El Gobierno deja que Fadea se asfixie después de desperdiciar millones de dólares en los F16

Petri pasó toda su gestión sin firmar contratos clave con la Fuerza Aérea. La empresa podría haber hecho la actualización de los aviones comprados a Dinamarca, pero la gestión libertaria decidió hacerlo con empresas extranjeras. El combo incluye un plan de 200 despidos.
Desde Córdoba
La llegada de seis de los F16 comprados por el gobierno de Javier Milei por cientos de millones de dólares contrasta con la angustiante situación que atraviesa la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea), un emblema de la industria para la defensa nacional con su planta ubicada en Córdoba. Esta semana, la conducción de la empresa anunció un nuevo plan de ajuste mediante retiros voluntarios con el objetivo de reducir 200 puestos de trabajo de la planta actual, integrada por 670 trabajadores. Fuentes que conocen Fadea por dentro dicen que esto podría poner a la empresa ante el riesgo de la inoperatividad para tareas que generen los recursos para paliar la crisis.
La gestión de Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa pasó dos años sin firmar contratos con la Fuerza Aérea para tareas como el mantenimiento y actualización de los aviones Hércules y Pampa, que no solo sirven para entrenamiento militar sino para el combate contra el narcotráfico en frontera. Esos contratos también le dan a la empresa la tarea de la instalación de estructuras -desarrolladas en Fadea a partir de un modelo italiano- en la panza de los Pampa para armarlos con ametralladoras de 30 mm, y pilones en las alas para bombas o armamento. Son contratos que están a tiro de lapicera y pondrían a funcionar la planta por los próximos dos años.
A eso hay que sumarle una puerta abierta con México para un contrato para la fabricación de 24 aviones Pampa -que pueden tener un precio de hasta 15 millones de dólares según el equipamiento que tenga- que la gestión del ahora diputado Petri nunca profundizó. Eso generó el reclamo de proveedores de Fadea, preocupados por deudas y órdenes de compra sin ejecutar que se acumulan y ponen a ese sector en alerta.
F-16: Cipayismo aéreo
No conforme con eso, el Gobierno también dejó afuera a Fadea de la llegada de los F16 que compró a Dinamarca. A los 301 millones de dólares gastados en la compra efectiva de las unidades hay que agregarle el costo de la actualización de los F16 Block 15 de primera y segunda generación, para llevarlos a unidades de cuarta generación. Lockheed Martin, empresa estadounidense fabricante de los F16, publicó un documento en el que dice que el acuerdo total es por 941 millones de dólares. Gran parte de esas tareas de actualización y reequipamiento se podrían haber hecho en Fadea, pero el gobierno eligió empresas danesas como Terma, estadounidenses como la propia Lockheed (propietaria de Fadea durante la privatización en 1995 hasta la reestatización en 2009), o israelíes como Elbit System, que podría sumarse a la prestación de servicios para los aviones caza que Milei y Petri presentaron en Las Higueras, al sur de la provincia.
"Nos parece bien que el gobierno haya optado por volver a tener aviones caza. Lo que nos deja un sabor amargo es que el reacondicionamiento de esas aeronaves lo podríamos haber hecho nosotros en fábrica, como hicimos cuando Menem compró 36 aviones A4", se lamentó Marcelo Bertorello, secretario general del Sindicato de Trabajadores Aeronáuticos.
En la actualidad, la empresa solo sostiene algunas tareas regulares gracias a un contrato con Embraer y la provisión de componentes para el avión D328 Eco, además de soporte de mantenimiento mínimo para líneas aéreas comerciales como FlyBondi o Jet Smart (esto último solo ocupa a un puñado de trabajadores). Casi todas las áreas de la planta -excepto un sector de Fabricación abocado a los proyectos activos- trabajan solo tres días a la semana y los trabajadores perciben un 80% de su salario de bolsillo, con recortes de contribuciones. Ese esquema, bajo el paraguas de un Procedimiento Preventivo de Crisis, se renovó hasta febrero.
La mentira del déficit cero
La empresa habla de un fuerte déficit por baja productividad debido a la falta de tareas y alegan que la reactivación está demorada, pero representantes gremiales y expertos contradicen esa narrativa. "La crisis es de gestión y de voluntad política, no de producción por parte de los trabajadores", afirmó Marcelo Bertorello, secretario general del Sindicato de Trabajadores Aeronáuticos, y añadió que "lo que se evidencia no es un problema productivo sino de una gestión que elige el ajuste en lugar de una reactivación que para nosotros podría darse rápidamente".
