30 años de H.I.J.O.S.: la potencia de enlazar lo personal y lo político

A tres décadas de la fundación de H.I.J.O.S., nos acercamos a la historia de una agrupación que se volvió protagonista indispensable de la democracia que supimos construir y defender. En un escenario donde las políticas de memoria están siendo vapuleadas y el negacionismo se manifiesta no solo en los discursos, sino también en el vaciamiento de instituciones, áreas y programas fundamentales, qué mejor que recuperar esta historia en la voz de quienes la hicieron posible.
Por Soledad Sgarella
Mariana Tello, Emiliano Fessia y Raúl González recuerdan cómo aquellos años transformaron sus vidas personales y, sin saberlo, también las nuestras. Esos jóvenes que estuvieron en los inicios de la organización, hoy son adultxs con una memoria que sigue siendo motor de acción, con mucho para decir y un legado para disputar el presente.
H.I.J.O.S. nació en un campamento en abril de 1995 en Córdoba, organizado por el Taller Julio Cortázar, un espacio de arte, contención y reflexión para hijos e hijas de víctimas del terrorismo de Estado. Coordinado por el médico pediatra Roger Becerra y equipo, el taller – que recibía fondos de Francia- logró reunir a jóvenes de distintos puntos del país.
De ese encuentro surgió algo más que la idea de un espacio común: nació la sigla H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio) y, con ella, la Red Nacional de agrupaciones, que se fueron conformando regionalmente a medida que cada grupo regresaba a su lugar de origen. En nuestra ciudad, las primeras reuniones se hicieron en el local de Familiares, en Laprida 520. "Eran muy masivas. Una locura. 80 personas discutiendo. Había distintas posturas: algunos buscaban contención, otros querían una organización con incidencia política", recuerda Raúl González. De ese debate fundacional surgió una manera de militar que dejaría huella.
Horizontalidad, afectos y la potencia de entrelazar lo personal y lo político
Mariana Tello se sumó a HIJOS a principios de 1997. Aunque ya conocía a muchxs hijxs de desaparecidxs, cuenta que llegar al espacio fue un proceso lleno de dudas. No sabía si estaba lista para abordar algo tan doloroso de manera colectiva. Pero cuando por fin se animó, sintió algo transformador.
Una de las primeras experiencias que la marcó fue participar en un Encuentro Nacional. Lo que había escuchado sobre la horizontalidad y el consenso no era solo un ideal: se practicaba de verdad. A las decisiones no las tomaban dos o tres voces con más experiencia. En H.I.J.O.S. se buscaba construir acuerdos colectivos, incluyendo a quienes recién llegaban. Esa dinámica, remarca, la enamoró. "Yo no quería nada verticalista", dice. Allí, Mariana conoció gente con la que pudo hablar de su historia con una naturalidad que hasta entonces no conocía. A veces, incluso sin necesidad de decir nada, se sentía escuchada y comprendida.
"Creo que a todos esa experiencia nos cambió la vida. Eso decíamos el otro día, cuando nos reunimos: fue el lugar donde realmente pudimos entrelazar lo personal y lo político de una manera muy hermosa".
Treinta años después, dice Tello, estamos viviendo un momento de gran regresión de la de las conquistas que tanto nos costaron. "Pero los discursos negacionistas y de apología de los crímenes de la dictadura no son nuevos, fueron la memoria oficial durante muchos años y una memoria oficial que logramos torcer. Lo hicimos con verdades que son irrefutables: la judicial y también la científica, como la que sostiene el Equipo Argentino de Antropología Forense, y es muy difícil relativizar la contundencia de eso".

Independencia política y una lectura crítica del presente
Raúl González entró a HIJOS meses después de aquel campamento, y fue parte activa en la conformación de la Red y del grupo en Córdoba. A poco de arrancar, se sumó a la comisión de escraches: "Tuvimos que aprender a rastrear militares, a ubicar domicilios, para hacer un trabajo en el barrio. Porque en ese momento todos los genocidas estaban libres. Y eso era un horror".
Frente a la falta de justicia institucional, nació la condena social. Con el tiempo, los escraches ayudaron a visibilizar los casos e impulsar nuevas causas judiciales. Luego, la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final durante el gobierno de Néstor Kirchner permitió avanzar en los juicios.
Raúl valora que la organización haya preservado su autonomía. A lo largo de estos 30 años, H.I.J.O.S. se mantuvo independiente de cualquier estructura partidaria. Aunque muchxs integrantes hayan decidido individualmente ser parte del Estado, como organización la independencia fue y sigue siendo una bandera irrenunciable. "Eso quiero que quede claro —señala—, porque hay gente malintencionada que dice que somos del kirchnerismo o de La Cámpora, y no es así".
Sobre el panorama actual en Córdoba, Raúl destaca las tensiones entre el discurso oficial y la práctica concreta. Por un lado, reconoce que el Gobierno provincial se ha desmarcado del negacionismo que expresa Milei. "Martín Llaryora, en persona, nos manifestó su apoyo y reivindicó a los 30.000", cuenta. Pero, por otro lado, señala que las políticas de memoria en la provincia están sostenidas con mucho esfuerzo y muy pocos recursos. Los sitios funcionan con contratos precarios, sueldos bajos y una planta inestable. Aun así, remarca que la situación en Córdoba es distinta a la de Buenos Aires, donde por ejemplo la ex ESMA está siendo vaciada.

