“Feliz Navidad, ¿Para quién?”

Los sacerdotes católicos que trabajan en medios populares emitieron un documento con ocasión del tiempo religioso del Adviento en el que hablan de la esperanza, pero "sin dar la espalda a la historia y cerrar los ojos a la realidad".
Los Curas en la Opción por las y los Pobres (COPP), sacerdotes católicos que trabajan en sectores populares, emitieron un documento en el que pidieron "no dar la espalada a la realidad". El texto es a modo de reflexión con motivo del tiempo del Adviento, que en la liturgia católica es preparación para la Navidad, y pidieron preparar los caminos para "enderezar los senderos" para que Jesús se sienta en casa en la Navidad.
"En la Iglesia católica romana- dicen los COPP-, el tiempo de Adviento es tiempo de esperanza. Tiempo de preparar la venida de Jesús que celebraremos en la Navidad". Pero advierten que "esperar" no es "una actitud pasiva, de inacción y pietismo" sino que "es tiempo activo, dinámico y militante". Porque -agregan- "no es dar la espalda a la historia y cerrar los ojos a la realidad" sino que es "preparar el camino", "enderezar los senderos" y "es hacer todo lo posible para que Aquel que viene, al llegar, 'se sienta en casa' ".
Se preguntan los curas si "¿se sentiría en casa Jesús si ve a sus hermanos y hermanas indiferentes ante el dolor y la injusticia, la mentira y la violencia que padecen millones?". O si "se sentiría en casa si ve– a pesar de los mentirosos números oficiales – la pobreza creciente, la falta de trabajo, de salud, de alegría de sus amigos?".
En otro párrafo se hace referencia a los "jubilados apaleados, los maestros despreciados, la salud pública negada, los derechos conculcados" y se preguntan cómo se sentiría Jesús si ve que "los que nos llamamos sus hermanos o hermanas vivimos un individualismo exasperante, un 'no te metas' o, un regreso del 'algo habrán hecho'?".
En el documento también se hace mención a cómo se sentiría Jesús si advirtiese que "se niega la violencia de la dictadura cívico militar con bendición eclesiástica y que la política de Derechos Humanos es boicoteada y negada, que la Memoria, la Verdad y la Justicia están ausentes, o que las Fuerzas Armadas no aparecen subordinadas al poder político' ".
Se preguntan los COPP "¿Cómo actuaría Jesús al ver que en nombre de la libertad se atenta contra la libertad verdadera, porque es sólo libertad de los poderosos y la esclavitud con nuevos modos aparece en el horizonte?" y "¿si mirando a sus preferidos con discapacidad se encontrara con que la corrupción y los sobornos, que se revelan en cuadernos reales, les complican el acceso a sus medicamentos?".
Siguiendo con sus interrogantes los sacerdotes se preguntan "¿cómo le diríamos a Jesús que se nos invita a odiar más, que se insulta y agrede y que la política, que debiera ser un modo excelso de caridad, se ha convertido en clientelismo, mentira y avasallamiento?" y "¿cómo podríamos explicarle a Jesús que se apoya un genocidio en el extranjero, se aplaude la tortura y se rompe con la fraternidad de los históricos pueblos vecinos y hermanos?" y si "¿le contaríamos de la escandalosa compra de armas que nos recuerda los peores momentos de nuestra historia reciente?"
Se preguntan finalmente los COPP que "el Dios que entra en nuestra historia, haciéndose pobre, se hace uno de nosotros y nosotras y toma partido por los insignificantes y a quien celebraremos en la Navidad desde los pobres y envuelto en pañales ¿sonreirá en el encuentro con sus hermanas y hermanos o llorará en soledad la indiferencia?". Y si en lugar de un pesebre, "¿hubiera nacido en una patera en el Mediterráneo, en un comedor del Conurbano o en medio de las guerras silenciadas en el África subsahariana? ¿Lo iríamos a abrazar?"
El texto termina diciendo que nos preparamos para decir "¡feliz Navidad!, pero –como dijeran nuestros hermanos mayores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en 1968– 'Feliz Navidad, ¿para quién?' ".
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