Los desafíos del peronismo en Diputados ante la consolidación de LLA como primera minoría

05.12.2025

Por Paula Marussich  

Javier Milei festejó la primera minoría en la Cámara de Diputados como uno de sus mayores logros políticos. El objetivo se cumplió a expensas de comerse a buena parte de sus aliados del PRO y la UCR, pero también fue clave la avanzada sobre los gobernadores que, en un contexto de asfixia absoluta, se vieron quebrados por el oficialismo. El presidente celebró en X, donde pasa buena parte de sus días, que el peronismo no pierde la primera minoría desde 1989 para darle un tono épico e historizar su hazaña. En rigor, la Cámara baja tuvo al radicalismo como protagonista entre 1983 y 1989. El peronismo (re)construyó su hegemonía parlamentaria a partir de la década del 90 y la sostuvo de manera ininterrumpida hasta el recambio de 2025, que se concretará el próximo 10 de diciembre. La proscripción de Cristina Fernández de Kirchner, el apoyo incondicional de Donald Trump y una forma de ejercer el poder "a todo o nada" moldearon la nueva Cámara de Diputados, que tiene por delante desafíos pretenciosos como reformar la normativa laboral y el Código Penal, aunque encabeza el podio de prioridades de la Casa Rosada sancionar por primera vez el Presupuesto y conseguir, finalmente, que los argentinos "saquen los dólares del colchón".

El lunes, un día antes de la jura de los nuevos diputados, Unión por la Patria reunió a su bloque para contener a la tropa y afinar las cuentas. La ausencia de los tres catamarqueños que responden a Raúl Jalil anticipó que el peronismo estaba a punto de perder la primera minoría en la Cámara baja. Tampoco atendió los llamados el puntano Jorge "Gato" Fernández, un aliado circunstancial alineado con Rodríguez Saá, que ya había dado señales de que no integraría el bloque. La primera minoría define la distribución de vocalías en las comisiones más relevantes, por donde pasarán las reformas centrales del Gobierno y también los temas más sensibles del Congreso. No es casual que el presidente de la Cámara, Martín Menem, haya puesto de inmediato los ojos en la Comisión de Juicio Político. El riojano busca antecedentes para retener ese cuerpo bajo control, tal como ocurrió durante los primeros dos años de gestión y ahorrarle dolores de cabeza al Presidente.

Finalmente ni Jaldo ni Jalil materializaron con sus diputados la incorporación al armado del gobernador Gustavo Saenz que comanda políticamente lo que quedó del bloque Innovación Federal. Sin embargo, su comportamiento expone un momento de dispersión y debilidad del peronismo donde la detención de Cristina Kirchner adelantó la discusión por la conducción política de ese espacio y habilitó maniobras impensadas.

El caso de Jaldo es el más resonante. El tucumano fue uno de los primeros gobernadores presuntamente opositores que prestó colaboración al oficialismo y abandonó el bloque Unión por la Patria. La amenaza violeta en su provincia forzó una unidad y un perfil opositor que se desarmó tan pronto como pasaron las elecciones. El gobernador presionó al gobernador electo Javier Noguera con los fondos del municipio que gobierna su esposa para que se sumara al bloque Independencia.

Raul Jalil por su parte entabló negociaciones con la Casa Rosada para hacerse del control total de Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD) —cuyos dividendos hoy se reparten con la Nación pero podrían ser transferidos por completo a la provincia. "Milei ejerce el poder que es lo que hay que hacer cuando se lo tiene" sintetizó una fuente del Instituto Patria. "El y la hermana negocian y extorsionan, y al que sacan los pies del plato lo matan. Así consiguió la primera minoría apretando y negociando" concluyó.

Así, el peso de los gobernadores no tendrá la relevancia que muchos anticipaban antes de las elecciones. Tanto los mandatarios del Norte como los del Centro, nucleados en Provincias Unidas, imaginaron la posibilidad de construir un espacio similar al centrão brasileño que funcionara como árbitro y les permitiera capitalizar las ventajas del toma y daca legislativo. No funcionó. En los últimos comicios la dinámica estuvo dominada por la polarización, y la nueva composición de la Cámara de Diputados refleja ese ordenamiento: dos bloques grandes —LLA con 95 escaños y el peronismo con 93— obligados a negociar para construir mayorías estables. El peso de los gobernadores equivale apenas a un tercio de la Cámara, reveló el politólogo Pablo Salinas. De todas formas su rol será clave durante el periodo extraordinario en el que el gobierno buscará sancionar el presupuesto y la Ley de "Inocencia Fiscal". En la Casa Rosada dan como un hecho la sanción de la "Ley de Leyes". "Los gobernadores van a preferir un mal presupuesto antes que un NO presupuesto" ironizó un funcionario con despacho en Balcarce 50 ante este diario.

Por su parte el peronismo deberá reordenarse y evitar su balcanización, uno de los planteos que Cristina Fernández de Kirchner expuso en su última carta pública. En ese marco, la última reunión de bloque definió la creación de una mesa de conducción que pueda contener a todos los actores. En esta nueva etapa, el peronismo exhibirá identidades muy marcadas, cuya convivencia ya generó discusiones intensas durante el armado de listas. Deberán articularse los sectores referenciados en la expresidenta con los diputados que responden a Axel Kicillof, junto con un massismo fortalecido que llega a la Cámara baja con 10 diputados propios incluído Sebastian Galmarini, su cuñado. A esto se suma la presencia de Juan Grabois, que no llegó solo a la Cámara y el regreso de espadas parlamentarias de peso como Agustín Rossi. La discusión quedó en suspenso hasta el próximo martes, cuando las partes vuelvan a reunirse.

Hasta ahora, la idea de conformar un interbloque en espejo con el funcionamiento del Senado fue descartada. También quedó vacante la vicepresidencia del bloque. Solo fueron revalidados Germán Martínez y Paula Penacca como secretario parlamentaria.

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