“El desafío más grande del sistema científico es su propia subsistencia”

09.06.2025
(Cobertura Colaborativa @raicyt_ar)
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Desde despidos masivos y laboratorios paralizados hasta sueldos por debajo de la línea de pobreza y una fuga de cerebros que se acelera, el sistema científico de Argentina atraviesa una crisis sin precedentes. Investigadores denuncian un "cientificidio" por parte del Gobierno de Milei, y exigen condiciones de trabajo dignas ante una incertidumbre que puso en jaque la sostenibilidad de la comunidad científica.

Por Iñaki Rubio Mendoza 

En los 18 meses de gestión del presidente Javier Milei, el sistema de ciencia y tecnología de Argentina retrocedió casi un cuarto de siglo: la inversión cayó a niveles de la crisis de 2001, aproximándose, incluso, a cifras de la última dictadura cívico-militar.

El presupuesto sigue congelado desde 2023, los sueldos se desplomaron bruscamente y la falta de previsibilidad y las condiciones laborales insufribles desencadenaron una fuga de cerebros que recuerda demasiado a épocas del pasado reciente. Desde la comunidad científica alertan de un "cientificidio", y llaman a resistir y a preservar un sistema que, aseguran, es vital para el desarrollo del país.

"Todo esto fue abrupto, de un día para otro", dice la doctora Silvina Brussino, investigadora del CONICET y directora del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPSI). Los datos dan muestra de ello: de acuerdo con un reciente estudio del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia (CIICTI), la inversión estatal en ciencia y tecnología se redujo en 30 puntos porcentuales solo el año pasado, y expertos prevén que caerá otros 25 durante este año. Cuando Milei asumió, el gasto en ciencia del Producto Bruto Interior bajó de un 0,30% a un 0,21%, y anticipan que la cifra descenderá aún más, incumpliendo la ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.

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Parálisis y precariedad

"Ya no existe el Ministerio de Ciencia, y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, dependiente de esa entidad, está paralizada; que es la que se encarga de generar convocatorias y evaluar concursos", precisa Brussino.

El Gobierno había prometido en campaña el cierre del Conicet. Aunque no lo consiguió, el organismo se encuentra totalmente bloqueado: "Los cronogramas de trabajo, estadías en el extranjero, becas, convocatorias, todo quedó suspendido de repente. Nos costó comprender que la parálisis era la nueva realidad". Es el caso de 845 aspirantes cuyas incorporaciones han sido interrumpidas, a pesar de haber sido aprobadas en 2022.

Las decisiones de cortar el suministro de fondos hizo que los sueldos también cayeran en picado. Tal como muestra la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT), los salarios de investigadores del Conicet cayeron casi un 35%, y casi un 28% en el caso de les docentes de universidades nacionales. "La gran mayoría está por debajo de la línea de la pobreza", explica la investigadora.

Desde la red destacan que la ciencia nacional perdió a más de 4.148 profesionales desde el inicio del Gobierno libertario, debido a despidos, jubilaciones y al éxodo de científicos, principalmente; el personal total pasó de 75.051 a 70.903. La caída más grande se registró en el CONICET, que ya perdió 1.513 puestos de trabajo.

(Imagen: @raicyt_ar )
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Actividad científica en peligro

El doctor Sergio A. Dassie lleva 40 años dedicándose a la investigación científica, y asegura que la coyuntura actual es la más compleja que vivió. Es docente en la UNC, y también dirige el Instituto de Investigaciones en Físico Química de Córdoba (INFIQC), uno de los más grandes que el Conicet tiene en el país, con cerca de 240 trabajadores y trabajadoras.

"Hemos tenido que dejar de comprar herramientas y servicios; estamos haciendo ingeniería para poder elegir qué proyectos podemos hacer y cuáles no, algo que es irrisorio en la ciencia", cuenta. La situación es tan precaria, que incluso se están quedando sin dinero para mantener el equipamiento que utilizan en los laboratorios: "Tenemos un equipo muy especializado y muy caro de mantener; son escenarios extremadamente complejos, y es muy difícil gestionar y asegurar que los trabajadores tengan condiciones dignas".

El Gobierno, además, lejos de retractarse, continúa tirando más leña al fuego con su permanente campaña de hostigamiento hacia el personal científico. "Hubo ataques violentos a investigadores en Mendoza, La Plata, Buenos Aires", denuncia Brussino. A su vez, la docente denuncia que la posibilidad de diálogo con el Gobierno es inexistente, y afirma que es una realidad impensable en una democracia. "Tampoco hay respuesta a los innumerables pedidos de información realizados; no estamos acostumbradas que en una democracia no haya ni siquiera chance de dialogar".

(Cobertura Colaborativa @raicyt_ar)
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Consecuencias del vaciamiento

Este escenario generó una incertidumbre que, en opinión de Dassie, resulta ser el efecto más devastador del vaciamiento de la ciencia nacional.

"Necesitamos un sistema previsible que contenga a las personas y las cuide. Yo tengo que poder proyectar mi vida y mi carrera de aquí a 10 o 15 años, pero en esta situación es imposible. Hoy, la probabilidad de que el sistema científico exista o deje de hacerlo es la misma; no tener forma de proyectarte ni en lo personal ni en lo institucional genera desazón y desgaste".

