DIA DEL ABORIGEN

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Vamos a homenajear a los pueblos ancestrales del continente americano una vez más, ya que el pasado 19 de abril, se conmemoró el Día del aborigen americano declarado en oportunidad de la realización del primer congreso indigenista interamericano efectuado en 1940, en Michoacán México.
Por Mirtha Susana Rodríguez y Estela Casado
Y reivindicamos que en
nuestro país habitan más de 40 naciones indígenas originarias con más de 20
lenguas maternas vivas, con lo cual podemos decir que Argentina es
plurinacional.
Hemos hablado mucho en este espacio sobre varios de ellos y esta vez nos referiremos a una experiencia desarrollada por familias de la cultura Kichwa en Ecuador.

Cabe aclarar que en el país habitan 14 nacionalidades indígenas, la población Kichwa es la de mayor porcentaje (85,87 %) e incluye a cerca de 800.000 personas a nivel nacional. Se los ubica en la selva ecuatoriana, la cual se extiende desde las ramificaciones andinas hasta las tierras bajas amazónicas. Conocen las amenazas a su modo de vida y su territorio, una superficie que abarca más de un millón de hectáreas (2,5 millones de acres), ganada en 1992 tras la protesta de Pastaza para exigir los derechos sobre sus tierras.
Esas amenazas son las mismas que existen en otras partes de la Amazonía: incendios forestales, expansión de la ganadería, construcción de carreteras, tala ilegal y quema de bosques para hacer lugar a monocultivos, minería y extracción de petróleo y gas entre otras.
Hace más de 25 años Laura Santillán y Fernando Chimba fundaron una escuela ubicada en el barrio de San José de Monjas –Quito-. Se llama YACHAY WASI (que significa casa del saber o del conocimiento), el proyecto lo comenzaron tres familias ya que sus hijos debían escolarizarse muy lejos de sus domicilios y así fue creciendo. La peculiaridad es ser una unidad educativa intercultural y bilingüe, razón por la cual la enseñanza de esta escuela armoniza conocimientos ancestrales de la cultura propia de los indígenas originarios y nociones de la modernidad. Se propone defender la biodiversidad, típica del territorio ecuatoriano, fortaleciendo el encariñamiento con la madre tierra y las prácticas campesinas.
Por eso, la escuela cuenta con una Chacra, que no solamente es una huerta escolar. La tierra y sus frutos son el eje del calendario, agrofestivo andino, basado en los ciclos de la luna y del sol, que define/determina tantos los momentos de cultivación con sus rituales y celebraciones, como el programa escolar inspirado por los tiempos agrícolas de germinación, maduración y cosecha de las plantas.Además de la educación clásica, los niños aprenden y aplican diariamente los principios del sumak kawsay (el buen vivir), así le llaman, impartiendo valores como la humildad, el amor por la tradición y sus raíces culturales. Reciben a muchos voluntarios de todo el mundo (Italia, Alemania, Norte América, Guatemala…) y eso facilita la creación de un espacio dinámico y multicultural, donde los adultos y los niños aprenden el uno del otro, compartiendo las diferentes culturas y valores.
Fernando Chimba relata que además de los preceptos enunciados hay cuatro pilares fundamentales: Justicia lingüística-Justicia social-Justicia ecológica y Justicia espiritual pero todo tejido en la trama del anti-patriarcado, anti- extractivismo y anticolonialismo porque deben enfrentarse a las tres D:
DESHUMANIZACION-DESACRALIZACION Y DESCOMUNALIZACION
Los profesores en esa escuela además de ser idóneos en sus especialidades deben conocer si o si la cultura Kichwa y la Ciencia Andina. Enseñan además a cantar y tocar los tambores porque dice "siempre han acompañado la resistencia, convocando las luchas rituales y para celebrar los ciclos naturales de la madre tierra."

Una de sus hijas que es pedagoga y tiene una maestría en educación sobre derechos humanos manifiesta:
"Si hablamos de un mundo posible hay que trabajar con los niños, con la diversidad de infancias que son el semillero." Y continúa: "algo muy importante que le hace falta a la militancia, a los activismos en el mundo es: primero reconocer cuantas heridas nos atraviesan, tanto colectivas como individuales y hay una herida colonial muy profunda que nos separó de la tierra, por eso en nuestros pueblos originarios la conciencia "se cría", la conciencia social la enseñamos, la coherencia se cultiva, la rebeldía y la indignación, sino no se puede pensar en pedagogía para la justicia social. La memoria histórica te permite atravesar los momentos de dolor y resentimiento, parte de nuestra sabiduría ancestral es que no nos sabemos solos/as, el mundo hoy día tiene mucha soledad, en la cultura occidental nos enseñaron que la razón siempre subordina al sentimiento, entonces hay como un bagaje que le conviene al sistema, parte de nuestra función aquí es restaurar el sentipensar, el corazonar, a eso apostamos. Así, otro mundo aún es posible".
Creemos que estos honran la creación en todas sus manifestaciones y por eso nuestro gran respeto y admiración…….deberíamos aprender de ellos cada día más.
