que estaban desnudos, atados con alambre en pies y manos, tenían un corte muy importante en el abdomen para tratar de lograr que no flotaran".
Además, agregó que aún restan varios juicios por la verdad: "Argentina es un emblema, tiene un reconocimiento a nivel mundial por este proceso del juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad".
La sentencia se logró gracias al impulso y la perseverancia de la familia Tereszecuk, acompañada por el Ministerio Público Fiscal, y fue seguida muy de cerca por organismos de derechos humanos de Chaco, Corrientes y Misiones.
Estas organizaciones destacaron que cada avance de la reconstrucción de la verdad, es también un acto de reparación, porque permite reconstruir historias, devolver identidades, y reafirmar el compromiso de nunca más dejar que el silencio encubra el horror.
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