Educando a Javier Milei sobre batalla cultural: La justicia social en la boca de Dios

A Javier Milei: la voz de Dios y de Jesús se hace audible en la práctica de la justicia social: Ley de Moisés, los profetas, los reyes de Israel y la liturgia.
Inexplicable lo de Javier Milei: cuestionando la justicia social en Resistencia, capital de Chaco, una localidad empobrecida; y lo hizo dentro de un templo cristiano, invocando lo que él llamó "la tradición judeo cristiana" mientras hablaba de "batalla cultural". Pero más difícil de entender aún es la arrogancia o ignorancia de Milei. Habla acerca de lo que no sabe y sin informarse. Urgente24 intenta, con paciencia, tal como siempre, explicarle a Milei que el Jehová Dios que él cree conocer, es bien diferente en la realidad.
Las escrituras hebreas se distinguen de otros códices religiosos de su tiempo por su insistente prescripción del cuidado de los parias, marginados e impotentes, enfermos, extranjeros, migrantes. La justicia social se hace presente en el ethos mismo de la cultura judeocristiana, no por construcción espontánea sino por mandato de Dios, prolongado luego en el ministerio de Cristo Jesús, según las escrituras.
El espíritu de la letra del códice sagrado es concluyente en Santiago 1:27. El hermano de Jesús, observa: "La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo".
"La ética judía es distinta, insiste en la dignidad de los pobres y nos ordena resistir cualquier tentación de verlos como algo diferente a nosotros. El pobre es nuestro hermano", dijo la Rabí Jill Jacobs, autora de "Donde mora la justicia: Una guía práctica para lograr la justicia social en su comunidad judía" y "No habrá necesitados: En busca de la justicia social a través de la ley y la tradición judías", ambos publicados por Jewish Lights.
En ese marco, este artículo busca verificar a la luz de los escritos sagrados y normativas judeocristianas, las afirmaciones de Javier Milei en relación a la justicia social.
La ley de Dios
En el libro de Deuteronomio 27:19 ("segunda ley" o "repetición de la ley" en griego "de útero" salido de las entrañas de Dios) que regía la vida de los israelitas previa entrada en la tierra de Canaán) puede leerse: "Maldito sea quien viole los derechos del extranjero, del huérfano o de la viuda".
Durante el exilio babilónico, quedando el profeta Jeremías en Israel al cuidado de los ancianos, mujeres, enfermos y discapacitados que "por no ser de utilidad" no fueron llevados al exilio, prescribe: Así dice el Señor: "Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda".
La justicia social en la lente profética
En el mismo sentido, la norma se mantiene incólume en los siguientes pasajes que lejos de ser una apelación espiritual, constituían y aún constituyen el mandato y/o voluntad de Dios para que se administre, en línea con sus principios (su propio carácter), justicia en la Tierra.
En el libro del profeta Ezequiel 22:29 la voz del Creador observa: "Los terratenientes roban y extorsionan a la gente, explotan al indigente y al pobre, y maltratan injustamente al extranjero" (cualquier parecido con la realidad "no" es ficción).
En el LIbro de los Salmos 103:6 el rey David canta lo que luego fuera incorporado como parte de la liturgia levita: "El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos"; su hijo, el rey Salomón agita al pueblo en el mismo espíritu de su padre: "¡Levanta la voz por los que no tienen voz! ¡Defiende los derechos de los desposeídos! ¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados! Proverbios 31:8-9
Más adelante, no sólo en el tiempo sino en la organización bibliográfica del canon sagrado, el profeta Amós insta: "Aleja de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus cítaras. ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como arroyo inagotable (Amós 5:23, 24), idea que reestablece ineludible, su homólogo, Miqueas cuando proclama: "Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios" (Cap. 6 verso 8).
Así, la Escritura hebrea es clara: Dios juzgará a Su pueblo de acuerdo a la forma en que atiendan a aquellos que no tienen una estructura social o familiar que los cuide. El pensamiento aquí es que, si el pueblo de Dios - su escogido - no se preocupa por los pobres, entonces es cómplice de la opresión; por lo que Dios asumirá la causa de los necesitados contra sus opresores.
