Quiero ganar la Tercera: Cristina Fernández de Kirchner juega en cancha chica

03.06.2025

Confirmó que disputará una región de Buenos Aires. Misma canción, mismo escenario, misma tribuna. Periodismo fan y peronismo mini. Es para vos, Axel Kicillof. 

Por Marcelo Falak

Tanto el anuncio como su puesta en escena fueron elocuentes sobre el modo elegido por Cristina Fernández de Kirchner para lidiar con los desafíos que le plantean Axel Kicillof y la compleja elección en la provincia de Buenos Aires que se se disputará el 7 de septiembre.

La confirmación de su candidatura a legisladora por la Tercera sección electoral, realizada este lunes por la noche en la zona de confort de C5N, fue ante todo un mensaje dirigido a la interna, un intento tajante de ponerla bajo control y, a la vez, una expresión del achicamiento de su concepción del peronismo.

El Mundial de CFK es hoy uno módico que, por el momento, no encuentra condiciones de medirse en la política grande y se jugará, con planteo defensivo, en la cancha chica bonaerense. "Quiero ganar la Tercera", podría haber cantado.

El vehículo mediático a cargo del conductor designado Gustavo Sylvestre, que le aseguró nada menos que ocho puntos de rating, fue eficaz para su propósito. No es que haya dejado de hablar de Javier Milei –"marginal de la política", lo definió–; de su modelo –de "derecha anti-Estado, muy cruel y un tanto esotérico"–; del crepuscular Mauricio Macri; del pronóstico reservado que impone la política oficial de atraso cambiario y endeudamiento; del modo de lidiar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en una nueva etapa –"sin dejar de pagar", aclaró– y hasta del cambio radical que la pandemia le imprimió a una sociedad cada vez más individualista. Sin embargo, su foco era otro: el fuego amigo. 

¿Podría haber elegido hablarle a una audiencia más amplia? Claro. De hecho, lo hizo ocasionalmente en el pasado, por ejemplo con Luis Novaresio y con Gerardo Rozín. De cualquier forma, la clave no está dada por quiénes se enterarán de lo que dijo, al fin y al cabo al alcance de cualquier persona interesada; lo central pasa por el hecho de que, tal vez, hoy no tenga una audiencia atenta fuera del núcleo duro. Ese, con todo, no es un problema privativo de ella en el peronismo.

CFK patea el avispero

"Sí, sí, sí. Voy a ser candidata a diputada bonaerense, tal como se dijo, por la Tercera Sección", confirmó CFK.

Al centrar la pelea en los partidos más populosos del sur del conurbano –La Matanza, entre otros también muy importantes– y en sus cinco millones de electores, el peronismo vuelve a su kilómetro cero, pero a la vez exhibe su encogimiento.

¿Seguirá su ejemplo, como un aliado, Sergio Massa en la Primera sección electoral –conurbano norte–, prácticamente tan populosa como la Tercera, pero políticamente menos confiable para el oficialismo peronista?

La movida de Cristina no sorprende como noticia en sí, ampliamente esperada, sino por su timing. Muchos esperaban que la expresidenta estirara la definición lo más posible, cerca del cierre de alianzas y listas del 9 y el 19 de julio, respectivamente, de modo de dar tiempo a que el peronismo bonaerense metabolizara sus diferencias y encontrara alguna fórmula de unidad.

Al contrario, pateó el tablero y, con eso, obliga a definirse a dos sectores cruciales con los que confronta en paralelo: por un lado, el kicillofismo y los intendentes más jugados a la idea de medir fuerzas –Jorge Ferraresi, Mario Secco–; por el otro, la Suprema Corte de Justicia.

Es para vos, Axel Kicillof

Al gobernador, lanzado plenamente al proyecto propio del Movimiento Derecho al Futuro, se le haría más complejo justificar una ruptura frente a la apelación de Cristina Kirchner a la unidad, aunque todos saben que el acuerdo se define tal como lo entienden La Jefa y La Cámpora.

¿Cómo podría explicar Kicillof un cisma si no plantea con ella diferencias en materia de pensamiento económico ni de ética pública, toda vez que defiende con ardor –acaso un último acto de lealtad– la idea de que es víctima de una persecución judicial?

El kicillofismo se debe el estribillo económico de la "nueva canción" prometida porque, sin eso, no hay forma de justificar una ruptura que no pase por el reconocimiento siempre incómodo de que la pelea es por listas y espacios de poder. Eso no significa que el gobernador necesariamente se allanará a las condiciones establecidas por su exjefa política, pero deberá lidiar con un conflicto más severo en su propio sector, entre conciliadores y rupturistas.

CFK y la Corte Suprema: la misma mochila

El otro foco de atención está en la Corte Suprema, por tradición poco afecta a establecer inhabilitaciones en medio de un proceso electoral, pero fuertemente presionada por los sectores más militantes del Círculo Rojo empresarial y hasta periodístico que la conminan a que rechace el recurso de CFK contra la sentencia de cámara en la causa "Vialidad".

Me quieren "presa o muerta, como dije siempre, pero eso no es algo que pueda condicionar las decisiones que hay que tomar", reiteró ella en la entrevista.

