LOS PEQUEÑOS REACTORES MODULARES NO SALVARÁN LA ENERGÍA NUCLEAR

31.12.2025

Primera Parte

Mockup del pequeño reactor modular de NuScale. Crédito: A. Cho / Science.
Mockup del pequeño reactor modular de NuScale. Crédito: A. Cho / Science.

Los pequeños reactores modulares (SMR) son el último sueño brillante de la industria nuclear. Son más esperanza que estrategia. Los SMR solo existen en la imaginación de la industria nuclear y sus partidarios. Solo se pueden encontrar en diapositivas de PowerPoint. Por eso, el consultor nuclear parisino, Mycle Schneider, los denominó "reactores de PowerPoint".

Por Juan Vernieri

Argentina prácticamente ya abandonó el CAREM, después de haber invertido más de 600 millones de dólares. La única empresa de Estados Unidos con un SMR aprobado por el Departamento de Energía, Nu-Scale en noviembre de 2023, canceló su proyecto.

INVAP logró la aprobación de una patente estadounidense para el diseño conceptual del reactor ACR-300, reactor de agua presurizada compacto, que fue solicitada originalmente en 2018 y otorgada en agosto de 2024. Su diseño está todavía en una etapa muy preliminar de desarrollo y no en construcción física.

INVAP no comenta públicamente el estado de desarrollo. Se deduce que todavía no hay un diseño para ingeniería detallada o prototipo. No hay inicio de licenciamiento nuclear, ni trámites ante autoridades regulatorias como la Nuclear Regulatory Commission (EE. UU.) o la Autoridad Regulatoria Nuclear en Argentina.

En la práctica, el proyecto todavía no ha entrado ni siquiera en fases tempranas de ingeniería detallada, análisis de seguridad, ni planificación de obra. La progresión a etapas más avanzadas dependerá de asociaciones, financiamiento y decisiones regulatorias que aún no se han anunciado formalmente.

La esperanza es eterna y la idea es construir reactores de fisión atómica avanzados, pequeños y modulares, pero todavía en estado imaginario.

La parte "pequeña" se refiere a su menor producción y tamaño, mientras que "modular" significa que están diseñados para construirse en fábricas, enviarse a las instalaciones e instalarse según sea necesario, lo que supuestamente los hace más económicos y rápidos de implementar que los reactores tradicionales. En teoría, se podrían añadir módulos con el tiempo para aumentar la producción, como si se ensamblaran bloques de Lego.

Pero no nos dejemos engañar por la palabra "pequeño". Incluso un solo SMR de 300 MW es una gigantesca máquina industrial altamente radiactiva, capaz de abastecer una ciudad de tamaño mediano y contener un inventario radiactivo mucho mayor que las bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

La etiqueta de "pequeño" solo es relativa a los gigantes del siglo pasado. En la práctica, un reactor "pequeño" conlleva todos los grandes problemas de un reactor convencional: combustible radiactivo peligroso, para cuya fabricación se emitieron importantes cantidades de gases de efecto invernadero, sistemas de seguridad complejos y el riesgo de fallos catastróficos o sabotaje. Lo único verdaderamente pequeño de los SMR es su incapacidad para beneficiarse de las economías de escala que, en teoría, se suponía que harían asequibles los grandes reactores, pero que nunca lo hicieron.

Segunda Parte

Los pequeños reactores modulares (SMR) son el último sueño brillante de la industria nuclear. Son más esperanza que estrategia. Solo existen en la imaginación de la industria nuclear y sus partidarios.

Por Juan Vernieri

Arnie Gundersen, un ex ejecutivo de la industria nuclear y fundador e ingeniero jefe de Fairewinds Energy Education. Ha testificado como experto en seguridad y fiabilidad nuclear a nivel mundial. Pasó más de 50 años en la industria nuclear. Gestionó proyectos en 70 centrales nucleares. Una vez creyó en el sueño y ayudó a construirlo. Y ahora, viendo cómo se desarrolla este tercer acto, solo puede negar con la cabeza. Porque la última propuesta de la industria nuclear no es una revolución, sino una repetición: una costosa distracción de las verdaderas soluciones climáticas.

Los pequeños reactores modulares (SMR) son el último sueño brillante de la industria nuclear. Son más esperanza que estrategia. Los SMR solo existen en la imaginación de la industria nuclear y sus partidarios. Solo se pueden encontrar en diapositivas de PowerPoint.

Aun así, la esperanza es eterna y la idea es construir reactores de fisión atómica avanzados, normalmente definidos como productores de hasta 300 megavatios de electricidad por unidad, menos de un tercio del tamaño de una planta nuclear convencional.

La energía nuclear SMR es una situación en la que todos pierden: tiene todos los riesgos y dolores de cabeza de la energía nuclear tradicional, pero no las ventajas en términos de costo o escala que nunca se materializaron en primer lugar.

Pero eso no impide que los fanáticos de la energía nuclear defiendan lo que será otro capítulo fallido en el triste legado de la energía atómica comercial. Con la sangre derramada, la maltrecha industria nuclear comercial regresa con su discurso más audaz hasta la fecha: presionar a gobiernos de todo el mundo para obtener dinero de los contribuyentes mediante el uso de SMR, porque los inversores privados saben que no son rentables.

