Teoría y práctica de la Doctrina Monroe
El 2 de diciembre de 1823, en su mensaje anual al Congreso, llamado "El Estado de la Unión", el presidente norteamericano James Monroe incluyó la frase que se hizo luego famosa como "Doctrina Monroe": "América para los americanos" suele traducirse. Pero en la acepción más común de la palabra "american" en los EE.UU., se refiere a estadounidense.
Por Alberto Cortés
Esta idea, en realidad de autoría de su entonces Secretario de Estado, y luego presidente, John Quincy Adams, formulada en los momentos en que el Imperio Español estaba perdiendo definitivamente sus posesiones americanas, pretendía excluir a potencias extracontinentales de toda influencia en la región, influencia que – en cambio – sí se reservaban los EE.UU. para sí.
Apenas dos años después, el Rey de Francia (repuesta la monarquía que había sido abolida con "Gran Revolución") envió una gran Flota a Haití a exigir enormes indemnizaciones por las propiedades que los terratenientes franceses habían perdido por la independencia del país (incluido el valor de los esclavos liberados). Esa indemnización, que el país se vio forzado de aceptar ante la superioridad militar del enemigo, y las deudas encadenadas posteriores son la causa principal de las graves e innumerables calamidades que sufre hasta hoy. No la incapacidad de los haitianos para autogobernarse. Según surge – entre otros estudios - de una profunda investigación de dos años de periodistas del New York Times. El gobierno esclavista de los EE.UU. no iba, en 1825, a ayudar a la única rebelión de esclavos triunfante en la historia universal. De la "Doctrina Monroe".. ni memoria. Los Estados francés, estadounidense (EE.UU. invadió y ocupó Haití entre 1915 y 1934, y se robó todo el oro que había en el Banco Nacional de Haití), y otros tienen responsabilidad central en los orígenes y desarrollo de la crisis haitiana.
En diciembre de 1831 la fragata estadounidense Lexington atacó y devastó las instalaciones argentinas en la Islas Malvinas, en represalia por el control que nuestro país pretendía ejercer sobre los barcos de esa nacionalidad que depredaban la fauna local. Durante ese año, hubo en Buenos Aires, contactos entre diplomáticos norteamericanos y británicos, durante las cuales los primeros informaron a los segundos que las islas estaban sin defensas (que habían sido destruidas por ellos), y dejaron en claro que no tenían problema en que los ingleses las ocuparan, en tanto no molestaran a los cazadores estadounidenses de lobos marinos y otras especies. Otra vez la Doctrina Monroe a la basura, por sus propios creadores.
Mucho peor fue su papel en la Guerra de Malvinas, de 1982. En el medio además (1947), se había firmado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, que obligaba a todos los países del continente (incluidos los EE.UU.) a concurrir en respaldo de cualquier ataque extracontinental. Los EE.UU. hicieron lo opuesto, apoyando con inteligencia y logística al agresor extracontinental. Siendo Gran Bretaña el principal aliado mundial de EE.UU., y siendo las islas clave para la proyección a la Antártida (que adquirirá gran importancia en las próximas décadas) y para el control de los pasos interoceánicos del Sur; Argentina puede albergar muy pocas expectativas de que el Reino Unido se vaya a sentar a negociar la soberanía de las islas…. hasta el momento en que el poder relativo anglo estadounidense – hoy ya en declive - en el mundo, disminuya lo suficiente para obligarlos. Es la enseñanza de todos los procesos de descolonización en América, África y Asia. La política de Milei, de ayudar a ralentizar el ocaso estadounidense, no sólo es contraria a los intereses económicos de los sectores populares, es diametralmente opuesta a los intereses soberanos de nuestro país, incluidos los territoriales.
En 1861-7 tropas francesas invadieron México y sostuvieron al "Emperador" Maximiliano, hasta ser derrotadas por los mexicanos. La ayuda estadounidense al presidente liberal Benito Juárez, que encabezó la resistencia a la invasión, comenzó a hacerse efectiva recién en 1865, tras el fin de la guerra de Secesión en EE.UU.