Celebrar la lucha es también resistir
Emiliano Fessia llegó a H.I.J.O.S. en abril de 1996. Venía viendo volantes, con ganas de acercarse, pero también con muchos miedos. Lo que terminó de empujarlo fue escuchar a una compañera leer un texto en el acto del 24 de marzo. Fue ahí cuando supo que tenía que dar ese paso: "Entrar a H.I.J.O.S. fue sentir eso, el lugar en que te entienden y en el que uno elige también quedarse".
HIJOS le cambió la vida. Lo dice sin vueltas, como algo que lo marcó para siempre, y para bien, aclara. Ese espacio que lo cobijó en sus 19 años sigue siendo para él una forma de mirar el mundo.
Hoy, en medio de un contexto oscuro, donde se multiplican los discursos de odio, el individualismo y el desprecio por lo colectivo, Emiliano piensa que celebrar la vida, los vínculos y la lucha es también una forma de resistencia: "Para mí es poner foco y energía en los lugares vitales, donde se construyen cosas, donde se construyen miradas, donde con mucho esfuerzo, y más en estos tiempos, hacer algo compartiendo con los otros, otras, otres, sintiendo que no te tenés que cuidar todo el tiempo, es muy necesario".
Incluso dentro de los espacios populares y democráticos, Emi señala que "muchas veces la voluntad de poder hace que el poder se transforme, no en un medio para transformar las cosas y transformarnos, sino un fin en sí mismo, y ahí se vuelve todo mucho más hostil. Así que celebrar la vida y celebrar la lucha en tiempos de tantos egocentrismos, es una forma de resistencia para mí también".

Treinta años después: una conversación con esa juventud que parió HIJOS
Para cerrar este homenaje, les propusimos un ejercicio íntimo: ¿qué le dirían hoy a esa piba, a ese pibe que hace 30 años dio el paso de sumarse a H.I.J.O.S.? Las respuestas son un viaje hacia adentro. Un diálogo con esa juventud que empezó a armar una trinchera colectiva desde el amor, la valentía y la necesidad de justicia.
"Yo miro esa piba de hace 30 años y me parece una piba muy vital, muy dolida por el terrorismo de Estado, pero al mismo tiempo muy entramada en afectos totalmente fuertes y elegidos", dice Mariana Tello. "Muy enganchada con una construcción que era simplemente por saber que las cosas por las que estábamos peleando estaban bien. Así que le diría que siga por ahí, que todo va a estar bien. Y que incluso eso que nos parió, que fue un espanto, va a resurgir como una hermosa herramienta de lucha y de creatividad ante el horror".
Raúl González también vuelve sobre ese joven que fue. "Yo le diría a esos HIJOS de hace 30 años —a mí mismo, incluso— que qué fuerte fue la apuesta de trabajar desde la horizontalidad y el consenso. Qué bien que no caímos en tentaciones partidarias, que mantuvimos la independencia. También les diría que qué manera de luchar, qué impresionante lo que hicimos, qué fuerte que fue haberse organizado en diferentes áreas que lograron realmente cambiar este país, aun cuando el discurso de Milei o de Lemoine o Villarruel quieran reivindicar el terrorismo de Estado, yo creo que la sociedad no acepta eso. Lo votaron por cuestiones económicas, pero no lo votaron porque no quieren a los genocidas en la cárcel, no lo votaron porque quieren el punto final de las causas de la dictadura. Yo creo que en eso nosotros logramos algo que ellos ni siquiera se la esperaban".
Y Emiliano Fessia dice con la contundencia de la sencillez: "A ese pibe de 19 años, le doy muchas gracias. Eso: muchas gracias".
H.I.J.O.S. cumple 30. Su historia no es solo una página importante en la memoria colectiva: es una herencia viva, tejida en afecto, en justicia, en comunidad. Frente al cinismo y al individualismo, H.I.J.O.S. sigue siendo un faro encendido. Y esas pibas y pibes que hace 30 años decidieron organizarse, aún hoy nos enseñan cómo seguir andando.
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