Algo interesante surge en este punto. Según dijo, en 2019 ella era la candidata más competitiva, al revés del mantra de Alberto Fernández de que "con Cristina no alcanza y sin Cristina no se puede". Así, siguió, su paso al costado respondió a la necesidad de dejar pedaleando en el aire a los impulsores de las denuncias de corrupción en su contra, particularmente en la causa "Vialidad", que es la misma que hoy amenaza con sacarla de la cancha. Entonces, ¿por qué el debate político sobre la corrupción, que era una mochila pesada para el peronismo hace seis años, no lo sería hoy?

Un desnudo cuidado de la interna con Axel Kicillof

CFK se cuidó de no atacar personalmente al gobernador y, de hecho, hasta evitó mencionarlo por su nombre, regla que ha impuesto como manual de estilo en el camporismo. Eso, con todo, no fue un gesto de cordialidad y, de hecho, no escatimó comentarios acerca de un supuesto amateurismo político en el entorno de su ex ministro favorito.

La exmandataria sigue cuestionando la decisión de separar los comicios bonaerenses de los nacionales, que, como ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires, "no es lo más aconsejable" para los oficialismos locales que se enfrentan a la Casa Rosada. Según dijo, Kicillof tomó esa decisión bajo la premisa equivocada de que La Libertad Avanza (LLA) y el PRO no irían juntos, como ocurrirá, en territorio bonaerense.

Ese error de diagnóstico debería ser corregido con un cambio de fecha, unificando todo en el 26 de octubre, sugirió, aunque se cuidó de no mostrarse demasiado asertiva. "Si dependiera de mí…", dijo. "Pero yo no le pediría jamás a ningún gobernante que cambiara una decisión", se cuidó. De hecho, semejante golpe de timón sería imposible de justificar ante la ciudadanía.

"Ahora ya está. Hay que poner el hombro para que el peronismo pueda hacer la mejor elección posible", se resignó.

Claro, hablar de "la mejor elección posible" no indica demasiada confianza en el triunfo y, al revés, da cuenta de cierta resignación. ¿Cuál sería entonces la hipótesis que salvaría, de cara a 2027, su visión del peronismo? La de un triunfo suyo en la Tercera, un aporte a nacionalizar la campaña en lugar de librar la compleja defensa de la gestión local en un contexto de motosierra. Si eso resultara decisivo para que un peronismo unificado obtuviera el primer lugar en el total provincial, se adjudicaría el mérito, pero, si no fuera así, la culpa recaería en el "error de diagnóstico" del gobernador. Esa visión dejaría a Kicillof inevitablemente herido. ¿Win-win para el camporismo? No necesariamente.

Primero, porque CFK no tiene asegurado el triunfo en la Tercera ni, por ahora, tampoco que la acompañe un peronismo sin fugas. Segundo y más importante, porque, si el resultado resultara adverso, ni ella ni él podrían lavarse las manos de un naufragio del peronismo en su "bastión" –concepto que reiteró varias veces– que no es producto de lo ocurrido en el último año y medio, sino que se vincula con una crisis que estalló junto con el Frente de Todos y el surgimiento de Milei.

El kicillofismo señala que saldría ganando al comenzar a construir un camino propio a 2027 desde la nada, incluso en un escenario de ruptura y hasta de derrota a manos de la derecha. Sin embargo, esa lectura podría ser válida puertas adentro, pero no necesariamente sería la que se impusiera como narrativa generalizada el día después. Como te ven te tratan.

CFK y el dilema de la unidad

Entonces, ¿unidad o cisma? Eso está por verse y habrá que seguir con atención la interna de la interna, esto es lo que tengan para decir quienes empujan a Kicillof a seguir un camino propio, en muchos casos intendentes que no quieren saber más nada con las imposiciones del camporismo en sus distritos. ¿Cómo resistirlas si CFK pone nombre y cuerpo en la Tercera?

La anunciada candidata reiteró su pedido de "dejar de lado las mezquindades y los egos" –un mensaje ácido– y se mostró como prenda de unidad, cosa que dijo haber demostrado en 2019, al consagrar como candidato a Fernández, responsabilidad de la que se hizo cargo, y en 2023, cuando aceptó el consenso de ir detrás de Massa.

Coherente con el pesimismo que trasluce sobre lo que viene, señaló que "no es que la unidad te permita ganar, pero si estás dividido seguro que perdés". La decisión, señala casi con un cartel luminoso, no depende de ella, sino de Kicillof.

El peronismo en su laberinto

El peronismo necesita romper el cascarón de su núcleo duro y no le sobran modos de hacerlo.

Los comicios de este año imponen una estrategia defensiva en el "bastión" y los de 2027 podrían suponer una tarea extremadamente difícil para un cristinismo desgastado y minoritario –para entonces, seguramente imposibilitado de competir con su principal figura– y también para un gobernador que transita caminos angostos. Nadie saldría ileso de una derrota sonora.

Da la impresión de que el peronismo sólo podría volver a ser si consiguiera enhebrar muchos aciertos propios y, sobre todo, la percepción popular de un fracaso del mileiato, que arrastraría consigo a toda la derecha pretendidamente moderada que ha decidido sacarse la careta y hacerle de furgón de cola.

Fuente:

https://www.letrap.com.ar/politica/quiero-ganar-la-tercera-cristina-fernandez-kirchner-juega-cancha-chica-n5416296