AMENAZADO

05.03.2025

EL LAMENTABLE INCIDENTE EN EL CONGRESO ARGENTINO, DONDE FACUNDO MANES DENUNCIÓ AMENAZAS POR PARTE DE SANTIAGO CAPUTO. 

Por: Juan A Frey. – 5 de marzo de 2025. –

No solo refleja un clima político tenso, sino que también pone en evidencia los problemas estructurales y de fondo en la dinámica del poder en el país. Este tipo de situaciones, lejos de ser aisladas, parecen ser síntomas de una cultura política que tolera, e incluso fomenta, la confrontación personal como herramienta de imposición.

La figura de Caputo, descrita como una de las personas más influyentes en el círculo presidencial, resalta la creciente centralización del poder en asesores no electos. Esto plantea un desafío para la transparencia y la rendición de cuentas en el sistema democrático, cuando estos actores que no están sujetos al escrutinio público directo y se ven involucrados en actos de intimidación, debilitan la confianza en las instituciones y se erosiona la legitimidad ya cuestionada del actual gobierno.

Además, este episodio subraya la necesidad de un debate mucho más amplio sobre los límites éticos en la política argentina. Las amenazas al estilo mafioso y el uso de tácticas coercitivas no solo afectan a los individuos directamente involucrados, sino que también envían un mensaje desalentador a quienes buscan participar en el proceso democrático. Esto puede tener un efecto paralizante en la oposición y en otros actores clave, limitando la diversidad de voces en el debate público, o, por el contrario,

exacerbar a niveles insospechables las diferencias y las características violentas del conflicto político-social en medio de una crisis económica sin precedentes en el país.

Este caso podría ser una oportunidad para que el Congreso y otras instituciones reflexionen sobre la importancia de establecer códigos de conducta más estrictos y mecanismos de protección para sus miembros. La denuncia de Manes no debe quedar como un hecho aislado, sino ser un catalizador para un cambio cultural que priorice el respeto y la integridad en la política. Solo así se podrá fortalecer la democracia y garantizar un espacio seguro para el intercambio de ideas, evitando en tal sentido, un caos que derive en un conflicto de anomia sin antecedentes en la historia argentina.