Cuidar a los pobres es uno de los temas principales del Antiguo Testamento (la Torá: pentateuco de Moisés, leyes levíticas, deuterocanónicas, libros de los profetas, arte, hábitus vivendi), que consisten todos, unánimente, en preparar al pueblo para vivir en la justicia de Dios, previo a la llegada del Mesías y, de esa manera, tener los ojos, la mente y el corazón abiertos para reconocerlo y acceder a las promesas constituidas en pacto (contrato) nada menos que con el Creador.
El Mesías, Cristo Jesús
Claramente, con la venida del Cristo puede distinguirse otra dimensión, ahora vivida en los márgenes de la sociedad. Jesús no se aparta de las Escrituras hebreas, las que él dice que "vino a cumplir" (Mateo 5). Él personalmente, convive, atiende y cuida del mismo tipo de personas vulneradas a las que Dios cuida en el Antiguo Testamento.
En el libro de Mateo 10:7-8, puede leerse el propósito del discipulado: "Prediquen este mensaje: "El reino de los cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los que tienen lepra, expulsen a los demonios. Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente". El tema de la "gratuidad" es columna vertebral del Reino de Dios, "gratis, gratia, gracia", esto es su misma esencia: En este texto, respecto de quienes padecen hambre: (Marcos 8:1-3), azote presente en la historia de la humanidad desde sus inicios hasta hoy, reflejado en los rostros osificados de los niños de la guerra.
Contrastes y antinomias: cómo distinguir a quienes no están de parte de Dios
A continuación, se presenta, conforme a la ley judeocristiana, el contraste entre la voluntad (ley) de Dios con los valores y el comportamiento de los líderes de la época de Jesús. En el libro de Mateo 23:23 el Nazareno enfatiza: "¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello".
El precepto en parábola: la bajada pedagógica del Mesías
En Mateo 25:35-40 ", Jesús introduce: "Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron"…"Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí".
Cómo reconocer el bando al que se pertenece
En la tradición judeocristiana las señales en el obrar (agencia) de cada persona son coordenadas para leer de qué lado de la vida -o de la muerte- se hallan fundamentados.
En el evangelio de Lucas, capítulo 1:51-53, el escritor describe cómo reconocer al Cristo de los falsos cristos a travésde sus obras, Del Cristo se dice:
"Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías".
La identidad de Jesús es su ministerio público
Lucas 4:18-19, refiere a una profecía que en relación a su venida y ministerio que había transmitido al pueblo el profeta Isaías (Isaías 61:1-2), "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a pregonar el año del favor del Señor". Este "año favorable" se establece en alusión al año 7mo de cada ciclo lunar, en el que se condonaban todas las deudas a los morosos; así se analogiza con la "salvación gratuita: "Porque gratis sois salvos (por "gracia", por propia y soberana voluntad del Rey en aplicación de su poder e imperio)
Gobernantes enviados de Dios en una parábola
El texto emerge del Libro de Lucas 18:2-8, y reza: "Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie. En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: "Hágame usted justicia contra mi adversario"… voy a tener que hacerle justicia… ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles? Les digo que sí, les hará justicia, y sin demora.
Casos de justicia social explícita en el Evangelio
En favor de una persona afectada por lepra (Luc. 5:12-14). Un paralítico (5:18-26). Los enfermos y los endemoniados (6:17-18); una viuda (7:11-16), una mujer acusada de adulterio (7:36-50).
Así el foco de la acción de Dios está en personas que viven en los márgenes de la sociedad, aisladas de la comunidad, con padecimientos físicos, psíquicos, espirituales.
Lo relevante, en estos tiempos en los que abundan las fuente de información y desinformación, es que con la guía que presentan la Ley, los profetas, Cristo y su Evangelio, podemos descubrir a quién sirven y representan nuestros gobernantes y que esta forma de contrastación no es de invención humana, al menos para quienes se perciben judeocristianos y/o enviados de Dios.
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