Juanjo: "Secco nos despide por luchar por el medioambiente y para desarticular nuestra organización”
-Hablemos de Industrias J.F. Secco. ¿Qué tipo de empresa es y a qué se dedica?
Es una multinacional argentina con 80 años de historia, que empezó como un taller mecánico en Rosario. En los '90 creció mucho gracias a contratos del Estado, con el apoyo de Alberto Kohan, y hoy opera en electricidad, extracción de litio, compresión de gas y alquiler de maquinarias. Tienen negocios en Chile, Uruguay, Brasil y hasta en Vaca Muerta. Son una megaindustria con ganancias millonarias.
-Ustedes, los despedidos, pertenecen al área de emergencias. ¿Qué función cumplen?
Somos los que restablecemos la luz ante cortes masivos, inundaciones o fallas técnicas. Operamos en todo el país: desde La Plata hasta El Calafate, o en pueblos olvidados como La Nueva Esperanza en Santiago del Estero, donde llevamos electricidad a comunidades aisladas. Allí nosotros dimos un servicio social elemental que es el acceso a la red de electricidad, en el medio del monte santiagueño. Pero a la empresa no le interesa lo social, sino los contratos con el Estado. Además, al despedirnos, quieren eliminar cualquier voz crítica. Somos trabajadores calificados: técnicos electricistas, mecánicos, electrónicos. Nos capacitamos por nuestra cuenta porque la empresa no lo hizo.
-¿Por qué los despidieron?
Por organizarnos. Todo empezó con reclamos simples: no teníamos un lugar para cambiarnos ni baños. Trabajamos en la calle, a veces bajo la lluvia o el frío, y la empresa no nos daba condiciones mínimas. Luego, sumamos exigencias ambientales, como evitar derrames de gasoil, y pedidos de capacitación. A la empresa no le gustó. Con el gobierno de Milei, que les da más poder, el año pasado despidieron primero a 7 compañeros en Ensenada y ahora a 21 más, para desarmar nuestra agrupación y el sector de emergencias.
-¿Creen que hay un interés en desmantelar el servicio que brindan?
Totalmente. Nosotros damos un servicio social clave. Si eliminan nuestro sector, miles quedarán en riesgo ante emergencias. Por eso nuestra lucha no es solo laboral: es por la calidad de un servicio esencial.
-¿Qué exigen y cuál es el próximo paso?
Exigimos la reincorporación de todos los despedidos y que no se toque el área de emergencias. Seguiremos en la calle, articulando con otros gremios y jubilados. Invitamos a sumarse: esto afecta a todos. Las medidas que vamos tomando se deciden día a día en nuestra asamblea. Hay una coordinación con otros actores solidarios, pero por lo general vamos resolviendo semana a semana.
-¿Algo más que quieras agregar?
Nuestra lucha va más allá de defender nuestros puestos de trabajo. Como trabajadores especializados, nos preocupa activamente la calidad del servicio que brindamos a la comunidad y su impacto ambiental. Por eso exigimos a la empresa prácticas más responsables, como evitar derrames de combustible y mejorar los protocolos ecológicos. Pero en lugar de eso, la respuesta de Secco fue el despido masivo: un intento claro de desarticular nuestra organización y, de paso, eliminar un sector estratégico que garantiza respuesta ante emergencias en todo el país. Lo que está en juego no son solo nuestros empleos, sino la continuidad de un servicio esencial que mantiene con energía a pueblos olvidados y asiste en catástrofes.
El conflicto en Secco no es un caso aislado. Desde Tierra del Fuego hasta Neuquén y otras ciudades, los trabajadores demuestran que existe clima para enfrentar a las patronales, al gobierno nacional y a los gobiernos provinciales. Así quedó demostrado este miércoles y continuará este jueves. Mientras los trabajadores, junto a jubilados y otros sectores en lucha, construyen unidad en las calles, la burocracia sindical insiste en que "no hay clima" para un paro. Sin embargo, la realidad muestra lo contrario: solo una movilización masiva podrá imponer un paro nacional de 36 horas y un plan de lucha capaz de derrotar el ajuste de Milei y el FMI.
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