Las fuentes consultadas coinciden en que la llegada de un militar como Carlos Presti al cargo de ministro de Defensa activa una luz de esperanza de que esos contratos que Petri dilató finalmente se firmen y llegue algo de oxígeno financiero a Fadea. Sin embargo, en una lectura política, aclaran que la Fuerza Aérea, que históricamente era un "aliado" de Fadea para acelerar trámites ante el Ministerio de Defensa, se quedó sin fuerza para esas gestiones luego de que la Nación consintiera la compra de los F16, un gasto de cientos de millones de dólares.
Si bien algunas versiones periodísticas indicaron que la nueva tanda de retiros voluntarios sería cubierta casi en su totalidad por administrativos, fuentes con décadas de experiencia dentro de Fadea explicaron a Página/12 que quienes figuran así son en realidad expertos especializados y formados en la industria aeronáutica imposibles de reemplazar de un día para el otro: jefes de proyecto, encargados de depósito, gerentes de compras de componentes muy específicos y provenientes de distintos países de todo el mundo. "Si se va esta gente vamos a empezar a correr la maratón con los cordones desatados", graficó Bertorello, ante la posibilidad de la firma de nuevos contratos ya sin ese personal en la planta.
Una fuente interna de la empresa que prefirió el anonimato explicó a Página/12 que Fadea tiene el tamaño de un pueblo chico: un kilómetro y medio de largo por 500 metros de ancho. Esa superficie tiene que estar provista de los servicios básicos de agua, luz, mantenimiento general y de las 30 mil máquinas que funcionan en la fábrica. A eso se suma la gran cantidad de tareas de logística internacional en gestiones como compras. Todas esas tareas están a cargo de los 170 "administrativos" a los que apuntan los nuevos retiros voluntarios. Trabajadores aseguran que ya con la planta actual empezaron a verse falencias básicas como deterioro del comedor o falta de mantenimientos mínimos en baños.
Si se cumple el objetivo de los 200 retiros voluntarios que tiene el nuevo plan, la dotación de personal se va a reducir a menos de la mitad que tenía al comienzo del gobierno de Milei y va a avanzar "sí o sí sobre la mano de obra directa, los que meten mano en los aviones", explica la misma persona. Son técnicos e ingenieros sin los cuales sería casi imposible cumplir, por ejemplo, con los contratos con la Fuerza Aérea que Petri dejó sin firmar pero que ya están en el sitio Compr.Ar a la espera de la firma.
"Estamos agonizando pero tenemos posibilidades rápidas de sanarnos. Si los contratos que parece que se van a firmar ahora se hubieran firmado en diciembre de 2023 o enero de 2024, si la conducción de la empresa hubiera contratado gente competente para insertarnos en el mercado mundial en vez de venir directamente con idea de suspensiones, Fadea sale de donde estamos. Es una fábrica de casi 100 años que es soberanía nacional. Podemos ser autosusentables si salen al mundo a buscar trabajos, no con un gerente comercial que estaba todos los días en la fábrica y se termina yendo con sospechas sobre su gestión", apuntó Bertorello.
Bajos salarios
Los salarios también son un foco de preocupación. Puestos que en Fadea tienen un salario que ronda los mil dólares, en países vecinos como Brasil más que duplican ese monto. Y la diferencia puede ampliarse más en los países que son potencia a nivel global. "Muchos técnicos de los que les ponen armas a los aviones hacen Uber en su tiempo libre. Los días que no trabajan hacen cursos de cerrajería, instaladores de aire acondicionado, lo que sea", comentó una persona que trabaja en la planta sobre la situación económica de sus compañeros.
De los trabajadores que dejaron la empresa, muchos pasaron directamente a empresas de punta a nivel mundial: la europea Airbus, un monstruo de la industria aeronáutica, llegó a llevarse al viejo continente un equipo entero de especialistas de Fadea luego de entrevistarlos y comprobar su idoneidad. El daño se parece a la tala de un bosque: quienes conocen el paño calculan que recuperar esas capacidades perdidas llevaría al menos un lustro de buena gestión. Una fuga de especialistas que va incluso contra la lógica de un mercado potencialmente rentable, ejemplificado por uno de los profesionales de Fadea consultados para esta nota: "Una tonelada de soja debe estar cerca de 400 dólares; una tonelada de auto son 20 mil dólares; una tonelada de avión sale un millón y medio de dólares".
Durante el último tiempo, se barajó la posibilidad de un traspaso de Fadea a la órbita provincial. Sin embargo, el acuerdo nunca se terminó de cerrar ya que la provincia solo estaría dispuesta a recibir una empresa desendeudada, con proyectos en marcha y un déficit reducido. La chance parece hoy más lejana todavía ya que los directivos de Fadea que llevaban adelante esas conversaciones ya no están en la empresa.
El déficit es mucho menor que la cuenta que hacen contadores que juegan contra la tonelada de soja debe estar en 400 dólares, una tonelada de auto son 20 mil dólares, una tonelada de avión es un millón y medio de dólares.
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