La ironía es enorme: mientras Goldman Sachs, Microsoft y Amazon anuncian los SMR como la solución a todo, desde la avidez energética de la IA hasta el declive del carbón, los propios proveedores de energía nuclear no prometen que la energía atómica será más barata que las renovables.

Quizás recuerden a los ejecutivos de Westinghouse encarcelados por defraudar al público con los costos de los proyectos atómicos. Saben lo que yo sé: es pura fantasía pensar que SMR más pequeños y menos potentes generarán energía barata por arte de magia. La generación de energía no funciona así.

Un legado de fracaso. En la década de 1970, se decía que la electricidad sería demasiado barata para medirla. La realidad es que resultó demasiado cara para costearla y demasiado compleja para operar de forma fiable.

Durante casi 75 años, el público estadounidense ha sido el comprador de cientos de centrales nucleares deficitarias. Ningún reactor se ha construido en Estados Unidos a tiempo ni dentro del presupuesto. Otras 130 centrales nucleares fueron canceladas antes de producir un solo vatio de electricidad. Ninguna era financieramente viable sin enormes subsidios públicos.

Tercera Parte

Los pequeños reactores modulares (SMR) son el último sueño brillante de la industria nuclear. Ahora, en un nuevo siglo, la industria ha regresado con los pequeños reactores modulares (SMR). El argumento es que la producción en cadena garantizará la calidad y reducirá los costos.

Por Juan Vernieri

Las cadenas de montaje pueden replicar defectos con la misma eficiencia con la que replican piezas. En la década de 1970, una fábrica de Chattanooga tenía todas las vasijas de los reactores con soldaduras contaminadas. Seis reactores llegaron a sus instalaciones con daños inducidos por la fábrica, lo que limitó su vida útil y redujo su eficiencia.

Todos los generadores de vapor construidos para reactores estadounidenses han fallado prematuramente. Los de reemplazo también han fallado, a veces en menos de un año. Los SMR usarán la misma tecnología, pero de alguna manera se supone que debemos creer que el resultado será diferente esta vez.

Los primeros prototipos, aproximadamente del tamaño de los SMR actuales, fallaban con frecuencia, a veces de forma catastrófica. El infame reactor SL-1 en Idaho explotó, matando a sus tres operadores. El Wall Street Journal calificó estas plantas como "limones atómicos": más costosas y menos eficientes de lo que se esperaba.

Las centrales nucleares pueden ser poco fiables. En la Unidad 1 de Millstone, la planta estuvo cerrada durante meses debido a repetidas fallas mecánicas. Se solucionaba un problema para encontrar con el mismo problema un año después.

La novedad genera incertidumbre. Si bien los SMR y los reactores nucleares convencionales se clasifican como reactores atómicos, las similitudes terminan ahí. Las diferencias mecánicas y eléctricas entre estos dos conceptos son profundas, y los SMR introducen una serie de nuevos desafíos de ingeniería que no se han analizado ni probado exhaustivamente en las centrales nucleares tradicionales, lo que podría contrarrestar los beneficios supuestos y prolongar el camino hacia un despliegue fiable.

Cada uno de estos cambios introduce nuevas oportunidades de fracaso, ninguna bien comprendida y todas costosas de solucionar. Los SMR presentan una serie de problemas no probados, incluyendo el uso de uranio altamente enriquecido, casi apto para armas nucleares, lo que genera preocupaciones sobre proliferación y seguridad.

En todo caso, su menor tamaño agrava algunos problemas. Debido a sus núcleos compactos, los SMR pueden filtrar más neutrones que los reactores convencionales, lo que provoca daños más complejos en el propio reactor nuclear y en diferentes flujos de residuos radiactivos, residuos más difíciles y costosos de gestionar y eliminar.

Así pues, a pesar de la promesa "modular", cada SMR sigue siendo una enorme pieza de infraestructura radiactiva, que requiere el mismo nivel de seguridad, planificación de emergencia y gestión de residuos a largo plazo que cualquier otro reactor nuclear.

Con los SMR, se asume todo el riesgo y la complejidad, pero con costos aún mayores por unidad de energía producida, debido a la pérdida de economías de escala. Por eso, la energía nuclear nunca ha sido financieramente viable. Cada planta construida en Estados Unidos requirió subsidios públicos, y cada intento de reducir los costos unitarios mediante el aumento del tamaño del reactor, el diseño de la planta en módulos de fábrica o la eliminación de dispositivos de seguridad ha terminado en desastre o decepción.

Promesas incumplidas

El nuevo discurso de la industria —que la producción en masa de SMR reducirá los costos— ignora las duras lecciones de las economías de escala. En la energía nuclear, siempre se supuso que cuanto más grande, mejor. ¿Ahora, de repente, la respuesta es más pequeña? Eso no es innovación; es desesperación.

¿Qué mejor ejemplo de promesas incumplidas que el tan publicitado proyecto de reactores de tamaño pequeño (SMR) NuScale en Utah, que iba a ser el primer SMR construido en Estados Unidos? Sin embargo, el pasado noviembre, alegando el alza de los costos, la Asociación de Sistemas de Energía Municipal de Utah (UAMPS) canceló el proyecto. Anunciado en 2015, el proyecto UAMPS preveía la construcción de 12 reactores para 2023 con un costo de 3000 millones de dólares. Para cuando se canceló en noviembre, las estimaciones de costos se habían triplicado.

Fuente:

https://antinuclearmara.blogspot.com/