Nació por una subrogación y lucha para que se prohíba esa práctica: “Es como ser vendido antes de nacer”

16.06.2025
(Foto gentileza Olivia Maurel)
(Foto gentileza Olivia Maurel)

Olivia Maurel tiene 33 años y vivió 17 con una familia sin conocer su historia. Cuando se hizo el ADN y supo la verdad, pudo sanar. Desde entonces, se convirtió en activista, se reunió con el Papa Francisco y escribió un libro.

Olivia Maurel, que nació en Estados Unidos hace 33 años por una subrogación de vientre, hoy es la voz principal a nivel mundial en contra de esta práctica. Su activismo comenzó cuando se enteró de que su nacimiento se gestionó a través de una agencia de lo que en el sentido común se conoce como "alquiler de vientres".

Después de 17 años sin saber la verdad sobre su historia, la noticia le permitió entender -y confirmar- no solo su identidad, sino el porqué del malestar y los síntomas con los que convivía desde pequeña. Olivia no se sentía parte de su familia, además sufría ansiedad, ataques de pánico, desconexión con su cuerpo, depresión que incluso la llevaron a un intento de suicidio. Había algo en ella que estaba mal y no lograba entender qué era.

Finalmente, investigó sobre su origen, enfrentó a sus padres y se hizo un examen de ADN. Saber la verdad le permitió sanar y la motivó a luchar por el fin de esta práctica. "La gestación subrogada se centra por completo en el deseo del adulto. La infertilidad es dolorosa, no lo niego. Pero el sufrimiento de los adultos no puede justificar la creación de niños en condiciones que violan sus derechos más básicos. En este proceso el bebé no solo es separado de la persona que lo gestó, aquella cuyo latido escuchó durante nueve meses, sino que nace bajo un contrato, un documento que predetermina su destino. Hablamos del sufrimiento de quienes no pueden tener hijos. Pero ¿qué pasa con el sufrimiento de quienes nacieron a través de este sistema y se sienten incompletos, abandonados, confundidos e incluso rechazados?", reflexiona Maurel en diálogo con TN.

"No existe un derecho humano a tener un hijo. El niño tiene el derecho humano de ser protegido, de conocer sus orígenes y de nacer libre, no obligado, transferido ni vendido incluso antes de nacer", afirma terminante.

Voces olvidadas

(Fotos: gentileza Olivia Maurel)
(Fotos: gentileza Olivia Maurel)

Hoy Olivia está casada, tiene tres hijos y fue su propia maternidad la que le terminó de confirmar la crueldad que oculta el procedimiento a través del cual llegó al mundo, incluso -dice- si son decisiones tomadas con buenas intenciones: "El amor no puede justificar un sistema basado en la negación de la maternidad ajena. Decirle a tu hijo: 'Naciste por gestación subrogada' no basta si no hablamos de lo que eso realmente significa: que alguien, generalmente una mujer en situación económica precaria, gesta y da a luz a un niño, solo para ser borrada en el momento en que se corta el cordón umbilical. Se le arrebatan los orígenes, la verdadera identidad del niño. Se pisotean sus derechos. Que existan historias hermosas no hace que la práctica sea más ética. Estoy segura de que en la época de la esclavitud había esclavos bien alimentados y bien vestidos, pero ¿eso hace que la esclavitud sea más ética?". 

Estas expresiones de Olivia -el correr el foco de los deseos de los adultos y recuperar la voz y los derechos de los niños nacidos mediante subrogación- responden también a las argumentaciones que defienden esta práctica como una decisión altruista y desinteresada de algunas mujeres, algo que para ella es un mito.

"La gente imagina a una mujer amable y generosa que solo quiere ayudar a otros a tener un hijo. Pero en realidad, incluso cuando se etiqueta como 'altruista', se involucran grandes sumas de dinero. La gestante recibe reembolsos por sus 'gastos': comida, ropa, facturas de teléfono, transporte, vitaminas y más. Y para las mujeres con dificultades económicas esto resulta increíblemente tentador. Lo que llamamos 'altruismo' a menudo es solo una máscara más suave para ocultar la coerción económica. Incluso si no hay un pago directo por el bebé, existe presión: emocional, financiera, contractual. Aquí no se trata de 'mi cuerpo, mi decisión', sino de 'mi cuerpo, la decisión de la clienta'. Se les dice qué comer, dónde vivir, cuándo ir al médico. Pueden ser obligadas a abortar o reducir embriones si así lo deciden los futuros padres. Se espera que entreguen al bebé en el momento del nacimiento, incluso si se vinculan con él. Creo que nunca debemos aceptar un mundo donde los derechos de algunas mujeres se vean suspendidos por los deseos de otras".

La lucha de Olivia -que se declara feminista y atea- la llevó a impulsar, junto a otras activistas, la abolición internacional de la subrogación. La idea no es castigar a los padres o a las mujeres que prestan su cuerpo, sino construir leyes que impidan la instrumentalización de la vida humana y protejan a quienes hoy no tienen voz: los bebés que aún no han nacido y quienes gestan y paren bajo contrato.

El resultado se plasma en lo que se conoce como la Declaración de Casablanca, una iniciativa en la que participan más de 150 expertos de todo el mundo: abogados, médicos, profesores, defensores de los derechos humanos, unidos por encima de todas las líneas ideológicas, políticas y religiosas. Ya estuvieron presentes en el Parlamento Europeo, en las Naciones Unidas, los recibieron ministros de todos los continentes y se reunieron con el Papa Francisco.

Según Olivia, el santo padre no se limitó a escucharla, sino que comprendió la problemática e incluso mencionó el microquimerismo: el fenómeno científico por el cual las células del niño permanecen en el cuerpo de la mujer que lo gestó de por vida, y viceversa.

"Me quedé atónita. No solo le importaba, sino que había estudiado el tema a fondo", recuerda emocionada Maurel y agrega: "Estamos construyendo una red de resistencia contra una industria que crece exponencialmente y se lucra con los cuerpos de las mujeres y las vidas de los niños. Esto no es un asunto secundario: es una batalla por el futuro de los derechos humanos".

"Hablé porque ya no pude contener el dolor"

¿Dónde estás, mamá? será publicado en septiembre de 2025 por el Grupo Layola en todos los países de Latinoamérica (incluida Argentina), Estados Unidos y España. El libro está dividido en dos partes: la primera es el testimonio personal de Olivia, donde comparte de manera cruda, emotiva y honesta, cómo sintió crecer sin conocer a la mujer que le dio la vida, cómo descubrió la verdad y el impacto que tuvo en su identidad, su cuerpo y su familia.

La segunda parte es una inmersión más profunda en el sistema de gestación subrogada, expone los contratos, las cláusulas aterradoras, la manipulación del lenguaje y la ética por parte de la industria. 

La portada de su libro. (Fotos: gentileza Olivia Maurel)
La portada de su libro. (Fotos: gentileza Olivia Maurel)

Antes de despedirse, lanza una invitación: "Este libro no es solo una historia, es una herramienta. Quiero que cualquier persona, sin importar su origen, pueda usarlo para luchar. Quiero que aporte argumentos, abra los ojos y alce la voz. Porque esto no se trata solo de mí, se trata de miles de niños y mujeres cuyas historias aún no se han contado, posiblemente porque tenemos un enorme conflicto de lealtad hacia nuestros padres, muchos de nosotros nunca hablamos por miedo a traicionarlos". 

Fuente:

https://tn.com.ar/sociedad/2025/06/16/nacio-por-una-subrogacion-y-lucha-para-que-se-prohiba-esa-practica-es-como-ser-vendido-antes-de-nacer/