En 1838 Francia había ya invadido México y bloqueado militarmente los puertos de Buenos Aires y Montevideo. Y en 1845-50 lo volvió a hacer, junto con Gran Bretaña, conflicto del que formaron parte las batallas de Obligado y Punta Quebracho. Más de 15 años después de la proclamación de Monroe, EEUU tampoco dijo ni mu ante estas aventuras de potencias extracontinentales (aunque luego reconoció la soberanía argentina de los ríos).
En 1902-3, armadas de Gran Bretaña, Alemania e Italia bloquearon Venezuela y destruyeron o se apoderaron de varias de sus escasas naves de guerra, en la pretensión de cobrar la deuda externa del país. EE.UU. se lavó las manos, afirmando que la Doctrina Monroe sólo se aplicaría cuando algún país fuera atacado por potencias europeas para colonizarlo, y no si el ataque fuera para cobrar deudas. El canciller argentino, José María Drago, sentó la doctrina que lleva su nombre, al afirmar ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda, sino que debía recurrirse a la vía diplomática.
El mismo Presidente norteamericano de ese momento, Theodore Roosevelt, agregó en su Estado de la Unión de 1904 su propio "corolario" a la Doctrina Monroe, por el cual los EE.UU. se reservaban el derecho de intervenir en naciones americanas que fueran "inestables" o no cumplieran sus deberes internacionales (política del "Gran Garrote"). Fue utilizada numerosas veces (antes y después de su formulación), para "justificar" invasiones a países latinoamericanos, en un típico ejemplo de la arrogancia de las clases dirigentes norteamericanas que pretenden que las leyes, propuestas y formulaciones internas de SUS instituciones y funcionarios, deban ser aceptadas y tomadas como "legales" por otros países, al margen derecho internacional. Las actuales "sanciones" (en realidad medidas coercitivas UNILATERALES), adoptadas por miles contra muchísimos países, son un ejemplo patético de total actualidad, y aceptadas sumisamente, a veces, por instituciones indignas, como la justicia (y el gobierno) argentinos, en el caso del robo del avión venezolano en Buenos Aires en 2022.
Bajo la misma presidencia de Teddy Roosevelt, EE.UU. – que habían apoyado diplomática y hasta militarmente la integridad territorial de Colombia, incluída - en especial - su provincia de Panamá -; en 1903, tras el rechazo por el Congreso Colombiano del Tratado Herrán-Hay (que acordaba la construcción del Canal de Panamá, con grandes concesiones a EE.UU.); en noviembre de 1903 apoyaron la secesión de Panamá (impidiendo la movilidad de las tropas colombianas, mediante bloqueo naval y negativa de transporte en el FFCC que controlaban). Fue decisiva la participación del tal vez más influyente megamillonario de la historia norteamericana: John Pierpont Morgan.
La llamada "Doctrina Monroe" no tiene ningún tipo de valor legal en el derecho internacional. Es meramente una postulación que los gobiernos estadounidenses (que si se admite la muy dudosa afirmación de que EE.UU. es realmente una democracia, representan sólo a sus ciudadanos, que son el 5% de los del planeta) intentan imponer al otro 95% de la población mundial. Se apoya únicamente en la fuerza bruta del poder norteamericano, que llegó a ser única superpotencia mundial hegemónica, pero que ya ha pasado a segundo lugar en lo económico, va en camino de ser superada en lo militar y mantiene – eso sí – un aparato gigantesco de propaganda (que el propio documento "Estrategia de Seguridad Nacional de los EE.UU. – 2025" llama "poder blando sin rival"), que le permiten naturalizar en muchas mentes del planeta este y otro tipo de abusos, llamar "libertad" a la opresión, y "democracia" a la plutocracia (gobierno de los ricos). Hoy, en el atardecer de su poder, uno de sus principales manotazos de ahogado pasa por reflotar esta antigüedad.