Y añade que las consecuencias más graves están todavía por llegar: "El impacto real de estas políticas lo veremos dentro de unos años".

No obstante, las secuelas empiezan a ser palpables. "Les cientifiques necesitan sueldo para comer, tienen necesidades primarias; por mucho amor que le tengan a la ciencia argentina, se ven obligades a ir al extranjero a buscarse la vida; la fuga de cerebros se está acentuando", dice el científico.

Para Brussino, lo que está ocurriendo es un cientificidio: "Hay becaries doctorales que no van a poder finalizar sus tesis; no solo son investigaciones truncadas, sino trayectorias académicas sin un cierre. Muchos colegas están renunciando; algunos se van al extranjero y otros huyen al sector privado". A juicio de la psicóloga, la situación también impacta en el sistema de formación superior de las universidades: "Se venía haciendo un gran trabajo promoviendo vocaciones científicas, pero ante este panorama tan difícil e incierto, para las jóvenes ya no es una opción viable".

(Imagen: Cobertura Colaborativa @raicyt_ar )
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Un eterno retorno

Silvina Brussino siempre sintió una profunda vocación por la psicología, y fue esa convicción la que la llevó a iniciar un doctorado en la década del 90. Por aquellos años, Argentina atravesaba la crisis del 'efecto tequila', una recesión económica de impacto regional que golpeó con fuerza a la provincia de Córdoba. Como sucede en la actualidad, muchos científicos vieron sus carreras interrumpidas: "No pude terminar mi formación doctoral en España debido a la crisis; solo me quedó pendiente la tesis, pero tuve que regresarme porque el Gobierno de Córdoba no pudo continuar financiando mi estadía". La académica cuenta que entonces la actividad docente tampoco alcanzaba para vivir, y muchos se veían obligados a pluriemplearse bajo unas jornadas laborales agotadoras.

Es evidente el paralelismo entre las políticas de ajuste de los '90 y el actual vaciamiento de la ciencia, pero, esta vez, hay algo que es diferente para Brussino: "En los '90 hubo recortes y demás, pero no fue tan abrupto como ahora. Además, se combina con contextos de mucha violencia institucional, algo que no sucedía entonces. Es una circunstancia en la que nunca creíste que podría volver". La situación es de incertidumbre, angustia y tristeza, cuenta, sobre todo, para los más jóvenes: "Mi trayectoria es más avanzada, pero para la gente joven el impacto es mayor; hay historias de vida que se ven modificadas".

(Imagen: @raicyt_ar )
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Organización y resistencia en tiempos de ajuste

Brussino realiza un trabajo arduo de resistencia para que las instituciones no desaparezcan y las personas de su equipo puedan sostenerse, aunque sea "realmente complicado". El grupo de psicología política que dirige se dedica a investigar el panorama político actual y la legitimidad de las instituciones democráticas, por lo que lamenta no podrá obtener apoyo financiero: "No hay perspectivas para nuestros campos de trabajo". Esa es la razón por la que actualmente se encuentra en España: "Mi vida está orientada básicamente a la resistencia, y por eso me vine a Madrid, visitando a grupos de investigación en busca de apoyos; hoy por hoy, la única forma de poder sostener a mi equipo de psicología política de Argentina es con ayuda de grupos externos".

Precisamente, para resistir al embate reaccionario, varies cientifiques se organizaron y crearon la plataforma Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología de Argentina (RAICYT). "Trabajamos básicamente para resistir; presentamos reclamos, tratamos de visibilizar la situación, generar acciones", dice Brussino. Dassie también forma parte de la red, y hace hincapié en la alianza entre las universidades y el sistema científico, que a menudo van de la mano, como es el caso de su equipo de investigación: "Las universidades también pasan por las mismas dificultades, pero tienen una ventaja; la educación tiene todavía un rol social muy fuerte, y muestra de ello es la marcha federal universitaria que se llevó a cabo el año pasado en todo el país, en defensa de la educación pública".

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Desafíos y perspectivas

En cuanto al futuro, el académico es pesimista. "El sistema de ciencia y técnica de este país sube y baja abruptamente cada cierto tiempo, con muy pocas mesetas, cuando debería de ser siempre estable. Ahora estamos sumidos en un valle que parece ser bastante profundo". Asimismo, insiste en que el verdadero meollo del conflicto radica en la previsibilidad del sistema: "El desafío más grande que tenemos es conocer el Plan de Ciencia y Técnica que tiene el Gobierno nacional; es muy difícil gestionar si uno no tiene claro cuál es el horizonte. Hay una cantidad de preguntas que no tienen respuesta". Aunque mantiene una mínima expectativa de mejora: "Esperemos que el Gobierno no siga deteriorando el sistema y sea claro en las acciones que tomará".

Brussino tampoco se muestra muy esperanzadora: "Mis perspectivas no son buenas; costó años construir todo el sistema científico, y bastó uno y medio para que una sola persona llevara al sistema al borde del abismo. El desafío más grande es su propia subsistencia".

También ve necesaria una autocrítica por parte de la comunidad científica: "Cuando las necesidades cada vez son más básicas y sustantivas, para mucha gente la ciencia no es una prioridad, pero tenemos que salir más de los institutos y demostrar la importancia que tiene el desarrollo científico para el crecimiento del país, pues la ciencia no tiene otro objetivo que mejorar la calidad de vida de las personas".